ublicado en La Razón / Enrique Meléndez / 24 ago 2014.-
A juicio del economista Maxim Ross, el gobierno se hizo un “harakiri”
al poner el tema de los precios de la gasolina, jerárquicamente, por
encima de otros problemas de la economía, en el sentido de que frenó la
posibilidad de llevar a cabo los cambios más importantes.
“Los problemas principales de este país están en Pdvsa y en la
situación de la balanza de pagos; que es el tema de los dólares o de las
divisas”, asegura Ross.
¿Qué piensa usted que retiene hoy en día al gobierno, en lo que atañe a los anuncios del programa de ajuste económico, y que Nicolás Maduro ha venido prometiendo desde hace dos meses? ¿Acaso en esto influye el costo político?
-Por supuesto que influye el costo político; pero le tengo dos tipos de respuesta sobre eso. En primer lugar, las dificultades y la distintas opiniones y fracciones que hay en el partido de gobierno entre los más radicales socialistas y entre los llamados pragmáticos y reformistas.
-Entonces, en esa lucha de opiniones entre ambas fracciones, que se expresó en distintas fuentes de expresión, entre ellas, el Congreso del Psuv ha disminuido la posibilidad de ir a ese programa de reformas; porque, por supuesto, hay que entender que la reforma propuesta por Ramírez, en lo que tiene que ver con la unificación cambiaria; con la modificación de la política de precios, que ya se ha venido haciendo, con el tema de la reforma fiscal, etcétera, constituye una reforma que tiene que ser hecha a base de reglas de mercado o de reglas de fuerza de mercados.
-Bueno, usted comprenderá que si esas reformas tienen que ser hechas sobre la base de reglas de mercado, constituye una cierta manera de aceptar las reglas del capitalismo, y, bueno, cuando estamos hablando del Plan de la Patria y del Socialismo del Siglo XXI; a ese partido socialista y a los dirigentes, en especial, al presidente de la República le ha sido muy complicado aceptar esas reglas de mercado. En ese dilema se debaten, y esto es lo que ha retrasado las decisiones.
-Pero hay una segunda respuesta que creo que no se ha dado; que me parece importante revelar, y es el problema de qué es lo que el gobierno ha privilegiado, como política económica; qué es lo que realmente está en juego, y aquí me aventuro a decir que creo que el gobierno cometió un error en colocar el tema de la gasolina en el tapete; cuando, jerárquicamente, la política económica más importante era el tema cambiario.
-Lo que tiene a Venezuela completamente al revés; completamente distorsionada; lo que explica los grandes desequilibrios en balanza de pagos, fiscales, etcétera, es el problema cambiario. Entonces, si usted coloca el tema de la gasolina en el medio, está colocando un problema, que no es el más importante. Pero que tiene una elevadísima sensibilidad política. De modo que al colocar como prioritario el tema de la gasolina, entonces el gobierno se hizo un harakiri; en el sentido de que frenó la posibilidad de llevar a cabo los cambios más importantes.
-La segunda cosa es que el problema no es fiscal. Si bien, hay un problema de déficit fiscal, los problemas principales de Venezuela no están allí. Los problemas principales de este país están en Pdvsa y en la situación de la balanza de pagos; que es el tema de los dólares o de las divisas.
Lo que pasa también es que el tema de la gasolina resulta bastante espinoso, en virtud de que el aumento de por sí incita a una escalada inflacionaria a nivel de todos los precios, en vista de que gasolina, automóvil y calle lo mueve todo; pero, luego, está el hecho del contrabando de extracción, que se ha tornado gravísimo. ¿O no?
-Yo repito la anterior respuesta, yo pongo sobre la mesa; pongo en las discusiones de la opinión pública: el tema de la gasolina, si bien es sensible, por el tema del contrabando de extracción; por el tema de que, prácticamente, el precio de la gasolina es regalado; de que eso le genera al Estado venezolano, y, en particular, a Pdvsa un déficit del orden de los 15 mil millones de dólares, yo insisto en la tesis de que el tema de la gasolina no es, jerárquicamente, el más importante.
-Yo digo esto porque si usted aumenta el precio de la gasolina, ciertamente, se van a generar más bolívares. Pdvsa va a obtener más bolívares. Haciendo una estimación de los 15 mil millones de dólares, es una estimación de precios. Pero Pdvsa no va a recibir más dólares y el problema principal de este país no son los bolívares. El problema principal de este país es el tremendo déficit de balanza de pagos, que tenemos y la tremenda deuda que el gobierno tiene con toda la empresa privada; que alcanza una suma descomunal.
-De modo que haber colocado el tema de la gasolina no es lo más acertado; a pesar de que la gasolina no deja de ser un tema importante, sistemáticamente, tenemos años y siglos tratando de aumentarla; a pesar de que se dice, políticamente, que tuvo que ver con “El Caracazo”, y todas estas cosas, que le han dado un costo político tremendo, cuando en verdad no lo tiene; en verdad, no lo es.
-Porque si usted analiza el problema de la gasolina, volvemos al argumento, que conoce todo el mundo, de que quienes pagan el precio de la gasolina son los menos poseídos, y resulta que están subsidiando a los que tienen carros particulares. Me parece un absurdo, que estemos paralizados, como país, con el tema de la gasolina, cuando en verdad no tiene ninguna repercusión popular. Y si se hace bien hecho, como lo han hecho otros países, hay menos problema.
-Reitero: el problema principal de Venezuela no es el tema del aumento del precio de la gasolina, como sí el tema cambiario, el tema fiscal, el tema monetario. Entonces esa discusión pasa a segundo grado; el país se enardece con el tema de la gasolina, entonces se pierde la posibilidad de hacer una reforma. Yo recomendaría, y lo digo para la opinión pública, y para el gobierno; a pesar de mi poca simpatía por él: lo primero es lo primero, y lo primero es resolver, sobre todo, el problema de las divisas; que es lo que tiene paralizado al país: no se le pagan a las líneas aéreas; no se pagan las importaciones atrasadas; en fin, ese es el problema principal.
Abordando el tema cambiario: precisamente, el año pasado, cuando se descartaba que podía haber una devaluación; el gobierno, entre gallos y medianoche, apareció con una devaluación, y hasta de 50%, y como está planteada una discusión, actualmente, en torno a un valor entre 25 y 35 bolívares, donde pudiera ubicarse la unificación. ¿Usted cree que el gobierno pudiera adoptar la tasa de 35%?
-Ya no puede. Esa batalla la perdió ante la opinión pública. Fíjese usted que el ministro Ramírez hablaba en mayo o hace varios meses atrás de unificación cambiaria. Ya no habla de unificación. Ahora habla es de convergencia cambiaria; que es un concepto muy distinto. Porque la unificación cambiaria, señor Meléndez, para que la opinión pública lo entienda: unificar es único; es poner un solo tipo de cambio. Para que usted tenga un solo tipo de cambio; usted tiene que levantar el control de cambio.
-Porque si usted va a unificar los tipos de cambio, y deja el control de cambio, y tiene un paralelo al frente, además, entonces allí no hay unificación. De manera que ya el discurso de Ramírez nos da una idea que éste abandonó… y ahí está un poco el problema que planteo: cuan importante es un tema y cuan importante es otro; abandonó –digo, el concepto de unificación cambiaria, y comenzó a hablar de convergencia cambiaria.
-Y recién, hace pocos días. Ya ni siquiera habló de convergencia cambiaria, sino de un tipo de cambio dual. Es decir, está aceptando que, en lugar de unificar el tipo de cambio, vamos a tener, quizás un preferente, y un tipo de cambio más libre; sujeto a subastas y cosas por el estilo. Entonces, ese es un punto.
-Y el otro punto, que yo dificulto, precisamente, por haber perdido la pelea de la batalla de la opinión pública; para llevar a cabo las reformas fundamentales, dificulto que el gobierno pueda proceder en este instante; primero, a devaluar la moneda en una magnitud de 6,30 a 25 ó 35; casi multiplicado por tres o cuatro veces, y, por otro lado, como le estoy diciendo, es muy difícil que el gobierno unifique los tipos de cambio.
-Si usted va a unificar el tipo de cambio; lo lógico es que toda esa gente, que está esperando que le paguen deudas anteriores: líneas aéreas, importadores, dividendos, compañías multinacionales, se las honren. Bueno, en la medida en que usted coloca el tipo de cambio, vamos a suponer, en 25 bolívares, el asalto sobre la moneda va a ser brutal. Yo le pregunto a quien lea esta entrevista, que si le ponen un dólar a 25 no lo va a comprar.
-Usted tiene que poseer un respaldo suficiente en divisas para, precisamente, poder jugar con ese ataque a la moneda; me arrepiento de utilizar este término de ataque, porque tiene una connotación política. Sencillamente, usted va a abaratar una moneda que está en el paralelo dos o tres veces más cara; la va a abaratar en un mercado libre, y, por supuesto, todos los que tienen necesidad de divisas van a ir a comprarla.
-En ese sentido, se necesita que el BCV posea unas reservas por el orden de los 40 mil millones de dólares, para poder defender la moneda, y la verdad es que el BCV tiene reservas líquidas apenas por 1 mil 500 millones de dólares, y el gobierno ha venido saliendo poco a poco de sus activos, que tenía en el exterior, y lo que nosotros estimamos, a ese respecto; de acuerdo a las cuentas que hemos venido sacando, es que el gobierno se ha desprendido de unos 20 mil millones de dólares.
-No hay divisas suficientes, y la prueba está en que el gobierno no puede pagarle a las líneas aéreas, no puede pagar los dividendos, que debe; no hay divisas suficientes, repito, para ir a una unificación cambiaria. El señor Ramírez perdió el apoyo político, para poder lograr eso, y lo pierde por las razones que le expuse antes, aparte de las diferencias de opinión que existen entre el grupo de los pragmáticos y el grupo de los llamados radicales.
Algunos economistas hablan de un tercer grupo, entre los pragmáticos y los radicales, que sería el de las mafias; que es el que sería el que se impuso a raíz de la salida de Jorge Giordani. ¿Qué piensa usted de todo eso?
-A mí no me gusta el término de mafia; porque no tengo esa conceptualización en mi concepto económico. Yo no sé si hay mafias o no; pero lo que sí hay son unos centros de poder importantísimos. Por ejemplo, toda la distorsión cambiaria. Cuando usted adquiere un dólar a 6,30, usted está tentado, como se ha venido demostrando por la prensa todos los días; de empresarios que consiguieron dólares a esa tasa, y luego lo vendieron en el paralelo muchísimos más caros. O importaciones, que otorgaron a 6,30, no obstante, el producto importado se colocó a precio del paralelo en el mercado.
-Otros, además, son los intereses, y esto es una cosa que la prensa la ha estado revelando en los últimos días; intereses hasta militares, que están detrás del tema de la extracción de gasolina por la vía del contrabando. Porque, en el fondo, ¿cuál es el problema? Ningún acto de extracción de contrabando ni un acto de corrupción tiene un solo autor. Si hay alguien que compra, hay alguien que vende. Si hay alguien que otorgue una divisa barata a alguien que es corrupto, éste la vende en el mercado paralelo. Esas dos caras de la moneda están presentes.
-Así que yo creo que hay razones, independientemente que se llamen o no mafias, para pensar que esa distorsión cambiaria es el tema tan importante; que es también el tema de la gasolina. Entonces, aquí tenemos otra equivocación: dejar el tipo de cambio, dejar la gasolina baratísima y enfrentando el tema del contrabando de extracción, cerrando las fronteras y reduciéndolo sólo al ámbito militar, eso es un error de concepto fundamental. Ponga usted el precio de la gasolina en su lugar, cosa que debíamos haber hecho desde hace 20 años. Ponga usted el precio del tipo de cambio en su lugar. Ponga usted el precio de los productos en su lugar.
-Pero el problema es que eso se llama capitalismo; eso se llama fuerza de mercado, y bueno, vaya usted a venderle a los socialistas del siglo XXI, del Plan de la Patria estas ideas. Porque fue así como Ramírez perdió la pelea.
¿Qué piensa usted de la venta de Citgo? El gobierno ha dicho que esta empresa es tan mala que nadie la quiere comprar. ¿Es esto así?
-Me da mucha risa ese argumento; porque me parece muy contradictorio, y paradójico que el ministro Ramírez sea el que anuncie la conveniencia de vender Citgo; porque se trata de un negocio malo; porque la parte de la refinación no da, suficientemente, para pagar los recursos invertidos allí, y por otro lado, se quiere vender. Es decir, no se puede entender que usted diga que un negocio es muy malo, y que, por lo tanto, lo quiere vender. Que usted mismo declare que estoy esperando una oferta conveniente.
-La verdad es que con el tema de Citgo, se demuestra que el gobierno se quedó sin dinero; sin un céntimo. Todos los dólares fueron gastados en las elecciones de 2012 y 2013; creo que todos me entenderán cuando se ponga por escrito: rasparon la olla, y todos los dólares fueron utilizados para fines políticos. En consecuencia, usted tiene que comenzar a vender sus propiedades, al punto de que se intenta vender la empresa, que le permite a Pdvsa colocar productos en el mercado estadounidense.
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