Saturday, April 2, 2016

Un siglo bajo sombra de médanos

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Alberto Jordán Hernández

“La gente quería que este hombre fuera suyo y él se dejaba querer y sufría con los que sufrían y casi también marinero para poder gozar de cada cuento y todo sobresalto como traían los pescadores después de la navegación”. Es la voz de Luis Alfonso Bueno un poeta, como lo fue quien el 3 de junio cumplirá un siglo de nacido, que además de las cualidades descritas fue fundamentalmente maestro que se afamó como músico y compositor.
Tratamos de Rafael Sánchez López, quien a los 17 años, terminada su primaria, funda su propia escuela en Puerto de La Vela de Coro, su pueblo natal. También ejerce como Maestro en el Colegio “Sucre”, dirigido por América de Triana, en Coro, donde comienza a cursar la normal en el Instituto “Luis Espelozin”, que conducía Lorenzo Febres Paredes. Igualmente en La Vela fue maestro de tercero y cuarto grado en la Escuela Federal Graduada José Ladislao Andara, de la cual nombraron director en 1943.
Consustanciado con la educación presidió en su pueblo la subseccional de la Federación Venezolana de Maestros (FVM). Como delegado participó en la Convención del gremio en Coro en 1943 y en 1946 en la Regional del Magisterio de Occidente, reunida en Valera, Trujillo.
“La FVM, había ganado con él un conductor más, para el trabajo de la provincia tan necesitada de dirigentes capaces y emprendedores. Y el pueblo iba a contar con la madurez ideológica de un recio luchador, surgida de su propia entraña y pleno de consecuencia hacia los anhelos de su clase, la cual sirvió con entera lealtad” –testimonió Feijoo Colomine Solarte, a quien sucedió en la dirección de la Escuela.
“Daba cauce a su irrevocable vocación de músico y de poeta de fina sensibilidad artística” dejó escrito Ernesto Silva Tellería, su “compañero de luchas y de ideales”; porque Rafuche, como afectivamente se le conocía, se hizo militante del entonces recién instaurado Partido Comunista. Y fundó el primer sindicato de pescadores de La Vela.
Con la aparición de Radio Coro en 1937, surgía el compositor musical. Se presentaba los domingos al mediodía, con su Sexteto Veleño. Debuta con vocalización de Granada, que compuso Agustín Lara para ser cantada por El Tenor de las Américas, Pedro Vargas.
De la creación de Rafuche salieron los valses: Sombra en los médanos, Crepúsculo coriano, Tu Mano con letra de César Arteaga Castro; los merengues Estampa Matinal y Guitarra compañera fiel; el bolero-son Crisol de Amor; las canciones Tejiendo, Noche azul y La leyenda del cují (escolar).
“Melodías de alta gracia, de ingenuidad suma y de un sentir que no es oro del lar que da la vida y su vida, bajo el signo de las más caras visiones y horizontes intocados por el áspid terreno de la vanidad”, opinó el musicólogo Rházes Hernández López.
La inmolación de Rafuche la cuenta el poeta-periodista José Rafael Flores, quien fuera su alumno: “andaba emparrandado desde el once de diciembre por la noche, víspera de la fiesta de La Guadalupe en el vallecito de El Carrizal; libaba para disipar las penas que laceraban el espíritu”.
Amaneciendo el 16 de diciembre de 1946, mientras repicaban campanas de la iglesia de Nuestra Señora del Carmen convocando para la navideña Misa de Aguinaldo, expiraba después de ingerir cianuro en el laboratorio clínico de la Escuela.
Tal como decretaron en 1989 el Día Regional de la Canción Popular, en el siglo de su natalicio deberían declarar homenaje al autor del segundo himno de Falcón hasta los 70 de su ida el 16 de diciembre.
Al MARGEN. Apátrida nos acusan los narcotraficantes e ideólogos de la revolución. Pero ni siquiera estamos en capacidad para viajar al pueblo más cercano.

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