Luis Betancourt Oteyza
“Insistir en obtener resultados distintos
aplicando las mismas técnicas, es síntoma de locura”
Albert Einstein
Desde 1998 Venezuela ha celebrado casi 18 elecciones y la llamada oposición no ha ganado ninguna. Sobre todo desde el referendum de 2004, cuando el CNE tomó el control de los votos y la población vota pero no elige. No obstante, de las filas de la oposición se parte de presupuestos para justificar el concurrir a los procesos electorales, a pesar de saber que en ellos se practica descaradamente fraude, y fraude que nunca permitira respetar la intención y voluntad de los electores.
En primer lugar, se afirma que las víctimas del regimen chavista todavía, y siempre, somos minoría pero que elección tras elección vamos “creciendo” en el corazón de los desposeídos que aman al comandante y pronto seremos mayoría. Que hay que tener paciencia – Diría Bolívar: “14 años no bastan?”- y constancia; que todavía los pobres están con Chávez; que él los ha sabido entender o que los compra con misiones, neveras y lavadoras pero algún día se nos unirán, sobre todo si dejamos de atacar al chavismo y al Tirano, y no aupamos la polarización, nos portamos bien, vamos. En segundo lugar, que hemos tenido triunfos en algunos eventos electorales a pesar del CNE, parcial, ilegal, espurio y de origen inconstitucional, de un REP nunca, oígase bien, nunca, auditado, sobredimensionado y secreto ilegalmente, y que votamos con máquinas de lotería, donde el elector no tiene control de su voto, ni del escrutinio ni de los resultados. Se insiste en que, a pesar de lo anterior, derrotamos la reforma constitucional en 2007 y obtuvimos mayoría absoluta de votos en las elecciones para integrar la actual Asamblea; que esas son pruebas de que el pervertido sistema electoral en uso da posibilidades a la llamada oposición. Pero resulta que la aparente victoria contra la reforma en 2007, calificada como “de mierda” por el Tirano, acompañado de su alto mando, sin el ministro Baduel y por eso está preso, fue absolutamente burlada mediante leyes, orgánicas y ordinarias, dictadas por Chávez y su asamblea; entonces, cuál fue la victoria? Moral, dirán algunos audaces o cínicios. Adicionalmente, previendo el CNE la dificultad de controlar todos los estados por las facciones chavistas en pugna, cambiaron inconstitucionalmente las reglas del juego para la elecciónes legislativas del 2010 de manera que la oposición con mayoría de votos obtuvo una precaria minoría de diputados. Es esa otra victoria? Sin recordar siquiera el “triunfo” de Ledezma a la Alcaldía Capital, raspada de un sablazo al nombrar con total desparpajo una sumisa y cómplice “gobernadora”.
Ahora bien, si estamos de acuerdo en que el regimen de Chávez es ajeno al Estado de Derecho, que es alérgico a la ley y la constitución, que no existen poderes autónomos, es decir, que es una tiranía, entonces debemos entender de una vez que no terminará por efecto de unas elecciones; lo contrario es históricamente incongruente y políticamente estúpido. Entonces, por qué votamos mayoritariamente el 7-O? Porque a pesar de los tres vicios electorales que hacían, y hacen, imposible una derrota del chavismo, la MUD y, sobre todo, el candidato, nos dieron garantías de que iban a hacer respetar la voluntad mayoritaria volcada en las urnas y que se manifestó como Orinoco fuera de madre durante la campaña; porque el hiperquinético esfuerzo físico del candidato produjo el efecto de un azadón cuando rompe el dique que represa el agua para que ella haga fructificar la libertad y la justicia, arrollando todo obstáculo contra natura; sin embargo, ocurrió lo contrario: el candidato reconoció sin ambajes el “triunfo” de Chávez y hasta lo felicitó en cálida conversación telefónica cuando todavía se votaba en las mesas y su maquinaria de control electoral, escasa pero valiente, fue desmovilizada y dispersada con terror histérico. La MUD afirmó con entusiasmo que: “las elecciones no habían sido transparentes pero sí libres”, a pesar de las presiones y coacciones que se sabían antes de las votaciones y las que se descubrieron la tarde del evento por acción de las milicias y GNB. Luego, por las protestas surgidas, convino el candidato y su equipo en que sí habían ocurrido triquiñuelas, eso sí, anónimas, en absoluto atribuibles a Chávez, el angelito enfermo. Este enorme engaño de la MUD y el propio candidato, trocado de inmediato en aspirante a sucederse en su gobernación de Miranda, produjo la reacción del electorado, reacción por demás previsible; el elector dijo: Ya basta! Y lo ha dicho en serio, para que se tome en cuenta, para que se respete; se dejó de comparsas para asumir una señal de protesta que hay que oír. El pueblo esperaba una rebelión porque sabe que sólo una rebelión lo puede liberar, no los jueguitos de pasillo de políticastros de segunda. Que en 1957 no desconoció los resultados del plebiscito burlón de la anterior dictadura, desconoció el plebiscito, y en comunion cívico-militar, iniciada el 21 de noviembre de 1957 con la protesta de los estudiantes, seguida por el sacrificio militar del 1ro. de enero de 1958, y verse triunfante y consumada por el alzamiento de la juventud militar desde su Escuela, al mando del Coronel Pedro José Quevedo. Ese es el camino, y el pueblo lo sabe, y ojalá la dirigencia de la llamada oposición termine por entenderlo.
Fuimos a unas elecciones para despertar el rechazo, de los venezolanos ante su injusta situación, y lo logramos; para denunciar el fraude ya conocido y en ejecución, y no lo hicimos, por eso el pueblo se desanimó y no se rebeló. Por eso se abstuvo el 16-D. Debemos votar, sí, pero no debemos sólo votar.
Las elecciones son el recurso político por excelencia en una Democracia, en un régimen tiránico, como el que encabeza Chávez, son una burla y un comodín para atornillarlo.
Cuando oigo a voces de la MUD llamando a la calma silenciosa ante la agonía del Tirano y a prepararse para participar en las elecciones pautadas constitucionalmente después de su muerte, sin cambiar al CNE por uno imparcial, sin una revisión del REP y sin votar manualmente y no con máquinas tramposas, no puedo menos que sospechar que una “sucesión” se está concertando, y que la dominación cubana seguirá con otro títere.
Dios nos está ofreciendo a los venezolanos una nueva oportunidad para regresar, oígase bien, regresar, a la libertad, la justicia y la democracia, y debemos estar a la altura del reto que representa esa nueva e irrepetible circunstancia. Es posible; recordemos con Napoleón Bonaparte que: “Lo imposible es el fantasma de los tímidos y el refugio de los cobardes”. La juventud civil y militar tiene la palabra.
Londres, 28 de diciembre de 2012 Luis Betancourt Oteyza
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