La habilitante feliz
No será una Navidad ni un Nuevo Año feliz
ÁXEL CAPRILES M. | EL UNIVERSAL
jueves 16 de diciembre de 2010 12:00 AM
No es que BsF 1.224 sirvan de mucho para reconstruir y solucionar a largo plazo la vida de una familia entera que perdió sus pertenencias y su hogar, pero, sin duda, en algo ayudan a pasar una Navidad menos infeliz. Sabemos que la cuarta Ley Habilitante que le otorgue la Asamblea Nacional al presidente Chávez tampoco contribuirá a remediar la imprevisión y la reiterada incompetencia del Gobierno en materia habitacional y a solucionar las demás carencias del país, pero, sin duda, nos ayudará a pasar una Navidad más sincera y por ello, en términos espirituales y de consciencia, más feliz. Entregarle todos los poderes al Presidente así no más, de frente y sin tapujos, para que pueda aprobar a su antojo todas las leyes y actos que crea pertinentes, para que pueda gobernar sin rodeos y sin excusas, termina, de una vez por todas, con la farsa que hemos mantenido durante 11 años, con el teatro de democracia participativa.
La nueva Ley Habilitante será, por ejemplo, un instrumento de ahorro de tiempo, esfuerzos y recursos económicos fenomenal. En el año 2007 la nación se desgastó en una consulta popular para la reforma de 69 artículos de la Constitución de 1999 y durante tres años tuvimos que gastar miles de millones de bolívares, miles de horas de protesta y de discusión parlamentaria para aprobar las ocho leyes que nos imponen por debajo de la cuerda la reforma constitucional negada por el pueblo. Si le hubiéramos dado los poderes absolutos al Presidente, nos hubiéramos salvado de la fracturación de la organización política territorial de la nación porque no le hubiera sido necesaria la máscara del Fomento y Desarrollo del Sistema Económico Comunal, la Ley Orgánica de las Comunas, de Participación y Poder Popular o de Contraloría Social. No haber satisfecho o frenado a tiempo y evitado desde el comienzo, la sed de poder del comandante de la revolución nos ha costado la esquizofrenia de la nación, una loca escisión de los fundamentos constitucionales que nos asoman al caos. No será una Navidad ni un Nuevo Año feliz.
La nueva Ley Habilitante será, por ejemplo, un instrumento de ahorro de tiempo, esfuerzos y recursos económicos fenomenal. En el año 2007 la nación se desgastó en una consulta popular para la reforma de 69 artículos de la Constitución de 1999 y durante tres años tuvimos que gastar miles de millones de bolívares, miles de horas de protesta y de discusión parlamentaria para aprobar las ocho leyes que nos imponen por debajo de la cuerda la reforma constitucional negada por el pueblo. Si le hubiéramos dado los poderes absolutos al Presidente, nos hubiéramos salvado de la fracturación de la organización política territorial de la nación porque no le hubiera sido necesaria la máscara del Fomento y Desarrollo del Sistema Económico Comunal, la Ley Orgánica de las Comunas, de Participación y Poder Popular o de Contraloría Social. No haber satisfecho o frenado a tiempo y evitado desde el comienzo, la sed de poder del comandante de la revolución nos ha costado la esquizofrenia de la nación, una loca escisión de los fundamentos constitucionales que nos asoman al caos. No será una Navidad ni un Nuevo Año feliz.
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