El show debe continuar, exclamó una vez el finado. El retorno de La Hojilla “coincide” con la detención de Ledezma, la amenaza contra Borges y el anuncio de que “poco a poco” irán presentando las pruebas del funesto golpe. El espectáculo es el mismo: radicalización que busca cohesionar a sus bases, mientras intenta sembrar temor, desánimo y confusión entre las filas enemigas.
Por
Pedro Pablo Peñaloza @pppenaloza.-
Una buena noticia para Fernando del Rincón: volvió Mario Silva. El conductor de La Hojilla sufrirá los estragos de la hegemonía comunicacional. Un fundador del MVR que aborrecía a Silva solo le reconocía una virtud. “Es un buen editor de videos”, admitía con desdén. Pero ya no hay más videos que editar, el espacio más polémico de Globovisión es “Sábado en la noche”. La TV venezolana es de un rojo aburridísimo, Silva tendrá que buscar inspiración en el cable. La oposición no será televisada, salvo en CNN. Del Rincón tomará el espacio en la diana que ocupaba el Ciudadano. #Concluhojilla.
La hegemonía comunicacional no significa convertir a todos los medios en “chavistas”. Ni siquiera en antenas repetidoras del PSUV. Se trata, en realidad, de que una facción del oficialismo -la más poderosa del momento- impone un mensaje que nadie puede cuestionar. Así silenciaron a Tascón. Por eso dejan de cubrir las ruedas de prensa del Partido Comunista o de Patria Para Todos. Bajo esta premisa, vetan a Marea Socialista. Es la censura que hoy le aplican a Héctor Navarro, que llegó a moderar los domingos en VTV el programa “Debate socialista”, muy bueno para conciliar el sueño tras una agitada semana. A Silva también lo cortaron con esa hojilla. Un día se metió con quien no debía y lo desecharon. Ahora, lo usan otra vez. Pero que quede claro: no fue el Mossad, fue la hegemonía comunicacional.
En realidad, la grabación “atribuida” a Silva se ajusta al patrón de las más recientes cartas, filtraciones y supuestas delaciones del chavismo. Todo el mundo sale feo en la foto, menos el hijo dilecto del difunto comandante. En el peor de los casos, a Maduro lo pintan como un incapaz, un tipo irresoluto, que no tiene el coraje suficiente para sujetar al toro por los cuernos. “Resulta doloroso y alarmante ver una Presidencia que no transmite liderazgo”, en palabras de Giordani. Sin embargo, nadie lo ha acusado de quebrar Pdvsa, de hacer negocios o de formar parte del cartel de los soles. ¿Quién dijo tonto?
El regreso de Silva despierta morbo. ¿Compartirá camerino con Cabello? Son los dos grandes animadores de la TV. Gilberto Correa decía que era el número 1, Guillermito González también. ¿Y ahora? Silva no es la competencia de Cabello. Al contrario, ambos se complementan. Aunque no lo parezca, Cabello se contiene. Lo obliga su condición de jefe del Poder Legislativo y primer vicepresidente del partido de Gobierno. Sugiere la grosería, la desliza por su lengua, la asoma entre los dientes y, luego, se la traga. Silva no tiene ese problema. Puede sacarle la madre a cualquiera con total libertad. Sin ataduras, sin pudor, sin Conatel.
La Hojilla estará en el mismo horario de Sábado Sensacional. El show debe continuar, exclamó una vez el finado. El retorno del programa “coincide” con la detención de Ledezma, la amenaza contra Borges y el anuncio de que “poco a poco” irán presentando las pruebas del funesto golpe. Luces, cámaras y patriotas cooperantes. El espectáculo es el mismo: radicalización que busca cohesionar a sus bases, mientras intenta sembrar temor, desánimo y confusión entre las filas enemigas. Señoras y señores, prepárense a disfrutar de la campaña más sucia en la historia de esta patria querida. Si hay elecciones.
Una buena noticia para Fernando del Rincón: volvió Mario Silva. El conductor de La Hojilla sufrirá los estragos de la hegemonía comunicacional. Un fundador del MVR que aborrecía a Silva solo le reconocía una virtud. “Es un buen editor de videos”, admitía con desdén. Pero ya no hay más videos que editar, el espacio más polémico de Globovisión es “Sábado en la noche”. La TV venezolana es de un rojo aburridísimo, Silva tendrá que buscar inspiración en el cable. La oposición no será televisada, salvo en CNN. Del Rincón tomará el espacio en la diana que ocupaba el Ciudadano. #Concluhojilla.
La hegemonía comunicacional no significa convertir a todos los medios en “chavistas”. Ni siquiera en antenas repetidoras del PSUV. Se trata, en realidad, de que una facción del oficialismo -la más poderosa del momento- impone un mensaje que nadie puede cuestionar. Así silenciaron a Tascón. Por eso dejan de cubrir las ruedas de prensa del Partido Comunista o de Patria Para Todos. Bajo esta premisa, vetan a Marea Socialista. Es la censura que hoy le aplican a Héctor Navarro, que llegó a moderar los domingos en VTV el programa “Debate socialista”, muy bueno para conciliar el sueño tras una agitada semana. A Silva también lo cortaron con esa hojilla. Un día se metió con quien no debía y lo desecharon. Ahora, lo usan otra vez. Pero que quede claro: no fue el Mossad, fue la hegemonía comunicacional.
En realidad, la grabación “atribuida” a Silva se ajusta al patrón de las más recientes cartas, filtraciones y supuestas delaciones del chavismo. Todo el mundo sale feo en la foto, menos el hijo dilecto del difunto comandante. En el peor de los casos, a Maduro lo pintan como un incapaz, un tipo irresoluto, que no tiene el coraje suficiente para sujetar al toro por los cuernos. “Resulta doloroso y alarmante ver una Presidencia que no transmite liderazgo”, en palabras de Giordani. Sin embargo, nadie lo ha acusado de quebrar Pdvsa, de hacer negocios o de formar parte del cartel de los soles. ¿Quién dijo tonto?
El regreso de Silva despierta morbo. ¿Compartirá camerino con Cabello? Son los dos grandes animadores de la TV. Gilberto Correa decía que era el número 1, Guillermito González también. ¿Y ahora? Silva no es la competencia de Cabello. Al contrario, ambos se complementan. Aunque no lo parezca, Cabello se contiene. Lo obliga su condición de jefe del Poder Legislativo y primer vicepresidente del partido de Gobierno. Sugiere la grosería, la desliza por su lengua, la asoma entre los dientes y, luego, se la traga. Silva no tiene ese problema. Puede sacarle la madre a cualquiera con total libertad. Sin ataduras, sin pudor, sin Conatel.
La Hojilla estará en el mismo horario de Sábado Sensacional. El show debe continuar, exclamó una vez el finado. El retorno del programa “coincide” con la detención de Ledezma, la amenaza contra Borges y el anuncio de que “poco a poco” irán presentando las pruebas del funesto golpe. Luces, cámaras y patriotas cooperantes. El espectáculo es el mismo: radicalización que busca cohesionar a sus bases, mientras intenta sembrar temor, desánimo y confusión entre las filas enemigas. Señoras y señores, prepárense a disfrutar de la campaña más sucia en la historia de esta patria querida. Si hay elecciones.
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