Por
Juan Antonio Avellaneda (Londres).-
La polarización es una estrategia
muy útil cuando se quiere neutralizar una acción. Es usada desde en
tácticas de guerra como en estrategias de compras hostiles de compañías.
El presidente Chávez polarizó el escenario político ocasionando los
escenarios que ya conocemos que le aseguraron el poder desde 1999.
La decisión de crear el
nuevo tipo de cambio SIMADI a niveles de 170 bolívares por dólar cuando
el dólar oficial es 6,30 bolívares por dólar, crea lo que yo bautizo
como la polarización en el mercado cambiario. Con este sistema se
crean dos Venezuela: una extremadamente barata y otra extremadamente
cara en términos de dólares.
De hecho la revista The
Economist, con su famoso índice Big Mac, ya comentó que en Venezuela “
se puede obtener el tipo de cambio Big Mac más sobrevalorado del mundo (
6,30) como también el más subvaluado del mundo (174 en aquel momento)”
. Igualmente, un alto ejecutivo de una empresa con sede en Londres me
comentaba que dado que el tipo de cambio que registran las tarjetas de
crédito no venezolanas en el SIMADI, ahora una habitación en un hotel
cinco estrellas en Caracas le cuesta unos 70 dólares, mientras que antes
esa misma habitación, calculada la tarifa a 6,30, costaría la
irracional cifra de 1.900 dólares.
Como estos hay muchos
ejemplos de lo que ya es motivo de burla en los círculos financieros
mundiales. Y es que la poca credibilidad que goza el Gobierno de
Venezuela en estos momentos luego del “nuevo sistema cambiario“, yo
diría que es cercana a cero.
Y es que es obvio que
esta polarización cambiaria no tiene ningún fin económico que ayude al
país. No existe ningún tipo de estrategia ni explicación lógica de por
qué este sistema. Como dije en mi comentario del pasado miércoles, solo
los enchufados de las mafias cambiarias celebran este sistema, porque
cambiando pocos dólares en el mercado legal del SIMADI, obtienen los
bolívares suficientes para acudir con sus contactos al dólar legal de
6,30.
De esta polarización
cambiaría la población no percibirá ningún beneficio, los grandes fondos
mutuales de bonos tampoco lo están viendo por lo que los papeles de
deuda no muestran ninguna recuperación significativa. Y es que Venezuela
se ha convertido en una inversión aventurera; algo así como comprar un
ticket de lotería.
No es nada más en los
círculos financieros mundiales donde el caso Venezuela es motivo de
discusiones. Revistas y poeriódicos especializados como Wall Street
Journal , Financial Times y The Economist han entregado varios textos
en los que explican por qué el fin de la luna de miel de la Revolución
Bolivariana y los posibles desenlaces de la misma.
The Economist un medio
progresista europeo que siempre fue poco crítico del Presidente Chávez,
en su edición del 14-20 de Febrero dedica un largo artículo explicando
cómo Venezuela, país que recibió según cifras de la revista unos 800.000
millones de dólares desde el 2000 al 2012, hoy en día tiene que
mendigar dinero en el mundo para poder cumplir sus compromisos de deuda.
Ese mismo texto concluye que lo único que quedará para la historia de
esta Revolución son los “ boliburgueses” , a quienes definen como
operadores enchufados que han aprovechado la renta petrolera.
Y es que con esta
polarización cambiaria se hará más cierto el dicho que un banquero me
comento en Nueva York hace ya unos cinco años: “ Venezuela no es un país
para invertir, es un país para hacer negocios”.
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