CÉSAR MIGUEL RONDÓN
21 DE SEPTIEMBRE 2016 - 12:10 AM
Es rara y terrible la sensación de estar en medio de un desierto, apenas guarecido por lo que queda de lo que alguna vez fue un generoso caserón y que devino penosamente en destartalado rancho de tablas, cartón y un pedazo de zinc. Ver que se han caído las paredes, el techo y que solo nos quedan la intemperie y la desgracia. ¿Por qué pinto esta imagen? Porque es la única que me viene a la cabeza luego de leer: “Nueve neonatos fallecieron en doce días en el Hospital Jesús Maria Casal de Acarigua, estado Portuguesa. La causa de muerte en todos es la misma, una sepsis neonatal por la contaminación del retén. El especialista en ginecobstetricia Carlos Casal explicó que el retén no tiene aire acondicionado, necesario para mantener a raya las bacterias y donde están los bebes prematuros o con alguna condición especial, y por ende con menor resistencia a las bacterias”.
Nueve neonatos fallecen. Pero esta noticia, por frecuente, deja de serlo. Y, además, qué importa. Nada importa en el alto poder. Un equipo de fútbol, Trujillanos FC, es humillado en el terreno de juego en Maturín, pero la verdadera humillación vendría después cuando, en plena carretera, los secuestran en Boca de Uchire. Seis delincuentes fuertemente armados les roban hasta los balones. Otra noticia más, exagerada pero recurrente, que tampoco importa. La inseguridad en las carreteras del país es legendaria en el continente.
A todas estas, dice el ministro Del Pino, en nombre del gobierno, que “el canje de bonos de Pdvsa garantiza mayor rendimiento”. El diario El Mundo, oficialista, titula: “Canje se hace atractivo para los grandes inversionistas”. Pero un diario como Panorama, no precisamente adverso a la línea gubernamental, desmiente: “Las condiciones del bono no apetecen a los mercados. Cupón para vencimiento de este año es el mismo”. Y reseñan que Standard & Poor’s ha rebajado la certificación de los bonos: “La agencia de calificación de riesgos Standard & Poor’s dijo ayer que rebajó la calificación de la deuda de Pdvsa a grado CC con un panorama negativo, luego de que la firma anunciara una propuesta de canjear bonos que vencen en 2017 por un valor de 7.100 millones de dólares. La compañía ha enfatizado en que la oferta de canje es voluntaria, pero la agencia dijo que, dadas sus condiciones, si la operación se lleva a cabo significaría un incumplimiento de sus compromisos”.
Al respecto, la economista Tamara Herrera explica: “Cuando te pasan a ese nivel, cuando te bajan de CCC a CC, se habla de ‘default inminente’, o sea alta probabilidad de que incumplirás algunas de tus obligaciones”. Y añade: “A mi modo de ver, la materialización de un default expresaría la llegada a una situación caótica (casi inimaginable) como consecuencia de la lucha por la supervivencia política a costa de la destrucción de la industria petrolera”.
¿Importará acaso esta noticia? A lo mejor, tampoco. Una noticia más, en definitiva. Ya ni siquiera la gallinita de los huevos de oro tiene importancia, se quedó sin dolientes.
Tanto pelear por la presidencia del Mercosur, y los cancilleres de los cuatro países fundadores le dicen a Delcy Rodríguez –como Héctor Lavoe en su guaracha–: “No te me vistas porque no vas”, y ni siquiera la convocan a la reunión. Venezuela, pues, queda por fuera. Total, qué importa el fracaso en el Mercosur después del fracaso en la Cumbre de los No Alineados. Podrían cerrar la Casa Amarilla.
Y, a todas estas, el Consejo Nacional Electoral que no deja de jugar con la paciencia y la dignidad de los venezolanos. Leo en El Informador de Barquisimeto: “Luego de una reunión que comenzó con tres horas de retraso, pasadas las 8:00 de la noche de este lunes, la directiva del Consejo Nacional Electoral decidió continuar hoy la discusión sobre las condiciones para la recolección de las firmas del 20% de los electores que permita activar el referéndum revocatorio presidencial. La distribución y asignación de los centros de votación donde deben acudir los votantes fue uno de los temas que habría ‘trancado el juego”. Es decir, ayer tampoco hubo decisión. Y recordemos que las rectoras nos la deben desde el viernes, cuando no se reunieron porque se sintieron amenazadas, tan frágiles ellas. Pero qué importan los días.
“Existe la nefasta posibilidad de que el CNE termine con sus manos manchadas de sangre”. Frase tan fuerte, tan gruesa, es de Jesús Torrealba, secretario ejecutivo de la Mesa de la Unidad Democrática. Advierte que “el ente comicial puede desatar un intenso periodo de lucha para preservar el derecho de salir de la crisis en paz y a través del voto”.
¿Qué decir ante tanto? ¿Qué decir ante tanta indiferencia, tanta impotencia? ¿Qué decir cuando ya nada importa? Quedamos en el desierto. A la intemperie. Se nos cayó completo el rancho y nadie a la vista para darnos una mano. Pero qué importa, todo para que Nicolás Maduro siga en el poder.
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