ELIDES J. ROJAS L. | EL UNIVERSAL
miércoles 15 de febrero de 2012 12:00 AM
Después del triunfo de Henrique Capriles en las primarias se dibujan posibilidades ciertas de que la alternativa democrática acabe con el yugo de micomandantepresidente, pero ese es otro análisis para el que hay que esperar se asienten los equipos de campaña y observar cómo evoluciona la movilización general. Eso ocurrirá muy rápido. El tiempo de campaña no es mucho y el líder intergaláctico, aunque diga que no ha comenzado, la verdad es que nunca la ha dejado en 13 años.
Por lo pronto hay que ir despejando algunos puntos, desvirtuando algunos mitos y poniendo algunos énfasis.
Para empezar, la juventud prolongada, también conocida como tercera edad, habrá que colocarla entre los más firmes baluartes de la democracia venezolana. Ese valioso segmento, que andaba entre los 20 y 30 años cuando se cargaron a la otra dictadura, ahora con sus 70 y 80 años a cuestas, aunque muchos de ellos un poco más jóvenes, se lanzaron a las calles muy temprano y poco a poco, con ese andar lento obligado por el tiempo, con firmeza y decisión, se echaron encima la primera andanada de votos.
Otro mito. Las Fuerzas Armadas son de Chávez y llevan a micomandantepresidente en el corazón, se conducen recibiendo órdenes de Chávez y su cúpula militar. Los militares son clones del chavismo violento y grosero. Falso. Lo que vio la inmensa mayoría de venezolanos en las primarias de la unidad democrática fue otra cosa. Militares, soldados, muy jóvenes casi todos, atentos, amables y de buen trato. Falso que los militares sean chavistas o como los chavistas.
Por otra parte, quedó claro que el CNE no da los resultados antes, no importa de qué elección se trate, porque tiene que cumplir con un paso que el domingo pasado no existió: buscar el visto bueno de Chávez. No sabemos si pueden cambiar los resultados si Chávez lo pide, pero sí está claro que a pocas horas de cerradas las mesas el CNE ha tenido siempre los resultados. No es un mito, pues, el que Chávez vea y apruebe todo antes.
Un mito clave quedó fuera de juego. La gente sí está dispuesta a participar, está motivada, cree en la unidad, y tiene confianza en que la vía electoral es la opción. La abstención en octubre debe bajar de manera importante. Ese 30% eterno de no participación tiene sus días contados.
Y, tal vez el mito derrumbado más importante, es que no es posible derrotar a Chávez. Falso. Nunca como ahora es un candidato derrotable. Sin duda, la cubanización del país está en preaviso. Todo hace prever una verdadera avalancha democrática en octubre de este año. Hay trabajo duro por delante, claro, pero la base de arrancada es otra.
Todo puede cambiar.
Por lo pronto hay que ir despejando algunos puntos, desvirtuando algunos mitos y poniendo algunos énfasis.
Para empezar, la juventud prolongada, también conocida como tercera edad, habrá que colocarla entre los más firmes baluartes de la democracia venezolana. Ese valioso segmento, que andaba entre los 20 y 30 años cuando se cargaron a la otra dictadura, ahora con sus 70 y 80 años a cuestas, aunque muchos de ellos un poco más jóvenes, se lanzaron a las calles muy temprano y poco a poco, con ese andar lento obligado por el tiempo, con firmeza y decisión, se echaron encima la primera andanada de votos.
Otro mito. Las Fuerzas Armadas son de Chávez y llevan a micomandantepresidente en el corazón, se conducen recibiendo órdenes de Chávez y su cúpula militar. Los militares son clones del chavismo violento y grosero. Falso. Lo que vio la inmensa mayoría de venezolanos en las primarias de la unidad democrática fue otra cosa. Militares, soldados, muy jóvenes casi todos, atentos, amables y de buen trato. Falso que los militares sean chavistas o como los chavistas.
Por otra parte, quedó claro que el CNE no da los resultados antes, no importa de qué elección se trate, porque tiene que cumplir con un paso que el domingo pasado no existió: buscar el visto bueno de Chávez. No sabemos si pueden cambiar los resultados si Chávez lo pide, pero sí está claro que a pocas horas de cerradas las mesas el CNE ha tenido siempre los resultados. No es un mito, pues, el que Chávez vea y apruebe todo antes.
Un mito clave quedó fuera de juego. La gente sí está dispuesta a participar, está motivada, cree en la unidad, y tiene confianza en que la vía electoral es la opción. La abstención en octubre debe bajar de manera importante. Ese 30% eterno de no participación tiene sus días contados.
Y, tal vez el mito derrumbado más importante, es que no es posible derrotar a Chávez. Falso. Nunca como ahora es un candidato derrotable. Sin duda, la cubanización del país está en preaviso. Todo hace prever una verdadera avalancha democrática en octubre de este año. Hay trabajo duro por delante, claro, pero la base de arrancada es otra.
Todo puede cambiar.
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