SANTIAGO E. FONTIVEROS | EL UNIVERSAL
martes 28 de febrero de 2012 03:51 PM
Hace pocos días el presidente volvió a poner al país a la expectativa con el anuncio de una operación en Cuba. Harto conocido ha sido su faena con el cáncer, el cual los venezolanos seguimos más cerca que los ingleses al tiempo. Chávez, con reconocida cualidad, ha culpado a EEUU de su pesar, elucubrando entre otras fantasías, un supuesto complot desde la CIA. Pero cabe preguntarse ¿quién le dio el cáncer a quién?, acaso no llevamos los venezolanos trece años de quimioterapia para extirpar el tumor maligno que generamos luego de tantos años de mal gobierno. Esta "revolución" que prometió encarcelar la corruptela y en cambio difamó a toda una sociedad civil con una vida digna y trabajada. Que juró eliminar los cogollos y en vez creó una boliburgesía incondicional y extirpó a una clase media digna, llena de jóvenes que han tenido que irse del país a dar sus servicios cerebrales a otras naciones. Que prometió equidad, y ha generado división y zozobra; y las diferencias entre los más ricos y los más pobres se han acentuado. Que en vez de "sembrar el petróleo", verdad que hace tanto años sabemos, nos ha hecho depender más de éste. Un gobierno donde los justos hemos pagado por los pecadores, donde todo venezolano con una opinión independiente ha tenido el estigma injusto de "oligarca", palabra que revienta los tímpanos morales cuando se sabe que lo que se tiene es producto del esfuerzo diario, honesto y personal. Un gobierno que en vez de fomentar el espíritu emprendedor del venezolano nos ha incentivado a recaer en el clientelismo, es la drogadicción estatal donde el Capo mayor, distribuidor de distribuidores, es el comandante en jefe. Qué triste, qué insensato, es ver en cada ministerio público, en cada oficina estatal (hasta en la enfermería del aeropuerto) la foto del incumbe con la banda tricolor, símbolo del puesto de máxima confianza que los venezolanos depositamos en una humanidad. Sería caballeroso, con más (muchísima más) gallardía que ese retrato fuese sustituido en cada edificio público por la foto de los cientos de muertos que en estos trece años tantos venezolanos hemos adolecido. Bajo este régimen niños y niñas de 15 años, 19 años, muertos a balazos, como animales, mientras la fiscalía ocupa esfuerzos y recursos humanos para atender casos políticos. Tantas partidas paralelas al presupuesto nacional se han creado que el concepto de robar no es siquiera aplicable (violación a la hacienda pública es más razonable). Este gobierno nos ha dado un ultrasarcoma, un sarcoma que nos ha roído los huesos, envenenado nuestra sangre, contaminado nuestros pulmones.
¿Por qué un gobierno tan cancerígeno aún posee tanto apoyo popular?, la respuesta es compleja y abarca desde un uso inteligentemente populista pero demagógico e insostenible a largo plazo, de los recursos nacionales, hasta las diferencias abismales en que viven los venezolanos de las dos venezuelas. Es difícil explicarle a un venezolano que recibe su cuota limosna del Estado en la forma de comida subsidiada, de electrodomésticos electorales etc., que eso se ha comprado con dinero prestado al que debemos pagar tasas exorbitantes del 11, 12 y hasta 14 por ciento. Ese uso irresponsable de la deuda nacional planteará serios problemas para nuestro desarrollo y crecimiento económico en el futuro.
Por eso, como harto habíamos hablado muchos comentaristas, la conciliación nacional es necesaria para poder progresar como nación. Conciliación como exploraremos en otros artículos no equivale a olvido, pero tampoco es venganza. Debemos construir un puente entre esas dos venezuelas porque nuestro desarrollo e inserción en el mundo globalizado dependerá mucho de nuestra capacidad para actuar como un equipo social. En estos años Venezuela ha vivido un "efecto Galápagos" con un costo exorbitante del petróleo que enmascara una industria débil, una sociedad infraeducada tanto a nivel técnico como universitario, y un país aún carente de las infraestructuras básicas para el desarrollo. Por eso hay que darle un contenido real al mensaje de conciliación de la oposición, para evitar caer en las demagogias a las cuales somos tan desgraciadamente iniciados.
¿Por qué un gobierno tan cancerígeno aún posee tanto apoyo popular?, la respuesta es compleja y abarca desde un uso inteligentemente populista pero demagógico e insostenible a largo plazo, de los recursos nacionales, hasta las diferencias abismales en que viven los venezolanos de las dos venezuelas. Es difícil explicarle a un venezolano que recibe su cuota limosna del Estado en la forma de comida subsidiada, de electrodomésticos electorales etc., que eso se ha comprado con dinero prestado al que debemos pagar tasas exorbitantes del 11, 12 y hasta 14 por ciento. Ese uso irresponsable de la deuda nacional planteará serios problemas para nuestro desarrollo y crecimiento económico en el futuro.
Por eso, como harto habíamos hablado muchos comentaristas, la conciliación nacional es necesaria para poder progresar como nación. Conciliación como exploraremos en otros artículos no equivale a olvido, pero tampoco es venganza. Debemos construir un puente entre esas dos venezuelas porque nuestro desarrollo e inserción en el mundo globalizado dependerá mucho de nuestra capacidad para actuar como un equipo social. En estos años Venezuela ha vivido un "efecto Galápagos" con un costo exorbitante del petróleo que enmascara una industria débil, una sociedad infraeducada tanto a nivel técnico como universitario, y un país aún carente de las infraestructuras básicas para el desarrollo. Por eso hay que darle un contenido real al mensaje de conciliación de la oposición, para evitar caer en las demagogias a las cuales somos tan desgraciadamente iniciados.
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