Wednesday, February 25, 2015

Nicolás Maduro busca su Carmonazo para mantenerse en el poder

En:  http://konzapata.com/2015/02/nicolas-maduro-busca-su-carmonazo-para-mantenerse-en-el-poder/

Maduro necesita que la MUD se divida o se meta en un abierto plan golpista, y por eso mismo los partidos de la alianza hacen exactamente todo lo contrario. Lo curioso aquí, es que la arbitraria detención de Ledezma ha contribuido a acercar posiciones dentro de la unidad opositora como nada lo había hecho hasta ahora.





10Por Pedro Benítez. @PedroBenitezF.-

 ¿Hay alguna lógica detrás de la decisión de Maduro de proceder al arresto arbitrario del alcalde metropolitano de Caracas y arreciar la persecución contra la oposición? Para el ex ministro de Chávez, Felipe Pérez Martí, no.
En una larga, pero interesante reflexión a modo de carta dirigida a Nicolás Maduro a raíz de la privación de libertad de Antonio Ledezma, Pérez Martí concluye que la oposición venezolana (es decir la MUD) no tiene ningún motivo o interés de promover un golpe de estado, por una sencilla razón: no le conviene.
Como economista al fin, el ex ministro fundamenta su afirmación en la lógica de los incentivos. Los dirigentes políticos opositores saben que el chavismo se dirige una derrota electoral de pronóstico reservado en la elección de la Asamblea Nacional, y la dinámica del péndulo va a favorecer naturalmente a la MUD.
Un próximo escenario electoral se va polarizar (como ocurre en cualquier parte del mundo) entre el PSUV y la MUD. Y aunque sobre ésta no cesan de llover la criticas (justificadas o no), la realidad será que si se mantiene la unidad y si las decisiones que se tomen en su seno en materia de candidaturas no son demasiado malas, votar por sus candidatos será el principal instrumento para castigar al gobierno de Nicolás Maduro.
Dado que el grave deterioro de la economía nacional no podrá ser revertido, cualquier alteración en la ruta de aquí a ese momento a quien perjudicaría sería a la oposición. ¿Por qué correr riesgos?
Ese, es el razonamiento de Pérez Martí. Al que podríamos agregar algo que él no menciona, pero que los dirigentes tanto del chavismo como de la oposición tienen muy presente: las consecuencias del Carmonazo.
En enero de 2002 Chávez, en cadena nacional, con Jorge Giordani a su lado, como el que no quería la cosa anunció la devaluación del bolívar y subió el IVA. Es decir, realizó un clásico ajuste. La economía venezolana, junto con la popularidad presidencial, iba en descenso.  Chávez se venía desplomando desde su altísima aprobación a inicios de 1999 al 30% tres años después. Su respuesta a la situación consistió en proveer la conflictividad política y social, estrategia que llevó al país a la crisis de abril y a él a salir del poder. Pero lo salvó esa sucesión de torpezas estúpidas en que consistió el golpe de estado encabezado por Pedro Carmona Estanga.
Hasta el 12 de abril de 2002 para el resto del mundo Chávez era un golpista, electo democráticamente, pero golpista al fin y al cabo, y por lo mismo una amenaza a la democracia venezolana. Ese fue el día de cambiar las tornas, Chávez pasó a ser la víctima y sus opositores los victimarios golpistas.
Fueron el Carmonazo y la invasión a Irak un año después lo que le dieron a Chávez y al chavismo una década extra en el poder. Eso es lo que necesita Maduro en este momento, y es lo que está buscando.
El problema para él es que en la MUD están decididos a no cometer ese error y eso es lo que fundamenta su estrategia.
Y aquí quien suscribe comparte con el amable lector una infidencia: entre los jefes partidistas de oposición corren anécdotas sobre la ingenuidad en la que incurrieron los dirigentes de la democracia cristiana chilena (en particular el ex presidente Frei Montalva) al creer que los militares sacarían a Allende para llamarlos a ellos.
Esa es la razón por la cual Pérez Martí afirma en su esquela que Ledezma o Chúo Torrealba le habrían dicho: “que con un gobierno militar nunca se sabía qué iba a pasar”.
No importa por donde le demos vuelta al asunto, no es del interés de la MUD enredarse en una aventura con los militares.
Si hay hoy una conspiración militar en marcha es de un sector dentro del chavismo que busca a la desesperada evitar un cambio político en contra de sus intereses. No obstante eso es entrar al terreno de la especulación.
Lo que sí está perfectamente claro es que el Maduro necesita que la MUD se divida o se meta en un abierto plan golpista, y por eso mismo los partidos de la alianza hacen exactamente todo lo contrario.
Lo curioso aquí, es que la arbitraria detención de Ledezma ha contribuido a acercar posiciones dentro de la unidad opositora como nada lo había hecho hasta ahora.
Además, ha reforzado la creciente percepción en la opinión pública internacional desde las protestas del año pasado, de que el gobierno de Maduro es una dictadura, al estilo Fujimori, y la oposición venezolana su víctima.   Vuelven a cambiar las tornas.
Por tanto, a primera vista, Maduro ha dado un paso en falso.
Hace más de un año Pérez Martí dio una larga entrevista en la que indicaba que, en el más elemental sentido común, el principal interesado en llegar a algún tipo de acuerdo con la oposición, y así tener las manos libres para ocuparse de la economía, era Nicolás Maduro. Hoy insiste en la misma idea. Maduro está perdiendo una guerra de desgaste y su interés debería ser el de llegar a algún un acuerdo con sus opositores.
No obstante, la lógica de quien ejerce la Presidencia no ha sido esa.
¿Por qué? ¿Realmente cree que su sobrevivencia política consiste en intentar “preservar el legado de Chávez” a toda costa? ¿Es prisionero de intereses muy corruptos opuestos a incrementar el precio de la gasolina o a la unificación cambiara? ¿Está intentado evitar una derrota electoral y se prepara a suspender las elecciones? ¿O todas las anteriores?
11Por insólito que pueda parecer la economía no ha sido la prioridad para Maduro a la hora de las decisiones. Su interés primordial ha sido la lucha por el poder.
Contrariamente a lo que se comprometió en su día con el PSUV, Maduro no nunca ha ejercido un “liderazgo colectivo”. Lo suyo ha sido el poder personal. Muchas de la voces críticas a esa actitud no tuvieron repercusión porque el partido oficialista en realidad es una gran nomina pública, con padrinos y clientes.
A lo largo de los últimos 24 meses han ido quedando fuera del círculo del poder chavista una serie de personajes, todos aquellos que constituían una sombra, un obstáculo o una incomodidad para Maduro: Diego Molero, Jorge Giordani, Ana Elisa Osorio, Héctor Navarro, Rafael Ramírez, Miguel Rodríguez Torres.
¿Quién queda? Ese mismo: Diosdado Cabello…que perdería su principal espacio de poder si la oposición gana la mayoría en la Asamblea Nacional.  ¿El incidente Leamsy Salazar y la reaparición de Mario Silva son en realidad operaciones irlo socavando? ¿O son coincidencias?
Otra pregunta: ¿A quién va a responsabilizar la base chavista de la derrota electoral, a Maduro o Cabello? ¿Eso realmente va a importar? ¿Maduro está dispuesto a perder las elecciones a la Asamblea Nacional? ¿Y después qué?
Visto así, quedan claro tres cosas:
1)    En la alturas del poder chavista hay una lucha por el poder, que hasta ahora Maduro va ganando.
2)    Pese a lo anterior, su ofensiva contra la oposición la va perdiendo.
3)    Mientras se ocupa de lo anterior, prosigue el imparable deterioro de la economía y el empobrecimiento masivo de la población. Tarde o temprano el chavismo va a pagar ese costo político.

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