CARLOS RAÚL HERNÁNDEZ | EL UNIVERSAL
sábado 9 de junio de 2012 12:00 AM
Asistimos a un cambio planetario. Hasta los 90, los países emergentes crecían cerca de 30% más que los avanzados, pero desde 2000 crecieron, y de 2010 en adelante, crecerán 300% más que aquellos.
Latinoamérica es segundo tenedor externo de activos en dólares, después de China. Las finanzas están sólidas, la deuda pública entre 2000 y 2007 se redujo a 15% del PIB y las reservas internacionales pasan de 700 mil millones de dólares. Pero en Venezuela la deuda conocida se ha quintuplicado.
Varios países de la región están entre los más dinámicos del mundo en la última década, con crecimiento alto, estabilidad macroeconómica y bajas tasas de inflación, lo que recupera la calidad de vida y niveles de ingresos de hace cuatro décadas. Venezuela se derrumba.
Asia y Latinoamérica adquieren importancia de primer orden en la toma de decisiones mundiales, un gigantesco cambio sociopolítico, un desafío para el Banco Mundial, la OIT, el Fondo Monetario, Naciones Unidas. Venezuela no produce ni para comer.
En los 90 la pobreza disminuyó gracias al control de la inflación, el equilibrio del gasto público, la estabilidad cambiaria, las reformas institucionales y los incentivos a la inversión privada. Venezuela, país enfermo, tiene la tercera inflación del mundo y asfixia malévolamente la inversión de capital. Giordani piensa que debemos ser pobres para "construir el socialismo".
De 2000 en adelante, la caída de la pobreza latinoamericana es consistente y el crecimiento económico el doble del período anterior. Se crearon empleos, se incrementaron los gastos sociales y los salarios mínimos. Beneficios logrados porque gran parte del continente mantuvo continuidad en las políticas. En Venezuela todos somos pobres, hasta los ricos.
Veinte años de conciencia en torno al imperativo del equilibrio macroeconómico, hicieron crecer la riqueza y el empleo en términos absolutos. En Venezuela reina el caos fiscal y el desempleo. En Venezuela se destruye la educación y el trabajo.
Frente a la crisis de 2008-2009, gracias al ahorro anterior, casi todos los países aumentaron los gastos sociales y otros redujeron solo los no sociales. En Venezuela a diferencia de otros latinoamericanos, los programas de asistencia son limosnas, no inversiones para enseñar a salir de la pobreza.
La fortaleza relativa de la región y la caída de demanda que se espera en mercados internacionales, pueden promover sinergias, integración económica regional y mayor competitividad como conjunto. Latinoamérica está obligada a ser cada vez más eficiente para seguir penetrando los mercados, fortalecer el comercio exterior y subregional, que todavía son reducidos, y traer divisas por exportaciones. Venezuela destruye la Comunidad Andina y hasta la OEA.
El crecimiento del PIB no será tan rápido como en años anteriores pero sí mayor que las economías desarrolladas, 4.4% en 2011 y 4% en 2012. Los impedimentos disminuyeron sustantivamente y hay condiciones para un salto cualitativo en los próximos años.
Una masa de capitales nacionales y extranjeros en servicios, innovación y educación acrecentará la aptitud de los jóvenes para hacerlos altamente calificados. Inversiones transparentes en infraestructura, que apalanquen la salida de la miseria de los afectados por ella, y a los sectores medios bajos, aquellos que ganan 50% hacia infra del promedio de ingresos (los sectores medios altos perciben de 25% hacia arriba del promedio).
Los países latinoamericanos están mejor protegidos que nunca. La deuda pública es reducida, "confortable", inmensamente menor que los desarrollados. En Venezuela está hipotecado el petróleo por décadas.
Hoy la mayoría de las monedas regionales son mucho más creíbles gracias a la moderación de la deuda externa, pero en Venezuela y Argentina se devalúan a toda velocidad. La tarea cumplida entre los 80' y 2011 rinde frutos. Con persistencia ha caído la pobreza, y aunque lentamente, por primera vez en los últimos 40 años, también la desigualdad (que sigue siendo grande).
El desempleo se bate en retirada, sobre todo en Suramérica, distinto del Caribe y Centroamérica, no ante empleos de la mejor calidad, aunque el volumen es auspicioso. En Venezuela el Gobierno corrompe burdamente las cifras de ocupación.
Los desequilibrios sociales acumulados deben revertirse para compatibilizar crecimiento, creación de capital social e infraestructura. Un desarrollo integral con políticas económicas modernas, macroeconomías sostenibles, y libre de gastos fiscales de mala calidad, como en Venezuela, país enfermo, donde son para despilfarro y corrupción.
Latinoamérica es segundo tenedor externo de activos en dólares, después de China. Las finanzas están sólidas, la deuda pública entre 2000 y 2007 se redujo a 15% del PIB y las reservas internacionales pasan de 700 mil millones de dólares. Pero en Venezuela la deuda conocida se ha quintuplicado.
Varios países de la región están entre los más dinámicos del mundo en la última década, con crecimiento alto, estabilidad macroeconómica y bajas tasas de inflación, lo que recupera la calidad de vida y niveles de ingresos de hace cuatro décadas. Venezuela se derrumba.
Asia y Latinoamérica adquieren importancia de primer orden en la toma de decisiones mundiales, un gigantesco cambio sociopolítico, un desafío para el Banco Mundial, la OIT, el Fondo Monetario, Naciones Unidas. Venezuela no produce ni para comer.
En los 90 la pobreza disminuyó gracias al control de la inflación, el equilibrio del gasto público, la estabilidad cambiaria, las reformas institucionales y los incentivos a la inversión privada. Venezuela, país enfermo, tiene la tercera inflación del mundo y asfixia malévolamente la inversión de capital. Giordani piensa que debemos ser pobres para "construir el socialismo".
De 2000 en adelante, la caída de la pobreza latinoamericana es consistente y el crecimiento económico el doble del período anterior. Se crearon empleos, se incrementaron los gastos sociales y los salarios mínimos. Beneficios logrados porque gran parte del continente mantuvo continuidad en las políticas. En Venezuela todos somos pobres, hasta los ricos.
Veinte años de conciencia en torno al imperativo del equilibrio macroeconómico, hicieron crecer la riqueza y el empleo en términos absolutos. En Venezuela reina el caos fiscal y el desempleo. En Venezuela se destruye la educación y el trabajo.
Frente a la crisis de 2008-2009, gracias al ahorro anterior, casi todos los países aumentaron los gastos sociales y otros redujeron solo los no sociales. En Venezuela a diferencia de otros latinoamericanos, los programas de asistencia son limosnas, no inversiones para enseñar a salir de la pobreza.
La fortaleza relativa de la región y la caída de demanda que se espera en mercados internacionales, pueden promover sinergias, integración económica regional y mayor competitividad como conjunto. Latinoamérica está obligada a ser cada vez más eficiente para seguir penetrando los mercados, fortalecer el comercio exterior y subregional, que todavía son reducidos, y traer divisas por exportaciones. Venezuela destruye la Comunidad Andina y hasta la OEA.
El crecimiento del PIB no será tan rápido como en años anteriores pero sí mayor que las economías desarrolladas, 4.4% en 2011 y 4% en 2012. Los impedimentos disminuyeron sustantivamente y hay condiciones para un salto cualitativo en los próximos años.
Una masa de capitales nacionales y extranjeros en servicios, innovación y educación acrecentará la aptitud de los jóvenes para hacerlos altamente calificados. Inversiones transparentes en infraestructura, que apalanquen la salida de la miseria de los afectados por ella, y a los sectores medios bajos, aquellos que ganan 50% hacia infra del promedio de ingresos (los sectores medios altos perciben de 25% hacia arriba del promedio).
Los países latinoamericanos están mejor protegidos que nunca. La deuda pública es reducida, "confortable", inmensamente menor que los desarrollados. En Venezuela está hipotecado el petróleo por décadas.
Hoy la mayoría de las monedas regionales son mucho más creíbles gracias a la moderación de la deuda externa, pero en Venezuela y Argentina se devalúan a toda velocidad. La tarea cumplida entre los 80' y 2011 rinde frutos. Con persistencia ha caído la pobreza, y aunque lentamente, por primera vez en los últimos 40 años, también la desigualdad (que sigue siendo grande).
El desempleo se bate en retirada, sobre todo en Suramérica, distinto del Caribe y Centroamérica, no ante empleos de la mejor calidad, aunque el volumen es auspicioso. En Venezuela el Gobierno corrompe burdamente las cifras de ocupación.
Los desequilibrios sociales acumulados deben revertirse para compatibilizar crecimiento, creación de capital social e infraestructura. Un desarrollo integral con políticas económicas modernas, macroeconomías sostenibles, y libre de gastos fiscales de mala calidad, como en Venezuela, país enfermo, donde son para despilfarro y corrupción.
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