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Wolfgang U. Molina
9 Octubre, 2012
No funcionó esta vez tampoco y no parece que pueda funcionar alguna vez, al menos en el corto y mediano plazo. Es vano intentar edulcorar el trago amargo de esta derrota trascendental.
Decir que hemos progresado. Que nos hemos acercado, pero que hay que esperar otros seis años para intentarlo de nuevo es patético. Es como decir que alguien que esta ahogándose en el mar a 10 metros de profundidad, ha mejorado porque ha logrado subir a solo cinco metros de la superficie.
El resultado es el mismo. Este es un descalabro para buena parte de nuestro pueblo que deseaba el retorno de la democracia. Lo demás es la negación de la realidad y hasta una burla para ese pueblo.
No es difícil imaginar la decepción profunda de mucha gente que creyó en este liderazgo que hace años nos indicó la salida electoral como la única posible. Se le debe más que una explicación a gente como la Juez Afiuni, los comisarios, y demás presos políticos, los exilados, los que deseaban el retorno de RCTV o los que simplemente deseaban la vuelta de seres queridos alejados por el régimen chavista. Toda gente que quiere un país mejor para todos con respeto de las minorías y que hicieron significativos y lamentablemente muchas veces ignorados esfuerzos para votar y cooperar con la campaña dentro y fuera del país venciendo los obstáculos puestos por el chavismo, tan grandes como viles.
Los venezolanos queremos entender cómo es posible que después de 14 años de la peor gestión de gobierno que jamás haya tenido el país, el electorado siga apoyando a Hugo Chávez. Apagones, corrupción, ineptitud, desempleo, inseguridad desbordada, malos servicios en educación y salud que se suman a las persecuciones y al irrespeto de los derechos humanos y de las leyes.
Es difícil creer que sSerá difícil encontrar desaciertos importantes en la estrategia seguida y en la campaña electoral que encomiablemente realizó Henrique Capriles. ¿Qué fue lo que no funcionó? Sin duda que mucho se tendrá que analizar en los resultados del 7 de Octubre, pero quizás primeramente cabría preguntarse si es posible ganarle a Chávez una elección en las condiciones de intimidación de la población, de abusivo desequilibrio y de desmedido ventajismo que ya asumimos como normales.
Pareciera que los chavistas lograrán siempre ajustar las variables de la ecuación para tener más del 50%. ¿Podemos atrevernos a ser sinceros con nosotros mismos y darnos cuenta que esto es muy, muy difícil, por no decir imposible?
Lamentablemente la salida electoral no parece existir, al menos no por ahora. Obviar que existan otras salidas constitucionales que pueden ser consideradas paralelamente, no sólo terminaría por desmovilizar a la oposición, sino que la llevaría a la división.
Haciendo énfasis exclusivamente en lo electoral esta clase política que hemos apoyado deja entrever que su prioridad es darle curso a sus ambiciones personales y no a recuperar la democracia plena. Se dice que Capriles es joven. Tiene solo 40 años. Tiene toda la vida por delante. Todo esto es cierto, ¿pero de qué nos sirve a los venezolanos? El objetivo principal era sacar al país de esta perdición, no necesariamente la elección de Capriles. La democracia no es únicamente hacer elecciones. Es el cumplimiento de la ley, la separación de poderes y el respeto de los derechos individuales.
Además de elecciones, tenemos la acción política, la protesta pacífica, la desobediencia civil, los recursos jurídicos internacionales, en fin la movilización popular. Es muy sospechoso que los dirigentes de oposición nos hablen de la importancia de votar y se olviden de la lucha en todo azimut por la democracia y la justicia.
La MUD no solo debe ser una especie de comité de coordinación electoral, sino una entidad permanente para la acción con el objetivo doble de mantener la unidad y recuperar la democracia. Si falla en este objetivo, nos espera lamentablemente la división entre la apatía egoísta de muchos y la acción violenta de unos pocosolo promesas de viviendas regaladas, becas y ayudas mendicantes hayan sido suficientes para permitir a Chávez aumentar su último resultado electoral en cien mil votos. Las amenazas veladas y el miedo están sin duda falseando el juego electoral.
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