Sunday, February 26, 2012

El Paují

En: http://www.eluniversal.com/guia-turistica/120226/el-pauji

ALIANA GONZÁLEZ |  EL UNIVERSAL
domingo 26 de febrero de 2012  10:52 AM
Ver el Abismo puede llegar a ser una experiencia tan relevante, que bien vale el esfuerzo de darse el viaje hasta El Paují. Pero además, este curioso pueblo ofrece tantas oportunidades de recreación y en sí mismo, resulta ser tan interesante, que pasará a segundo plano el que se encuentre a 74 kilómetros de Santa Elena de Uairén (Gran Sabana, estado Bolívar) -que ya es decir lejos- a dos horas de camino por una nada fácil carretera de tierra, atravesando selvas y sabanas, preferiblemente en un vehículo de doble tracción.


El Abismo queda al borde de la Sierra Pakaraima, muy cerca de El Paují. Después de subir la montaña (tipo excursión al Ávila, una hora de camino a pie, más o menos) desde lo alto, se puede mirar el Amazonas, que es como un mar verde que se pierde en el infinito. Para disfrutar de este espectáculo hay que afinar el oído y los sentidos, respirar hondo, y dejar que la inmensidad nos plene. Si se sube al atardecer o amanecer, puede ser una experiencia espiritual tan profunda, como su nombre. Para completar, se pasa por un bosque lleno de orquídeas, y si se tiene la suerte de recorrerlo en época de floración, puede ser ciertamente sublime.


En El Paují conviven unas quinientas personas, muchas de ellas profesionales que escaparon del caos citadino hace unos treinta años para hacer de éste, su paraíso.


Apicultores, artesanos, artistas, aventureros, teatreros y ecologistas construyen allí su utopía, rescatando el valor del silencio y el contacto con la naturaleza.

Cómo llegar y dónde quedarse Si no se dispone de carro adecuado, se puede contratar a un guía en Santa Elena o contactar a una operadora de turismo, que lo llevará hasta El Paují. También se puede probar el autoestop desde la alcabala de la Guardia Nacional, a la entrada del aeropuerto.


Para alojarse, está el Hospedaje Chimantá, que cuesta (o costaba en temporada baja) 250 bolívares por persona por noche, monto que incluye cena y desayuno. Allí también administran el restaurante Kasabe. Se puede contactar por el correo orianareyes1@hotmail.com.


La posada Maripak (cuyo nombre significa murciélago) es gentilmente administrada por Marielly Gil desde hace 25 años. En temporada alta cuesta 400 bolívares al día por persona, con desayuno, cena y alojamiento. Dispone de cabañas cuádruples, triples o dobles, con capacidad para 22 personas.
También se puede acampar, pagando 25 bolívares por persona en carpa. Dispone de duchas, baños, parrillera y caney. Las reservaciones se pueden hacer por los teléfonos (212) 234.3661 y (0414) 293.5865; los correos maripaktepuy@hotmail.com y reservas@maripak.com.ve. Puede visitar la página www.maripak.com.ve.


Entrando al pueblo está Brisas del Paují. Una linda posada administrada por Miguel Ángel Robaina y su familia. Dispone de varias cabañas cómodas con vistas impresionantes. Está en la primera curva, después de la última subida.


También una posibilidad de alojamiento es Kunebana, de Vilma y Alfredo, aproximadamente a 5 km al oeste, pasando el pueblo. Se especializan en turismo místico.


El campamento Kawaik, de Mauro y Elsa Segulin, es atractivo y cómodo. Queda a 10 km después del pueblo (20 minutos en carro). Contacto: kawaik@unete.com.ve. Solo por reservación.


Además, hay diversos sitios para acampar. El de Paulista, llamado "Campamento 13 lunas", es una buena opción, y atiende sobre todo a mochileros. Y cerca de la subida hacia El Abismo, está el campamento de Andrés Scull, con un gran espacio de grama verde con todos los servicios.


En poza Esmeralda está el campamento de Juan -un guía pemón, que hace excursiones a El Samey, la selva que se ve desde El Abismo- y Manuela. Un consejo que agradecerá el que decida pasar unos días en El Paují: hay que llevar suficiente efectivo. Por la distancia y la dificultad para llevar los suministros, los servicios son costosos. En el pueblo no hay cajeros ni bancos, y nadie acepta cheques ni otra forma de pago que no sea dinero contante y sonante. Para comer, además de los restaurantes Kasabe y Maripak, está "La churuata de Yusmely", con comida abundante, sabrosa y económica.

Saltos, pozos, paisajes y personas Antes de llegar a El Paují, la parada obligada es en Salto Catedral. Allí hay un restaurante donde sirven hamburguesas y platos sencillos. Recomentable almorzar antes de seguir camino.


También se puede comprar la miel que elaboran en El Paují y los derivados de la producción apícola, todos de gran calidad: propóleo, crema de cera, polen, entre otros. Además venden cremas hechas con miel y caolín, que son fabulosas para la cara.


Catedral es un salto imponente, que destaca por su color rojo y la altura de la caída de agua, que se desprende desde una bóveda, que muy bien explica el nombre del lugar. El salto Esmeralda es también destacable: bien parece la estampa de un cuento de hadas, y el color del agua es de un azul verdoso transparente.


Además de la visita al Abismo, se puede ir a El Altar, que es parecido, pero todavía más dramático y mágico. Se tarda cinco horas caminando desde el pueblo, y hay que llevar, además de agua, bastante energía. Waiparu es el pueblo pemón más cercano, al que se llega después de tres o cuatro horas caminando. Se puede llegar también por curiara desde El Polo, a 10 km al oeste del pueblo. El salto Anaconda, antes de llegar al pueblo a la altura de la alcabala, es bellísimo, pero difícil de llegar. El agua es negra, su imagen es misteriosa y el paisaje, impactante.


Otra opción para un paseo es el río Chaverú, y los distintos espacios que ofrece para disfrutar de un buen baño. El color del agua es muy oscuro, e impresiona ver cómo serpentea acompañando a la carretera hacia Ikabarú. Hay sitios que pueden ser un verdadero Spa.


Pero quizás, lo más interesante de El Paují, es conocer las historias de las personas que renunciaron a sus vidas citadinas, para emigrar a este "fin de mundo". La creatividad los rodea y puede verse en la arquitectura de sus hogares, las artesanías que producen, la talla de piedras y fabricación de productos, todo dentro de la utopía de una vida autosustentable, en el que resulta vital el aprovechamiento de energías alternativas y la ecología como filosofía. Este entorno atrae a personas de todo el mundo, que llegan en búsqueda de respuestas a preguntas existenciales. En esta riqueza, en esta variedad, se encuentra quizás el más raro valor de El Paují.

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