Luis José Semprum
Brasil está de fiesta. La Cámara de Diputados, con la presencia del pueblo en las calles, decidió el domingo en la noche enjuiciar a Dilma Rousseff. La sesión del “Impeachment” se transmitió en vivo, hasta cada rincón del país. La gente pudo observar en pantallas gigantes el voto de cada diputado, y celebraban en grande cada vez que decían “Sim”.
Ese evento maravilloso que experimentaron los brasileños también lo podemos vivir nosotros en los próximos días. Solo hace falta que la Asamblea Nacional, dominada mayoritariamente por la oposición, decida remover a Nicolás Maduro, por no haber presentado las pruebas de ser “venezolano por nacimiento y sin otra nacionalidad”.
Maduro nunca podrá presentar estas pruebas, aunque la Directiva de la AN se lo exigió por escrito el pasado 12 de abril; porque él nació en Colombia, su madre es comprobadamente colombiana y su padre no tiene partida de nacimiento venezolana. O sea que Maduro tiene una sola nacionalidad: la colombiana.
Debemos exigirles a nuestros diputados que lleven pronto a la plenaria el asunto de la nacionalidad de Maduro, y que voten uno por uno en voz alta, así como hicieron en Brasil, para removerlo del cargo de Presidente de la República, por incumplir con los artículos 41 y 227 de la Constitución.
No es un sueño, es una realidad al alcance de la mano. Solo requiere que nuestros diputados se atrevan a hacer historia. ¿Por qué embarcarnos en proyectos largos y complicados, como la enmienda y el revocatorio, si podemos recurrir al “Impeachment” en cuestión de días?
@LuisSemprumH
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