MARÍA TERESA ROMERO | EL UNIVERSAL
miércoles 6 de junio de 2012 12:00 AM
Los únicos que apoyan la amenaza de Hugo Chávez de salirse de la CIDH son los de la ALBA. De resto, ha producido numerosos cuestionamientos nacionales e internacionales por su carácter violatorio a la Constitución Nacional y a los derechos fundamentales de los venezolanos. Desde el exterior, además de varios gobiernos, se han pronunciado importantes organismos. La resolución del Parlamento Europeo del pasado 24 de mayo fue contundente: lamentó las decisiones de los poderes Legislativo y Judicial de Venezuela de apoyar el intento presidencial de retirar al país de la CIDH, "lo que pone de manifiesto el incumplimiento del principio de separación de poderes en dicho país y su absoluta sumisión a las decisiones políticas del Presidente"; solicitó al gobierno que cumpla las convenciones y cartas internacionales de las que Venezuela es signataria; y alertó que una posible salida de la CIDH conduciría a un aislamiento de Venezuela y a un mayor deterioro de "su historial" en derechos humanos.
Los de la ALBA han ido más allá del apoyo a Chávez; han emprendido una ofensiva en diversos foros regionales para debilitar a la CIDH. El ecuatoriano de Rafael Correa encabeza la propuesta de creación de un organismo de derechos humanos dentro de la Unasur, ente que no contempla la protección de esos derechos en su Tratado y cuya secretaría general pasará pronto a manos de Alí Rodríguez Araque, hombre clave del chavismo.
En la recién culminada Asamblea de la OEA en Cochabamba, el anfitrión y demás de la ALBA volvieron arremeter en contra de la CIDH y haciendo llave con el inefable Insulza, secundaron el informe para reformarla, que ha contado con el rechazo de otros miembros de la OEA y numerosas ONGs por sus efectos nocivos y debilitantes a la Comisión.
En la cita boliviana no lograron su objetivo pero los de la ALBA continuarán su lucha contra la OEA y sus instituciones. La buena noticia es que, abierta o subrepticiamente, seguirán siendo contrarrestados por los demócratas del continente.
Los de la ALBA han ido más allá del apoyo a Chávez; han emprendido una ofensiva en diversos foros regionales para debilitar a la CIDH. El ecuatoriano de Rafael Correa encabeza la propuesta de creación de un organismo de derechos humanos dentro de la Unasur, ente que no contempla la protección de esos derechos en su Tratado y cuya secretaría general pasará pronto a manos de Alí Rodríguez Araque, hombre clave del chavismo.
En la recién culminada Asamblea de la OEA en Cochabamba, el anfitrión y demás de la ALBA volvieron arremeter en contra de la CIDH y haciendo llave con el inefable Insulza, secundaron el informe para reformarla, que ha contado con el rechazo de otros miembros de la OEA y numerosas ONGs por sus efectos nocivos y debilitantes a la Comisión.
En la cita boliviana no lograron su objetivo pero los de la ALBA continuarán su lucha contra la OEA y sus instituciones. La buena noticia es que, abierta o subrepticiamente, seguirán siendo contrarrestados por los demócratas del continente.
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