Tiendo un poco a coincidir con la idea de felicidad del personaje de la Montaña Mágica a que alude Gustavo Coronel en la última oración de su décima quinta reflexión. Luego que se muriera mi hijo, José Manuel, en el 2004, quien por cierto cumpliría ayer 39 años y recuerdo cada día, reflexioné sobre la vida feliz y llegué a concluir que la felicidad, en la mayor medida posible, es la vida misma, y mucho mejor si ella discurre en compañía de tu pareja y familia inmediata. Sigo sosteniendo esta posición y he encontrado múltiples razones para confirmarla día tras día. Ya lo dijo ese sabio, filósofo, médico y por demás cantante, Alfonso Ortiz Tirado, al reunir en "Salud, Dinero y Amor", la trilogía de las cosas más importantes en la vida. Luego de mi reflexión indicada, pensé que básicamente es Salud y Amor, ya que en materia de dinero he optado por aplicar el proverbio chino, según el cual, "quien se conforma con lo que tiene es rico...."
A continuación el artículo de Gustavo Coronel:
En: Recibido por email y publicado en: http://www.lasarmasdecoronel.blogspot.com/Gustavo Coronel
1. Una vida feliz no es necesariamente una larga vida. Modigliani habló de una “vida breve pero intensa”. Sin embargo, hay que tener cautela con eso de la intensidad, porque Modigliani no parece haber sido feliz sino, más bien, un artista atormentado, un poco a lo Tolouse Lautrec. Aunque no sea necesario vivir muchos años para ser feliz, ello ayuda. Y por vivir mucho hablo de llegar, al menos, a la edad bíblica de los 70 años. Esto no es ya algo excepcional, como si lo era hace unas cuantas décadas. Ahora es bastante común, hay mucho viejo vivito y coleando.
2. Pero hay más. Llegar a la edad bíblica no solo es más y más frecuente sino que la gente está llegando a esa edad en buenas condiciones físicas y mentales. El término anciano/a se ha ido estirando como un chicle, pasando a definir, no ya un sesentón o un septuagenario sino, en todo caso, a un ochentón. Y hay muchos ochentones por allí pegando brinquitos.
3. Las recetas para la longevidad son otra cosa. Se dice que la Reina Isabél I (la reina Virgen) visitó a Tomás Parr (el viejito del whisky “Old Parr”) quien afirmaba tener 110 años y le preguntó la razón de su longevidad. Parr respondió: “siempre he mantenido la cabeza fría y los piés calientes”. Esto me sonó bien y, por si acaso, me compré recientemente unas pantuflas para andar dentro de la casa. Cada longevo tiene su propia receta para la longevidad pero la verdad es que estas recetas solo parecen trabajar para cada quien.
4. Más importante que buscar las razones de la longevidad es explorar las razones de la felicidad. Y cuando lo hacemos encontramos que estamos en terreno más firme. Aunque no todos estamos de acuerdo en ellas, parece que hay recetas relativamente sencillas para ser felices.
5. Antes de mencionarlas creo necesario decir que en esto de la felicidad juega un papel importante el azar. He conocido gente destinada a ser feliz a quienes, lamentablemente, una tragedia les cortó la vida. La premisa fundamental de la felicidad es, pués, tener la oportunidad de serlo. Sé de familias que lo tenían todo para ser felices pero también tenían una especie de maldición gitana que llevaba a demasiados de sus miembros a una muerte trágica y prematura.
6. Si uno logra escapar a los accidentes y las enfermedades entonces puede dedicarse a ser feliz. Por cierto, escapar a esos dos grandes enemigos arriba mencionados no es enteramente asunto del azar. Uno puede ser cauteloso en la vida. Manejar con los ojos bien pelados sin hablar por el celular, no montarse con demasiada frecuencia en un helicóptero, acostarse a las doce y cinco minutos de la madrugada en Año Nuevo, comer muchos vegetales y frutas, dormir siete o más horas. Estas y otras precauciones sencillas aumentan exponencialmente la expectativa de longevidad y, por lo tanto, la oportunidad de ser feliz.
7. Cuando uno llega a los cuarenta luciendo como de treinta y cinco o a los cincuenta luciendo como de cuarenta seis, comienza a preguntarse: que es lo que estoy haciendo, que funciona? Comienza la introspección, porque hasta ese momento la mayoría ha llevado la vida de una manera más bien despreocupada, más atenta a los estímulos externos que a sus procesos internos.
8. Lo primero que uno encuentra es que le va bien en el matrimonio. Igual que la mayoría de sus conocidos (la vida obedece mucho a la estadística), ya tiene unos 15 años de casado y dos tres hijos pequeños o adolescentes, un trabajo estable, está pagando la casa y puede ir a cenar en el “Hereford Grill” o en el “Laserre” de vez en cuando.
Pero, por qué es estable su matrimonio? Basicamente porque puede conversar con el (la) cónyuge. O porque puede mantener largos silencios sin que ello cause problema alguno. La pareja ha sido un o una buena compañía para el viaje. No hay nada más importante que seleccionar bien al co-piloto y dejarlo (a) que ayude a manejar.
9. También se da cuenta que las cosas marchan razonablemente bien en el trabajo. Ofrece sus ideas abiertamente a sus colegas, porque sabe que de donde vinieron esas ya vendrán otras. Ha recibido promociones y sus aumentos de salario llegan sin pedirlos. Mantiene una actitud cordial con sus compañeros de trabajo. Ha aprendido a hacerse una razonable auto-evaluación, sin sobre-estimarse ni sub-estimarse. No está en el tope de la pirámide pero tampoco en la base, se siente confortable con ser, como decía Somerset Maughman, un sobresaliente de la segunda línea.
10. Como no rehuye el trabajo ha encontrado que, al hacerlo, puede dejar su huella. Mucha gente importante (no es el caso de Esteban) suele delegar en “carpinteros” sus decisiones e iniciativas. Con frecuencia esos ”carpinteros” se convierten en eminencies grises detrás del trono, un poco al estilo de Chou En Lai y Mao Tse Tung o de Richelieu y Luis XIII. Es la vieja historia de quien es útil y quien es importante.
11. La persona aprende a reírse de si misma y a verse en el espejo, más o menos, como lo ven los demás (siempre habrá un sesgo favorable). Si no es bien parecida lo compensa con la pulcritud. Si sus dientes no son buenos aprende a sonreír con la cara. Todo defecto puede ser minimizado con una actitud positiva.
12. Más temprano que tarde intuye que la clave de la felicidad es estar contento (a) con sí mismo (a), lo que se llama auto-estima. Al comparar notas con quienes comparten su estado de felicidad llega a la conclusion de que la clave es no tener ni muy poco ni demasiado. Tener lo suficiente. Esto parece difícil de lograr pero es sumamente fácil, si lo vemos al revés. No es asunto de cuanto se tiene sino asunto de estar satisfecho con lo que se tiene. Hay algunos logros que son fundamentales para la felicidad : una buena educación, una ocupación que agrade o interese, un ingreso razonable que cubra las necesidades básicas y que permita algunas actividades que den placer. Más allá de tener eso pueden comenzar las tensiones y las angustias.
13. El dinero no hace la felicidad. Dicen que ayuda y ello es cierto, hasta cierto punto. Creo que lo que realmente ayuda es la seguridad económica, no tanto la magnitud de la riqueza. T. Boone Pickens, geólogo multimillonario, con quien tuve la oportunidad de conversar hace algunos años, me decía que a él le gustaba hacer dinero porque ello representaba un éxito pero que igualmente le gustaba darlo a otros. Me regaló un libro que había escrito donde menciona que ha regalado unos $2000 millones durante su vida a organizaciones que educan, que curan y hacen el bien en todo el planeta. Me decía que mientras regala más dinero hace. Lo que si no hace, dice, es plantar árboles, “porque a mi edad ya no los podré ver crecidos”. Solamente a su alma mater, Oklahoma State University, Pickens le ha dado unos $500 millones. Otro ejemplo de altruismo es Bill Gates. Estos son famosos pero hay miles de personas muy adineradas quienes han aprendido que dar los hace más feliz que recibir.
14. Más que un traje que se obtiene como regalo divino la felicidad es un proceso que crece desde adentro hacia afuera. Sus componentes esenciales son internos más que externos, lo cual explica que mucha gente que vive en sociedades pobres se siente feliz, en contraste con muchas quienes viven en sociedades ricas, donde la infelicidad puede ser estadísticamente significativa. Hace poco ví una excelente entrevista hecha por Moisés Náim al Presidente de Chile, refiriéndose a esta paradoja. Por qué en Chile hay más protestas populares, más aparente insatisfcción, preguntaba Naím, que en países pobres de la region? Y el presidente contestó: “Porque en Chile la gente que ya tiene lo esencial ha generado expectativas por tener más” . Los chilenos, bien alimentados y dueños de su hogar, ahora desean educación de calidad y un sistema de salud más parecido al del mundo desarrollado. Se comprueba en Chile la teoría de Abraham Manslow sobre la generación de expectativas secundarias, una vez que las primarias han sido satisfechas. En Venezuela, el sátrapa ha tenido la habilidad de dar algo a quienes nada tenían, sin despertar esas expectativas, puesto que lo que ha dado a sus seguidores (a cambio de lealtad) es una dádiva de carácter recurrente pero de incierta duración (el subsidio y la limosna , no una nueva manera de vivir (un empoderamiento creador de ciudadanos con mayores expectativas).
15. La obtención de felicidad y de paz interior es un proceso en el cual confluyen muchas vertientes, algunas externas pero la mayoría generada por una actitud ante la vida. Hans Castorp, el protagonista de“La Montaña Mágica” era un modesto pequeño burgués, además enfermo. Sin embargo, se sentía un “niño mimado de la vida”. A ello contribuía el sentirse alumno (del humanista Settembrini), a su rechazo del dogma (representado por Naphta) a su gran capacidad para enamorarse romanticamente (de Claudia Chauchat) y a su apreciación de la naturaleza, exhibida en sus largas caminatas por las montañas de Davos Platz. Por sobre todo, su felicidad parecía basarse en su sencilla aceptación de ser una persona común y corriente.
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