Eduardo Fernández
Siento un gran respeto por la
institución militar. Cuando me postulé como candidato a la Presidencia de la
República, tuve muy presente que, en caso de resultar electo, tendría el honor
de dirigir las Fuerzas Armadas Nacionales.
En consecuencia, me dediqué a estudiar con respeto y con afecto su historia,
sus tradiciones, sus principios, sus valores y su cultura.
Siempre me sentí muy orgulloso de ser uno de los pocos dirigentes civiles en
Venezuela que había prestado servicio militar. El hoy general (R) Juan Antonio
Herrera Betancourt fue quien recibió al grupo de estudiantes de educación media
que llegamos a la escuela militar en 1957 para prestar nuestro servicio. De
allí nació una amistad que todavía dura y crece.
Venezuela necesita una fuerza armada tal como lo establece la Constitución
nacional en su artículo 328: “… una institución esencialmente profesional, sin
militancia política, organizada para garantizar la independencia y soberanía de
la Nación y asegurar la integridad del espacio geográfico, mediante la defensa
militar, la cooperación en el mantenimiento del orden interno y la
participación activa en el desarrollo nacional, de acuerdo con esta
Constitución y con la ley. En el cumplimiento de sus funciones, está al
servicio exclusivo de la Nación y en ningún caso al de persona o parcialidad
política alguna. Sus pilares fundamentales son la disciplina, la obediencia y
la subordinación”.
También dice la Constitución nacional en su art. 330: “Los integrantes de la
Fuerza Armada Nacional tienen derecho al sufragio de conformidad con la ley,
sin que les esté permitido optar a cargo de elección popular, ni participar en
actos de propaganda, militancia o proselitismo político”.
La doctrina constitucional al respecto es clara: los militares tienen el monopolio
de las armas, pero por eso mismo, porque están armados, no pueden ser
deliberantes.
Los venezolanos somos los dueños de las armas. Es con el dinero de los
venezolanos que se compran esas armas. Nosotros las ponemos en manos de los
militares para que puedan cumplir con las funciones que les asigna la
Constitución nacional. Para más nada.
Venezuela tiene derecho a contar con una fuerza armada que nos haga sentir
orgullosos de ella.
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