JOSÉ ANTONIO GIL YEPES
| EL UNIVERSAL
lunes 2 de febrero de 2015 12:00 AM
Se necesita un cambio de
modelo y eso lo saben los gobernantes, pero quisieran hacerlo dentro de
los criterios del socialismo. Entonces, tratemos de aportar algunos
rasgos que definan un modelo de socialismo que no mengüe la dignidad de
los socialistas y que quepamos todos.
En lo político: 80% de los entrevistados en la Encuesta Omnibus Nacional de Datanálisis opina que las relaciones de los empresarios, partidos y sindicalistas con el gobierno son de confrontación; pero 85% desea que sean de negociación. Entonces, si los gobernantes son democráticos, ya tenemos un primer rasgo de cambio con dignidad: todos queremos negociar, en vez de criticarnos ni imponer un modelo descalificando otros.
En lo económico, 86% percibe que la situación país es negativa; y, entre ellos se incluye al 75% de los autodefinidos chavistas. Entonces el segundo rasgo del cambio con dignidad y sentido democrático es que hay que cambiar el modelo económico y hacerlo de manera negociada.
Entre las opciones de cambio económico, 65% propone que se necesita abrir el mercado, liberar los controles y fortalecer la empresa privada; 26% se inclina por flexibilizar dichos controles; y 6% prefería mantener el modelo actual. Entonces, el tercer rasgo de un cambio dentro del esquema socialista se inclina, al menos, hacia la flexibilización de los controles.
Otro rasgo de cambio con dignidad sería aceptar la opinión del 97% que propone que se cuente a la empresa privada como actor económico; lo cual no debe leerse como que pueda hacer lo que le dé la gana porque ya sabemos que el 85% propone la negociación como mecanismo de entendimiento gobierno-empresa.
La suma de estos rasgos perfila un socialismo que nos pone a tono con los de Brasil, Chile, Uruguay, Ecuador, Nicaragua, Bolivia, europeos y, próximamente, Cuba. Estos últimos evolucionaron de modelos de alto costo social, estatistas, controladores y colectivistas, como el de Corea del Norte, hacia la esencia del socialismo moderno: la solidaridad pluralista. Este Socialismo Solidario tiene la ventaja de que en él cabemos todos.
jagilyepes@gmail.com
En lo político: 80% de los entrevistados en la Encuesta Omnibus Nacional de Datanálisis opina que las relaciones de los empresarios, partidos y sindicalistas con el gobierno son de confrontación; pero 85% desea que sean de negociación. Entonces, si los gobernantes son democráticos, ya tenemos un primer rasgo de cambio con dignidad: todos queremos negociar, en vez de criticarnos ni imponer un modelo descalificando otros.
En lo económico, 86% percibe que la situación país es negativa; y, entre ellos se incluye al 75% de los autodefinidos chavistas. Entonces el segundo rasgo del cambio con dignidad y sentido democrático es que hay que cambiar el modelo económico y hacerlo de manera negociada.
Entre las opciones de cambio económico, 65% propone que se necesita abrir el mercado, liberar los controles y fortalecer la empresa privada; 26% se inclina por flexibilizar dichos controles; y 6% prefería mantener el modelo actual. Entonces, el tercer rasgo de un cambio dentro del esquema socialista se inclina, al menos, hacia la flexibilización de los controles.
Otro rasgo de cambio con dignidad sería aceptar la opinión del 97% que propone que se cuente a la empresa privada como actor económico; lo cual no debe leerse como que pueda hacer lo que le dé la gana porque ya sabemos que el 85% propone la negociación como mecanismo de entendimiento gobierno-empresa.
La suma de estos rasgos perfila un socialismo que nos pone a tono con los de Brasil, Chile, Uruguay, Ecuador, Nicaragua, Bolivia, europeos y, próximamente, Cuba. Estos últimos evolucionaron de modelos de alto costo social, estatistas, controladores y colectivistas, como el de Corea del Norte, hacia la esencia del socialismo moderno: la solidaridad pluralista. Este Socialismo Solidario tiene la ventaja de que en él cabemos todos.
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