Wednesday, December 22, 2010

LIBERTAD INMEDIATA PARA LOS PRESOS POLITICOS EN VENEZUELA...

En: http://www.eluniversal.com/2010/12/22/opi_art_navidades-en-prision_2135869.shtml

Navidades en prisión
Cuando no hay sentencia, se espera en vano la realización de audiencias que nunca se cumplen...
ALBERTO ARTEAGA SÁNCHEZ |  EL UNIVERSAL
miércoles 22 de diciembre de 2010  12:00 AM
Sin duda alguna no hay algo más triste que una Navidad en prisión. Estas festividades, que sirven para unir a la familia, para celebrar en torno a un pesebre, para recordar los mejores momentos de nuestra vida o acompañarnos en el duelo que no hemos superado ante situaciones que afloran en estas fechas con su mayor intensidad, adquieren otra dimensión cuando se está preso, privado del bien más importante después de la vida: la libertad.

El drama de la cárcel que afecta por igual al encarcelado, a su familia y a quienes, en la calle, batallan por su libertad, solo puede ser comprendido por quienes han pasado o transitan hoy día por tan oscuro laberinto.

Los días transcurren lentamente en la prisión. Para el preso la esperanza se diluye entre sueños de libertad y la realidad de un proceso sin fin en el cual la única ley es la del diferimiento, quedando sin sentido alguno códigos, parágrafos, incisos, doctrinas y precedentes jurisprudenciales que solo sirven para ilustrar largas peroratas de abogados, cuyo lenguaje nada tiene que ver con la realidad.

En la prisión se lucha por sobrevivir con algo de dignidad, infundiéndole optimismo a los seres queridos, abatidos por el escepticismo y la impotencia. El entorno carcelario es duro y hostil; la desconfianza domina; se tejen vínculos de amistad capaces de superar las rejas y muros de las inhóspitas prisiones; la violencia se pasea amenazante por oscuros vericuetos; la bondad y la solidaridad de los compañeros de prisión unidos por la misma suerte, deja una huella imborrable en el preso y en su familia.

Lo más grave es la incertidumbre. Por ello, el auxilio espiritual llena el vacío de la cárcel para hacer soportable el camino del encerramiento.

Cuando no hay sentencia, se espera en vano la realización de audiencias que nunca se cumplen en los lapsos previstos; cuando se impone una pena los "beneficios" se constituyen en el motor de la lucha; y cuando no hay esperanza alguna de libertad por la fuerza de los hechos y las imposiciones extrañas a la justicia, solo queda hacerse de un mundo interior que se vive con la fortaleza de la fe y la entereza de una familia que ayuda a sobrellevar la carga.

En esta Navidad hay que pensar en nuestros presos: los que equivocaron el camino y pueden tener la oportunidad para rectificar; los que nunca tuvieron otra posibilidad y fueron empujados al delito; los que fueron débiles y sucumbieron a las malas influencias de un medio proclive a las más diversas formas de desviación social; y los que están allí, simplemente, porque sufren la injusta persecución de los que tienen el poder y lo han ejercido en su propio beneficio cobrando facturas con la privación de libertad de adversarios políticos.

Recordemos hoy a nuestros presos; elevemos una oración por ellos; y formulemos votos porque cese la vergüenza penitenciaria venezolana, condena sin atenuantes para un Estado que trata de manera cruel e inhumana a una porción de ciudadanos que viven en la marginalidad del submundo penitenciario.

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