Por
Pedro Pablo Peñaloza.-
El presidente Nicolás Maduro ratificó el 8 de julio de 2014 a Rafael Ramírez como el mandamás de la economía venezolana. “No se va Rafael Ramírez. Rafael Ramírez se queda, porque él es el líder del gabinete económico, del equipo económico, y el objetivo es destruirlo porque saben que nuestra estrategia es correcta”, declaró enfático. Menos de dos meses después, el 3 de septiembre, Maduro removía a Ramírez del gabinete económico.
Ramírez abandonaba un puesto, pero se hacía con otro de gran importancia: la Cancillería de la República. De allí saltó Maduro a Miraflores, advertían los expertos. “No fue que a Ramírez lo sacaron de la todopoderosa Pdvsa para convertirlo en un figurón de palo. No, le están dando un área sumamente importante”, aseguró en caliente el secretario general de AD, Henry Ramos Allup, rechazando los “análisis simplistas” de aquellos que interpretaban este movimiento como la defenestración del antiguo zar petrolero. Tres meses después, el 26 de diciembre, Maduro retiraba a Ramírez del tren Ejecutivo.
Los casos de Ramírez y Miguel Rodríguez Torres merecen un análisis. El primero era el jefe de la economía. El segundo, el responsable de combatir la delincuencia. Dinero y seguridad, las principales inquietudes de los venezolanos. De un día para otro, luego de llenarlos de elogios y ratificarlos por enésima vez, Maduro los borró de sus cargos sin ofrecer mayores explicaciones al país. Si todo iba tan bien, ¿qué pasó? Maduro prometió que en 15 días reenganchaba a Rodríguez Torres. Ayer, vía Twitter, el mayor general trinó que retomaba sus labores como instructor de la Academia Militar del Ejército. Agradeció a Dios. Y Dios proveerá.
Ramírez no quedó en el aire. Ni se puso a dar clases. Es ahora el embajador de Venezuela ante Naciones Unidas. Maduro justificó la designación recordando que la revolución ocuparía una silla en el Consejo de Seguridad. “Vamos con la visión bolivariana de Chávez a cumplir nuestra tarea de defender el derecho a la paz”, dijo. Lo mismo cabe para Chad, Nueva Zelandia y los otros siete que no son miembros permanentes ni tienen derecho de veto en esa instancia. Ramírez no podrá frenar la próxima invasión imperial.
Mientras Ramírez está en Nueva York, Maduro emprende una cruzada contra la corrupción. La PDVSA roja rojita, al parecer, también es una caja negra negrita. La prensa informaba el lunes que el Sebin detuvo a José Luis Parada, gerente general de Pdvsa Occidente. Tres días antes la noticia era la captura de la directora de Mercado Interno del Ministerio de Petróleo y Minería, Gladys Parada. No era el paro, eran los Parada.
La página web Poderopedia ofrece un perfil de José Luis Parada. “Es ingeniero mecánico egresado de la Universidad de Los Andes en el año 1989, fecha, carrera e institución que coinciden con las de Rafael Ramírez (…) En noviembre de 2009, Parada fue detenido por la Disip junto a tres gerentes de Pdvsa por corrupción y extorsión (…) En 2013, empleados de Pdvsa en el estado Anzoátegui denunciaron a Parada por presuntos actos de corrupción en contrataciones a nombre de la estatal petrolera con empresas extranjeras”. Siempre había salido ileso. Hasta ahora.
¿Qué pensará Ramírez de las investigaciones abiertas por el Sebin contra sus antiguos subalternos? ¿Cómo podían salir diariamente de contrabando el equivalente a 100 mil barriles de derivados del petróleo venezolano sin que en PDVSA nadie se diera cuenta? ¿En qué parará la averiguación que arrancó por los Parada? ¿Ramírez podría colaborar con las pesquisas? Hace frío en la Gran Manzana.
Un capitán de corbeta señala al presidente de la Asamblea Nacional y primer vicepresidente del PSUV. Lo acusa – según la prensa- de estar vinculado con un supuesto “cartel de los soles”. El sábado, en una sesión especial de la AN, el gobernador Ramón Rodríguez Chacín otorgó a Cabello la condecoración “Sol del llano guariqueño”. En serio.
Después del ataque contra Cabello, el chavismo incendió Twitter. Se multiplicaron las etiquetas en respaldo al vilipendiado. #DiosdadoesRevolución. #ApoyoTotalaDiosdado. Todos quieren a Cabello. Pero, quién quiere a Ramírez.
El presidente Nicolás Maduro ratificó el 8 de julio de 2014 a Rafael Ramírez como el mandamás de la economía venezolana. “No se va Rafael Ramírez. Rafael Ramírez se queda, porque él es el líder del gabinete económico, del equipo económico, y el objetivo es destruirlo porque saben que nuestra estrategia es correcta”, declaró enfático. Menos de dos meses después, el 3 de septiembre, Maduro removía a Ramírez del gabinete económico.
Ramírez abandonaba un puesto, pero se hacía con otro de gran importancia: la Cancillería de la República. De allí saltó Maduro a Miraflores, advertían los expertos. “No fue que a Ramírez lo sacaron de la todopoderosa Pdvsa para convertirlo en un figurón de palo. No, le están dando un área sumamente importante”, aseguró en caliente el secretario general de AD, Henry Ramos Allup, rechazando los “análisis simplistas” de aquellos que interpretaban este movimiento como la defenestración del antiguo zar petrolero. Tres meses después, el 26 de diciembre, Maduro retiraba a Ramírez del tren Ejecutivo.
Los casos de Ramírez y Miguel Rodríguez Torres merecen un análisis. El primero era el jefe de la economía. El segundo, el responsable de combatir la delincuencia. Dinero y seguridad, las principales inquietudes de los venezolanos. De un día para otro, luego de llenarlos de elogios y ratificarlos por enésima vez, Maduro los borró de sus cargos sin ofrecer mayores explicaciones al país. Si todo iba tan bien, ¿qué pasó? Maduro prometió que en 15 días reenganchaba a Rodríguez Torres. Ayer, vía Twitter, el mayor general trinó que retomaba sus labores como instructor de la Academia Militar del Ejército. Agradeció a Dios. Y Dios proveerá.
Ramírez no quedó en el aire. Ni se puso a dar clases. Es ahora el embajador de Venezuela ante Naciones Unidas. Maduro justificó la designación recordando que la revolución ocuparía una silla en el Consejo de Seguridad. “Vamos con la visión bolivariana de Chávez a cumplir nuestra tarea de defender el derecho a la paz”, dijo. Lo mismo cabe para Chad, Nueva Zelandia y los otros siete que no son miembros permanentes ni tienen derecho de veto en esa instancia. Ramírez no podrá frenar la próxima invasión imperial.
Mientras Ramírez está en Nueva York, Maduro emprende una cruzada contra la corrupción. La PDVSA roja rojita, al parecer, también es una caja negra negrita. La prensa informaba el lunes que el Sebin detuvo a José Luis Parada, gerente general de Pdvsa Occidente. Tres días antes la noticia era la captura de la directora de Mercado Interno del Ministerio de Petróleo y Minería, Gladys Parada. No era el paro, eran los Parada.
La página web Poderopedia ofrece un perfil de José Luis Parada. “Es ingeniero mecánico egresado de la Universidad de Los Andes en el año 1989, fecha, carrera e institución que coinciden con las de Rafael Ramírez (…) En noviembre de 2009, Parada fue detenido por la Disip junto a tres gerentes de Pdvsa por corrupción y extorsión (…) En 2013, empleados de Pdvsa en el estado Anzoátegui denunciaron a Parada por presuntos actos de corrupción en contrataciones a nombre de la estatal petrolera con empresas extranjeras”. Siempre había salido ileso. Hasta ahora.
¿Qué pensará Ramírez de las investigaciones abiertas por el Sebin contra sus antiguos subalternos? ¿Cómo podían salir diariamente de contrabando el equivalente a 100 mil barriles de derivados del petróleo venezolano sin que en PDVSA nadie se diera cuenta? ¿En qué parará la averiguación que arrancó por los Parada? ¿Ramírez podría colaborar con las pesquisas? Hace frío en la Gran Manzana.
Un capitán de corbeta señala al presidente de la Asamblea Nacional y primer vicepresidente del PSUV. Lo acusa – según la prensa- de estar vinculado con un supuesto “cartel de los soles”. El sábado, en una sesión especial de la AN, el gobernador Ramón Rodríguez Chacín otorgó a Cabello la condecoración “Sol del llano guariqueño”. En serio.
Después del ataque contra Cabello, el chavismo incendió Twitter. Se multiplicaron las etiquetas en respaldo al vilipendiado. #DiosdadoesRevolución. #ApoyoTotalaDiosdado. Todos quieren a Cabello. Pero, quién quiere a Ramírez.
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