OSCAR HERNÁNDEZ BERNALETTE | EL UNIVERSAL
lunes 24 de septiembre de 2012 12:00 AM
Siempre es difícil iniciar las primeras líneas de un artículo de prensa. El reto es hacer que desde las primeras palabras se entienda con fuerza el objetivo de la reflexión. El esfuerzo es a veces espinoso. En esta oportunidad no encuentro fácil redactar las palabras apropiadas para expresar la indignación y la aberración que significa que el presidente Chávez se le ocurriera afirmar para el país y el mundo que si él pierde las elecciones el próximo 7 de octubre tendríamos una guerra civil.
Hay que ser bien irresponsable y tener un ego de dimensiones incalculables para creerse que los venezolanos nos vamos a matar por su estada o no en el poder. Como militar debería de saber las consecuencias de una guerra y mas allá la de una guerra civil. Cómo se le ocurre afirmar semejante frase en vísperas electorales. Los medios internacionales la recogieron en su propia dimensión. Esta es una muestra de la falta de vocación democrática de quien logro alcanzar el poder en Venezuela gracias a los votos. Entenderíamos que cuando la intentona golpista del 4 de febrero Chávez no razonara la magnitud de tamaña irresponsabilidad. Fueron pocos los muertos para la dimensión de la hazaña de ese día. Pensaría, al igual que como se lo plantean analistas internacionales, que luego del roce que Chávez ha tenido con demócratas y después de gobernar por tantos años, ya entendiera que no hay otra forma para legitimarse en el poder que la democracia y sus elecciones. Perder una contienda electoral no es una tragedia y por el contrario, aceptar la derrota es una obligación y da sentido de grandeza.
Sería meritorio y tendría reconocimiento avocarse a respetar los resultados de la mayoría y construir más democracia desde la oposición. Desgraciadamente amenaza con un guerra civil si no es él quien esta en el poder. Será que realmente cree que él y Venezuela son un binomio. Entonces, sin este personaje no hay que paz posible en este país. Chantajes como este se han vistió pocos en la historia.
Lo cierto y la mala noticia para este hombre que se empeña en pasar a la historia sin debido reconocimiento es que en Venezuela no tendremos una guerra civil. Ni si él pierde las elecciones, ni en el futuro. Los venezolanos no le entregaremos la vida de nuestros hijos a ningún caudillo, ni a un empalagado de poder que no es capaz de reconocer que una gran parte del país no lo acompaña, ni cree en sus programas políticos y que a pasar de la gran oportunidad que le dio la historia ha demostrado una gran ineficiencia para manejar un gobierno infinitamente rico. Tuvo todo lo que requería para ser un buen presidente. Sus malas juntas y la ambición lo colocaron en un peldaño tan bajo que lo hace ser capaz de amenazar a los venezolanos con ese discurso tan poco humanista y antidemocrático. Seguir siendo el mismo violento del 4 de febrero es muestra de que es estático y no ha evolucionado hacia mejores pensamientos de progresión humana. Ayer amenazaba a los ricachones, hoy les pide el voto. Qué manera tan subalterna de hacer política.
Hay que ser bien irresponsable y tener un ego de dimensiones incalculables para creerse que los venezolanos nos vamos a matar por su estada o no en el poder. Como militar debería de saber las consecuencias de una guerra y mas allá la de una guerra civil. Cómo se le ocurre afirmar semejante frase en vísperas electorales. Los medios internacionales la recogieron en su propia dimensión. Esta es una muestra de la falta de vocación democrática de quien logro alcanzar el poder en Venezuela gracias a los votos. Entenderíamos que cuando la intentona golpista del 4 de febrero Chávez no razonara la magnitud de tamaña irresponsabilidad. Fueron pocos los muertos para la dimensión de la hazaña de ese día. Pensaría, al igual que como se lo plantean analistas internacionales, que luego del roce que Chávez ha tenido con demócratas y después de gobernar por tantos años, ya entendiera que no hay otra forma para legitimarse en el poder que la democracia y sus elecciones. Perder una contienda electoral no es una tragedia y por el contrario, aceptar la derrota es una obligación y da sentido de grandeza.
Sería meritorio y tendría reconocimiento avocarse a respetar los resultados de la mayoría y construir más democracia desde la oposición. Desgraciadamente amenaza con un guerra civil si no es él quien esta en el poder. Será que realmente cree que él y Venezuela son un binomio. Entonces, sin este personaje no hay que paz posible en este país. Chantajes como este se han vistió pocos en la historia.
Lo cierto y la mala noticia para este hombre que se empeña en pasar a la historia sin debido reconocimiento es que en Venezuela no tendremos una guerra civil. Ni si él pierde las elecciones, ni en el futuro. Los venezolanos no le entregaremos la vida de nuestros hijos a ningún caudillo, ni a un empalagado de poder que no es capaz de reconocer que una gran parte del país no lo acompaña, ni cree en sus programas políticos y que a pasar de la gran oportunidad que le dio la historia ha demostrado una gran ineficiencia para manejar un gobierno infinitamente rico. Tuvo todo lo que requería para ser un buen presidente. Sus malas juntas y la ambición lo colocaron en un peldaño tan bajo que lo hace ser capaz de amenazar a los venezolanos con ese discurso tan poco humanista y antidemocrático. Seguir siendo el mismo violento del 4 de febrero es muestra de que es estático y no ha evolucionado hacia mejores pensamientos de progresión humana. Ayer amenazaba a los ricachones, hoy les pide el voto. Qué manera tan subalterna de hacer política.
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