Orlando Ochoa Terán
Entre las virtudes de la campaña de Henrique Capriles Radonski se destacan su
perseverancia y un consistente apego a la estrategia de moderación que, presumimos, se
fundamentó en el teorema del “votante medio” que tanto éxito ha tenido entre consultores
políticos desde que Anthony Downs la formulara en 1957 en su libro, An Economy Theory
of Democracy.
En lo esencial la hipótesis postula que un político que se desvíe del centro ideológico de
un proceso electoral, perdería irremediablemente. Un movimiento significativo a la
izquierda o a la derecha de este centro ideológico abriría las puertas para que un rival,
con posiciones más moderadas, ocupe el vacío. La masiva participación de electores en
respuesta a esta estrategia demuestra que en el espacio geométrico donde los
moderados de diversas tendencias coinciden es posible construir una mayoría y ha sido
invadido por la oposición encabezada por Capriles. Mientras tanto las huestes del
gobierno, presuntamente, parecen replegarse hacia la periferia.
En la Europa de la posguerra los partidos que apelaron a esta fuerza centrípeta pudieron
mantenerse o rescatar el poder capitalizando el miedo que provocan posiciones extremas
de derecha o de izquierda. La teoría asume que si este centro no logra atraer más
votantes que la periferia radical, es una señal que el sistema democrático está en peligro.El “votante medio”
La hipótesis del “median voter” es relativamente nueva pero el método de acercar grupos
o colectividades divididas apelando a las posiciones moderadas se remonta a la antigua
Grecia. La pregunta que surge ahora es ¿funcionará la misma estrategia en un escenario
de confrontación como el que adelanta el presidente Chávez? La prueba de las primarias
así lo confirma pero con seguridad exigirá ajustes.
Para el politólogo Roger Congleton, de la Universidad George Manson, el modelo del
“votante medio” existe cuando los gustos de los electores están simétricamente
distribuidos y se ausenta en ciertos escenarios donde la manipulación de la información y
la capacidad de afectar la participación de uno de los candidatos se hace presente. El
teorema presupone la vigencia de una función democrática. Es el caso de las primarias
organizadas por la MUD pero difícilmente todas las condiciones de la hipótesis estarán
presentes en las presidenciales.
Una de las limitaciones del modelo es que asume, como una característica, que los
electores seleccionan sin interferencias y votan libremente por sus verdaderas
preferencias. Así fueron las primarias pero no será igual en las presidenciales. El triunfo
pues de Capriles, es el triunfo de la moderación, del “median voter” y demostró que ese
espacio geométrico de moderados (incluyendo chavistas) era mucho más amplio que lo
que suponíamos algunos. Capriles se adelantó a ocuparlo sorprendiendo a partidarios y
adversarios. Esta nueva realidad desafía en su esencia lo que nosotros hemos llamado la
estrategia electoral-militar del presidente Chávez.
A partir de este momento, toda posición radical o extrema, con visos de arbitrariedad o de
ventajismo, como la decisión del TSJ con los registros de votantes, tendrá un costo
político que se traducirá en desplazamientos hacia el centro, como bien lo refleja la
enorme participación en las primarias. En términos militares, Capriles, como exigía la
estrategia del general Sherman durante la Guerra Civil, ha colocado al presidente Chávez
entre “los cachos de un dilema”.
Para que el presidente Chávez pueda competir en estos amplios espacios ya ocupados
por el candidato opositor, se verá obligado a moderar su agresiva estrategia a riesgo de
lucir débil entre sus propias filas o tendrá que persistir en su agresividad alejándose más
de ese extenso territorio donde convergen los moderados que los votos de Henrique
Capriles y Pablo Pérez pusieron al descubierto. Esta tesis le ofrece validez al turbulento período que precedió y siguió a los sucesos del
11 de abril de 2002. Entonces la polarización redujo el espacio del centro ideológico y sin
duda el sistema democrático se vio amenazado. Un incansable proponente de esta
estrategia moderada y en advertir esta tendencia ha sido Teodoro Petkoff. En su
momento provocó críticas, algunas constructivas, entre las cuales incluimos la nuestra.
Otras alcanzaron niveles de insulto y procacidad.
No cabe duda pues que la consistente estrategia moderada de Henrique Capriles fue
decisiva para ganar las primarias. A esto se debe agregar que el estilo suave y directo del
candidato se adapta con naturalidad a esta estratagema.
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