Editorial de www.analítica.com
Si esta infausta intervención de Maduro se suma a las similares de Chávez no dudamos en decir que acabó por poner la torta y los venezolanos poco podremos hacer para corregir los entuertos ya que lamentablemente en el derecho internacional abundan los casos en los que la palabra del Jefe del Estado ha comprometido para siempre el destino jurídico de su país
Definitivamente la improvisación y la
ignorancia unida a la ceguera ideológica son unos componentes letales de este
decadente régimen del llamado socialismo del siglo XXI. Maduro en su visita a
Georgetown hizo caso omiso de las sensatas recomendaciones que se le hicieron
desde diversos sectores de la opinión pública nacional y según parece incluso
desde la Armada y la dirección de fronteras del minpoporex.
El comunicado conjunto, por cierto
publicado en inglés, no expresa ninguna reserva de parte de Venezuela sobre los
diversos actos del gobierno guyanés que de hecho desconocen la existencia de un
territorio en reclamación. Solo hay una especie de saludo a la bandera
solicitando que el actual buen oficiante siga ejerciendo sus labores conforme al
Acuerdo de Ginebra de 1966.
Más preocupante aún son las declaraciones
verbales de Maduro que insiste en la peregrina tesis de que la reclamación fue
producto de un acuerdo entre el Presidente Leoni y el gobierno Británico y
olvida, o tal vez no sabe, que ese documento fue suscrito en consulta con el
gobierno de Guyana Británica, y para su información el tratado fue firmado por
el canciller Ignacio Iribarren Borges de Venezuela y por el gobierno del Reino
Unido de Gran Bretaña e Irlanda por Michael Stewart Secretario de Estado de
Relaciones Exteriores y por Forbes Burnham, primer ministro de la Guayana
Británica.
Lo más grave de lo acontecido en Georgetown
fue el silencio ante los actos jurídicos guyaneses mediante los cuales este país
desconoce nuestros derechos, tanto sobre el territorio en reclamación como sobre
lo que constituye la fachada Atlántica de Venezuela, es decir el área marítima
que nos corresponde legalmente independientemente de la que pueda agregarse por
el territorio en reclamación.
Esto en Derecho Internacional es de extrema
gravedad porque permite configurar por parte de Guyana un Estoppel, que dicho en
palabras llanas eso el que calla otorga y no puede el país reclamar después
porque se considera que la palabra del Presidente o del Canciller vincula
definitivamente al Estado.
Si esta infausta intervención de Maduro se
suma a las similares de Chávez no dudamos en decir que acabó por poner la torta
y los venezolanos relativamente poco podremos hacer para corregir los entuertos
ya que lamentablemente en el derecho internacional abundan los casos en los que
la palabra del Jefe del Estado ha comprometido para siempre el destino jurídico
de su país.
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