Saturday, February 25, 2012

Cáncer y transparencia

En: http://www.eluniversal.com/opinion/120225/cancer-y-transparencia

ADOLFO P. SALGUEIRO |  EL UNIVERSAL
sábado 25 de febrero de 2012  12:00 AM
Por fin el Presidente entendió -o se vio obligado a aceptar- que el tema de su salud no puede ser un secreto de Estado sino que es un asunto que interesa al colectivo, tanto más en la medida en que se va definiendo un escenario electoral en el cual él aspira ser una de las opciones.

Lo anterior revela que en un mundo como el de hoy la información fluye de manera incontenible por más que se le quieran imponer diques o barreras a quienes la difunden. Ello se vio ya en los casos de Irán, Egipto y Siria donde sus gobiernos inútilmente pretendieron silenciar las redes sociales. En Venezuela la ola de rumores sobre la salud presidencial descrita como "la canalla" por el ministro Izarra, obligó a explicar -con medias verdades ciertamente- la desafortunada circunstancia que afecta al jefe del Estado, a su familia, a sus partidarios y a los venezolanos en general, así sea por razones y motivos diferentes.

Queda aún por develarse el diagnóstico completo de la enfermedad, el resultado de los exámenes y los pronósticos de los profesionales que intervienen en el caso. Eso es exactamente lo que se hizo con la presidenta Cristina Kirchner en circunstancia similar y que, por fortuna, resultó con la buena suerte -que ojalá se repita- que el tumor era benigno para felicidad de todos. Transparencia es la consigna y el derecho que tienen los ciudadanos de saber.

Lo que sí es insólito es que quien padece una enfermedad tan seria como es el cáncer, aun cuando las perspectivas puedan ser alentadoras, esté solicitando al pueblo un nuevo mandato constitucional de seis años de duración en cuyo transcurso es estadísticamente probable que ocurran inconvenientes que pudieran afectar la labor del jefe del Estado y/o hasta impedirla en forma parcial, total o definitiva. Esta preocupación se torna más grave aún teniendo el cuenta que el poder político de Chávez es muy personalizado porque se funda en su estilo, liderazgo y carisma que no es endosable a cualquiera. Además en Venezuela el Vicepresidente, en quien pudiera recaer la conducción nacional en los supuestos constitucionales, no es elegido popularmente sino por el dedo todopoderoso del caudillo lo cual bien pudiera generar dificultades de gobernabilidad nada deseables.

Lo anterior causa una incertidumbre que el propio Chávez debiera dilucidar incluyendo avisar su decisión de continuar o no con la candidatura, su capacidad o no para participar en la campaña que se avecina, la "unción" del elegido o el método para elegir a quien portará el estandarte revolucionario, etcétera.

La oposición ya tiene un candidato y un programa de gobierno cuya legitimidad ha sido ampliamente despejada el 12 F. Solo resta pedir que quienes son o creen ser actores políticos de relevancia no pongan la torta de romper la unidad como algunos hicieron en las parlamentarias de 2010. ¡Quien lo haga merece ostracismo definitivo!

Este columnista deja claro que mantendrá a Chávez genuinamente en sus oraciones pidiendo por su restablecimiento y -si no fuera esa la voluntad divina- entonces que tenga la fe y fuerza para aceptar lo que el Altísimo le haya reservado.

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