La Fundación que preside la venezolana Patricia Andrade mantiene al día la información de lo que les ocurre a los que están tras las rejas por razones políticas. Por su trabajo fue escogida en el año 2010 como uno de los 100 latinos más influyentes en Estados Unidos
Por Gloria Rodríguez-Valdés @gloriabarrios.-
La tumba, el Sebin, el Helicoide, Ramo Verde, El Rodeo, Yare, Tocuyito…son cárceles, reclusiones, espacios oscuros, fríos, que en los últimos años han dado albergue a cientos de personas por el solo hecho de pensar diferente, de protestar, de levantar la voz.
La tumba, el Sebin, el Helicoide, Ramo Verde, El Rodeo, Yare, Tocuyito…son cárceles, reclusiones, espacios oscuros, fríos, que en los últimos años han dado albergue a cientos de personas por el solo hecho de pensar diferente, de protestar, de levantar la voz.
Las caras más visibles son las de Leopoldo
López, Antonio Ledezma, Daniel Ceballos y hasta hace poco, Ivan
Simonovis, pero hay muchos más. Contabilizados al día de hoy, 134. Todos
aparecen en una lista que la Fundación Venezuela Awareness, que preside
la venezolana Patricia Andrade, mantiene al día, minuto a minuto,
reportando la información de lo que les ocurre a los que están tras las
rejas por haber estado en la calle protestando, o haber tratado de
ayudar a los estudiantes dándoles de comer o simplemente por haber
intentado asistirlos como abogados.
Patricia,
comenzó con esta Fundación en el año 2004. Para ella todo se inició años
antes, cuando después de graduarse de abogada trabajó con una ONG
alemana, la Sociedad Internacional por los Derechos Humanos, encargada
de defender las garantías esenciales para que podamos vivir como seres
humanos. Los casos de abusos, de torturas, de violaciones a los derechos
más elementales comenzaban a proliferar y la ONG le sugirió que se
dedicara con una fundación a denunciar específicamente los casos de
Venezuela.
Junto con el
disidente cubano Ricardo Boffil, quien sufrió la cárcel de los Castro y
la anti sandinista nicaragüense Haydeé Marín, comenzó hace casi 11 años
una larga trayectoria de trabajo a nivel internacional que le ha valido
premios, reconocimientos de todo tipo y satisfacciones a nivel personal,
como el que le dio el Congreso de los Estados Unidos el año pasado,
cuando en sesión leyeron ante todos su trayectoria de lucha por los
Derechos Humanos, dejándola plasmada en los libros de esta rama del
poder norteamericano. O el haber sido escogida en el año 2010 como uno
de los 100 latinos más influyentes en toda la nación, entre muchos otros
honores.
También ha
tenido sus detractores, como en Aporrea, donde la llamaron “instrumento
de la inteligencia norteamericana” o cuando Hugo Chávez en su alocución
del año 2012, alegando que se retiraba de la Corte Interamericana de Los
Derechos Humanos, luego de que Raúl Díaz Peña ganara,-asistido por
Andrade-, el juicio contra el Estado venezolano, la tildó de abogada del
imperio.
Desde ese año,
el 2004, en mayo exactamente, Patricia se dio a la tarea de documentar
cada caso de detenciones por motivos políticos. Llegó a contabilizar
alrededor de 500 casos, si sumaba en esa lista la de personas privadas
de su libertad por una noche, torturadas en las horas oscuras y
liberadas al día siguiente. Cada historia ha formado parte de una lista
que se actualiza en su página web. Y todas las ha llevado instruidas
debidamente, a instancias internacionales, en un trabajo que califica de
duro, “pues al principio todavía el mundo aseguraba que en Venezuela,
había una democracia”.
“Lo único que conseguía con el Departamento de Estado eran unos reportes sutiles acerca de los presos políticos venezolanos”.
En aquellos
momentos la mayoría de los presos no tenían cara. “Todavía y desde hace
12 años, están detenidos los policías metropolitanos del 11 de abril.
Quiénes se acuerdan de ellos cada mañana?…el mundo comenzó a interesarse
por lo que ocurría en Venezuela, a raíz de la detención de la jueza
Afiuni”.
El año 2014 marca un
hito en el comportamiento del estado en contra de sus ciudadanos, en
cuanto al abuso y las violaciones de los Derechos Humanos se refiere,
asegura Andrade. A partir de entonces las torturas, las persecuciones ,
la clandestinidad son parte del día a día. La lista sube y baja, como si
se tratara de la bolsa de valores. Los estudiantes son perseguidos,
torturados encarcelados. “El día que se llevaron a Ledezma, al abogado
Marcelo Crovato, le negaron la libertad. Su vida en la cárcel ha sido un
infierno. Comenzó una huelga de hambre”.
Reclusiones
inhumanas, torturas, cero luz del día, calor, frío. El trato que reciben
los presos políticos de parte de la seguridad policial muchas veces, es
tan o más cruel, que el que implementó en su momento, hace ya 50 años,
la Seguridad Nacional en la época del dictador Marcos Pérez Jiménez.
“Las cárceles
donde encierran a los que no tienen un nombre diario en las páginas de
denuncias, siempre han sido horribles, dice Andrade, incluso las
mejoraron después de la sentencia de la Corte Interamericana de los
Derechos Humanos”. La Tumba, es una pesadilla que han vivido muchos
jóvenes, muchos de los que han protestado, de las almas que sintieron la
necesidad de ayudar a los perseguidos.
Los
desaparecidos también comienzan a ser casos comunes. Hace unos años,
eran contados, como el de German Delgado y el de Juan Carlos Sánchez,
asegura Andrade, ahora están apareciendo o más bien, desapareciendo,
estudiantes. Son ajusticiados.
Otra de las
prácticas de estos tiempos de persecución, cuenta Patricia, es que a los
estudiantes que tienen fichados por haber protestado, los llaman por
teléfono, les cuelgan, los llaman de nuevo, les advierten “no sigas
protestando” y vuelven a colgar la llamada. Los aterrorizan. Ya
asesinaron a muchos de sus compañeros en varios lugares del territorio
nacional.
A otros se los
han llevado, asegura Andrade, y los drogan, los torturan y después de
unos días los dejan como indigentes a cientos de kilómetros de sus
hogares. La mayoría de las veces no recuerdan nada.
A su Fundación
llama mucha gente. Ella se mantiene en contacto con mucha otra. Llama,
averigua, sabe de cada uno de los presos, de su día en tribunales, con
sus abogados, del trato que reciben. Algunos le han contado lo que les
han hecho, pero en voz baja, off the record, porque prefieren callar,
creen que si no hablan serán mejor tratados. Otros simplemente tienen su
esperanza depositada más allá de sus fronteras y comunican qué sienten,
cómo viven, qué esperan, necesitan que sus historias sean un
testimonio.
Mientras tanto,
ella documenta, recibe y ayuda a los que logran salir, a los que ven en
Estados Unidos el destino que pondrá fin a sus pesadillas. A todos les
da asesoría, “educación” como lo denomina ella. Les explica cómo
encaminar sus asilos, cuando es por esa razón que huyen de su tierra,
los ayuda en sus primeros pasos. “Muchos vienen sin nada, nosotros les
buscamos desde un mueble hasta una cafetera, hay quienes llegan con lo
puesto”.
La Fundación
Venezuela Awareness se mantiene por donaciones, aunque asegura Patricia
que no son muchas, pero cualquier contribución es bienvenida para ellos.
La Fundación de Los Marlins, por ejemplo, le regala entradas, otras
veces los artistas venezolanos también lo hacen. “Se los damos a los más
necesitados, a los que no pueden darse esos caprichos”.
Patricia Andrade
no para, está al día aquí y allá, denuncia y hace un recuento diario
del duro exilio de muchos de los que han salido buscando los aires de la
libertad. Pero ya sus denuncias son escuchadas en los organismos
internacionales. En el mundo comenzaron a darse cuenta de las
violaciones que a diario se cometen en Venezuela en contra de de los
bienes más preciados, la libertad y los derechos civiles de todas las
personas.
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