En: http://www.lapatilla.com/site/2012/12/17/thaelman-urgelles-duros-resultados-pero-ninguna-catastrofe/
Thaelman Urgelles
No voy a edulcorar las cosas. Los resultados electorales de este día son, sin duda, un revés para la alternativa democrática nacional. Mas para evaluarlos en su justa dimensión, hay que considerar descarnadamente dos variables: primera, en dos o tres meses habrá en el país una nueva elección presidencial; y segunda, el proceso regional dejó en pie los liderazgos de los dos más importantes referentes de la nueva política democratica, que son Henrique Capriles Radonski y Henri Falcón. Ellos, junto al invicto indio Liborio Guarulla y -estoy seguro que también- junto al incansable luchador obrero Andrés Velásquez, representan una tremenda alineación para encabezar al pueblo democrático en esa batalla que puede ser la de la definitiva victoria.
Quiero ver al equipo de Nicolás Maduro, Diosdado Cabello, Jorge Rodríguez y Arias Cárdenas, sin la muleta manipuladora que ha funcionado desde La Habana, luchar contra esta formación netamente progresista y sin pasado vergonzante que ocultar. ¿A quién le van a decir ahora cuarta república o representantes del pasado? Porque si algo demostró esta elección de hoy es que la única oposición sostenible frente al ventajismo oficial es aquella capaz de exhibir títulos de novedad, progresismo y un nuevo modo de encarar la política.
Todo ello será objeto de mi análisis detenido en las diarias entregas de esta semana. Baste por ahora decir que a esta hora no me siento víctima de una catástrofe irremediable. Me siento parte de una historia que no termina de concluir y que tiene su próxima parada en el primer semestre de 2013, a causa de la irresponsable práctica política de quien hoy detenta el poder. Para ello creo que debemos prepararnos, dejando por cierto de lado el autodestructivo sentimiento que hoy llevó a millones de opositores a abdicar de su deber ciudadano.
Creo que Henrique, Henri, Liborio y Andrés, junto al enorme Ramón Guillermo Aveledo y aquellos otros que quieran deponer sus cálculos y mezquinas pequeñeces, son suficiente motivo para reservarnos una buena porción de optimismo y capacidad de lucha. Nos seguimos hablando mañana, puntualmente.
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