ORLANDO VIERA-BLANCO| EL UNIVERSAL
martes 19 de agosto de 2014 12:00 AM
Aporte brillante del Prof. Manuel Rodríguez Mena desde el año 2006. El Dr. Mena, jubilado de la UCV (1965-1990), Subdirector del Instituto de Investigaciones de la Facultad de Ciencias Económicas y Sociales de la UCV y Decano de dicha Facultad (1984-1987), promovió y encaró muy animados debates en la Cátedra Pío Tamayo, sobre la tesis de Movimiento de Movimientos, que no es más que la Unión Nacional de Frentes Sociales por la Democracia, y que hoy la sociedad venezolana asume como desafío de articulación histórica.
"De lo que se trata es de unirnos, unos y otros, en la elección de luchar por la libertad y la justicia", sentencia Rodríguez Mena... Aclara enfáticamente que no es un compromiso "de ahora" de vocación comicial, sino un desafío de orden ciudadano, reiterando terca y empecinadamente, la necesidad de promover un liderazgo ascendente-civilista, sub-sectorial de abajo hacia arriba. Un centro de acopio ideológico, conductual y multicolor, cuyo objetivo no es el poder, sino el país. Es superar "el desaire institucional y partidista (de ambas tendencias), que ha tributado en defensa de mesas y un socialismo de camarillas".
Es la adopción de "un solo bloque ciudadano, con una sola directriz, una sola estrategia; miles de voces con una sola agenda de lucha, cual es la defensa enérgica, combativa y eficaz de la democracia y de la paz".
Pérez Mena nos hablaba en la cátedra de la creación de múltiples frentes. Un frente universitario focalizado en la educación y la universidad como factor generador de conocimiento y cambio; un Frente Económico, formado por empresarios, trabajadores y familiares de las empresas privadas independientes de la ciudad y del campo; un Frente Sindical, compuesto por todas las federaciones y sindicatos independientes; el Frente Gremial, integrado por todos los gremios profesionales y técnicos independientes; el Frente de Empresarios y Trabajadores de empresas industriales, agropecuarias, comerciales, destruidas o confiscadas. Todos focalizados en una misma búsqueda que no es exclusivamente política sino una auténtica revolución socio-cultural donde la prosperidad nos haga libres... Es enderezar nuestras creencias, artes, mitos, tradiciones, hábitos y derechos, mismos que forman nuestra idiosincrasia, y que nos debilitan y nos hunden... El movimiento de movimientos comporta una revisión reflexiva de nuestra identidad grupal. Es deponer el mito de la riqueza, la cultura de la corrupción, el arte de la viveza, el tumbaíto criollo (dixit Ruth Capriles) o tradición del mínimo esfuerzo; es suprimir el odio, suprimiendo el yo no fui, eso no es conmigo, se me hizo tarde o me rasparon, por decir fui yo, llegué tarde, raspe el examen o ya me ocupo y si no, lo siento... El movimiento de movimientos es una acumulación transversal de categorías de reivindicación grupal (ecologistas, feministas, jóvenes, usuarios, gremialistas, sindicatos, empresarios, artistas, estudiantes, maestros), que exhibe un común denominador: nuestra pertenencia a un Estado-Nación productivo, cuyo hecho motivador somos nosotros, la gente. Es una respuesta ciudadana a fondo contra el establishment político, pero también a nuestras malas costumbres: nuestra indiferencia y desinterés por el público y lo público, la negación de nosotros, la delegación ciudadana, la renuncia a ser productivos e inteligentes. El pobre no puede seguir siendo el ignorante e ignorado. Pero tampoco victimizado. Si María Corina no asume con valentía la autocrítica, la denuncia franca de nuestro egoísmos generacionales, el movimiento de movimientos carecerá de humildad y ética.
Los venezolanos somos desagregados, dispersos y contestatarios. Cada quien salta pa' su corral. La pobreza no es mi problema. Menos el erario público, la corrupción o el despilfarro. Ignoramos sesudamente, indolentemente, infinitamente, despreciativamente. Cuanto no decimos ¡ese es tu rollo! ¿Cuánto no queremos ver, asumir o resolver? No nos gustan los compromisos, y de Boves para acá desplegamos una suerte de irreverencia mal canalizada, que nos coloca a la defensiva por pensar que todos nos quieren jorobar. Nuestra desconfianza grupal es cutánea y nuestra resistencia a ser amables, congénita... Capriles no se pliega al movimiento de movimientos por creer que es el único presidenciable. Y no es que él sea así. Es lo típico desde Bolívar hasta hoy... El reto del movimiento de movimientos es vencer nuestra hostilidad generando bisagras sociales afectivas donde la jerarquía no sea otra que la igualdad ante ley y un ¡buenos días! Es rescatar la autoestima grupal reconociéndonos no-como un pueblo resentido y badulaque, sino como una sociedad aspiracional y orgullosa de nacer sobre la misma tierra. El movimiento de movimientos es reflexión y acción colectiva por una nueva dinámica político-social:permutar el positivismo caudillista, militarista, presidencialista y personalista por un Estado liberal y próspero, donde ser propietario, empresario y educado, no sea tabú (ni delito). Anímese, actívese y participe. Es su hora, no la de nadie más.
"De lo que se trata es de unirnos, unos y otros, en la elección de luchar por la libertad y la justicia", sentencia Rodríguez Mena... Aclara enfáticamente que no es un compromiso "de ahora" de vocación comicial, sino un desafío de orden ciudadano, reiterando terca y empecinadamente, la necesidad de promover un liderazgo ascendente-civilista, sub-sectorial de abajo hacia arriba. Un centro de acopio ideológico, conductual y multicolor, cuyo objetivo no es el poder, sino el país. Es superar "el desaire institucional y partidista (de ambas tendencias), que ha tributado en defensa de mesas y un socialismo de camarillas".
Es la adopción de "un solo bloque ciudadano, con una sola directriz, una sola estrategia; miles de voces con una sola agenda de lucha, cual es la defensa enérgica, combativa y eficaz de la democracia y de la paz".
Pérez Mena nos hablaba en la cátedra de la creación de múltiples frentes. Un frente universitario focalizado en la educación y la universidad como factor generador de conocimiento y cambio; un Frente Económico, formado por empresarios, trabajadores y familiares de las empresas privadas independientes de la ciudad y del campo; un Frente Sindical, compuesto por todas las federaciones y sindicatos independientes; el Frente Gremial, integrado por todos los gremios profesionales y técnicos independientes; el Frente de Empresarios y Trabajadores de empresas industriales, agropecuarias, comerciales, destruidas o confiscadas. Todos focalizados en una misma búsqueda que no es exclusivamente política sino una auténtica revolución socio-cultural donde la prosperidad nos haga libres... Es enderezar nuestras creencias, artes, mitos, tradiciones, hábitos y derechos, mismos que forman nuestra idiosincrasia, y que nos debilitan y nos hunden... El movimiento de movimientos comporta una revisión reflexiva de nuestra identidad grupal. Es deponer el mito de la riqueza, la cultura de la corrupción, el arte de la viveza, el tumbaíto criollo (dixit Ruth Capriles) o tradición del mínimo esfuerzo; es suprimir el odio, suprimiendo el yo no fui, eso no es conmigo, se me hizo tarde o me rasparon, por decir fui yo, llegué tarde, raspe el examen o ya me ocupo y si no, lo siento... El movimiento de movimientos es una acumulación transversal de categorías de reivindicación grupal (ecologistas, feministas, jóvenes, usuarios, gremialistas, sindicatos, empresarios, artistas, estudiantes, maestros), que exhibe un común denominador: nuestra pertenencia a un Estado-Nación productivo, cuyo hecho motivador somos nosotros, la gente. Es una respuesta ciudadana a fondo contra el establishment político, pero también a nuestras malas costumbres: nuestra indiferencia y desinterés por el público y lo público, la negación de nosotros, la delegación ciudadana, la renuncia a ser productivos e inteligentes. El pobre no puede seguir siendo el ignorante e ignorado. Pero tampoco victimizado. Si María Corina no asume con valentía la autocrítica, la denuncia franca de nuestro egoísmos generacionales, el movimiento de movimientos carecerá de humildad y ética.
Los venezolanos somos desagregados, dispersos y contestatarios. Cada quien salta pa' su corral. La pobreza no es mi problema. Menos el erario público, la corrupción o el despilfarro. Ignoramos sesudamente, indolentemente, infinitamente, despreciativamente. Cuanto no decimos ¡ese es tu rollo! ¿Cuánto no queremos ver, asumir o resolver? No nos gustan los compromisos, y de Boves para acá desplegamos una suerte de irreverencia mal canalizada, que nos coloca a la defensiva por pensar que todos nos quieren jorobar. Nuestra desconfianza grupal es cutánea y nuestra resistencia a ser amables, congénita... Capriles no se pliega al movimiento de movimientos por creer que es el único presidenciable. Y no es que él sea así. Es lo típico desde Bolívar hasta hoy... El reto del movimiento de movimientos es vencer nuestra hostilidad generando bisagras sociales afectivas donde la jerarquía no sea otra que la igualdad ante ley y un ¡buenos días! Es rescatar la autoestima grupal reconociéndonos no-como un pueblo resentido y badulaque, sino como una sociedad aspiracional y orgullosa de nacer sobre la misma tierra. El movimiento de movimientos es reflexión y acción colectiva por una nueva dinámica político-social:permutar el positivismo caudillista, militarista, presidencialista y personalista por un Estado liberal y próspero, donde ser propietario, empresario y educado, no sea tabú (ni delito). Anímese, actívese y participe. Es su hora, no la de nadie más.
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