Monday, September 24, 2012

Nuevamente se medirán dos Venezuelas, tenemos que unirlas

En: http://www.lapatilla.com/site/2012/09/24/thaelman-urgelles-nuevamente-se-mediran-dos-venezuela-tenemos-que-unirlas/

Thaelman Urgelles

Lo que voy a comentar es doloroso pero hay que decirlo: el 7 de octubre no sólo estarán enfrentadas dos visiones de Venezuela, como se ha dicho. También se miden dos clases de país y de venezolanos. No una contienda de pobres contra ricos, como falazmente propala El Saliente, sino entre un país urbano, más educado, con vocación productiva, de clase media y obrera, de profesionales y estudiantes; y un país rural, más vulnerable por menos educado, dependiente del Estado, en el que predominan los campesinos sin tierras ni empleos. El primero está demostrando abrumadoramente su apoyo a Henrique Capriles Radonski y el segundo se encuentra secuestrado por El Saliente mediante los más salvajes métodos de coacción y seducción que el país conozca.
En las regiones mejor desarrolladas, urbanizadas y comunicadas, todas las encuestas indican el predominio del mensaje de progreso de Capriles, mientras que en las más atrasadas, menos urbanizadas y comunicadas se mantiene aun la ventaja del candidato del gobierno. En su progresiva pérdida de apoyo popular, la “revolución” ha venido atrincherándose en aquellas zonas del país donde la iniciativa personal y ciudadana se encuentra completamente anulada, a expensas de la voluntad del gobierno central y de sus emisarios locales. Son lugares donde el único empleador es el gobierno nacional, regional o local, donde el único sustento distinto son las misiones y donde no existen otros medios de información que los oficiales, con la única excepción de emisoras de radio y TV entregadas al “entretenimiento”, según lo dictan las orientaciones de Miraflores.
Mediante este férreo cerco cultural, político, económico y sicológico sobre unos 7 millones de compatriotas -auténticos rehenes del caudillo y su pandilla- El Saliente se propone desafiar a la Venezuela más preparada y ambiciosa de cambio. Su ecuación es sencilla: “si yo mantengo ventajas de 30 y más puntos en el 40% representado por mis rehenes, con ello compensaré las ventajas de la Unidad en el 60% urbano y progresista: porque en tales zonas las ventajas de ellos no serán de 30 o más puntos”. Para ello cuentan, además, con los centros y mesas de zonas recónditas, donde suele haber “0% de abstención y 100% de votos por el gobierno.
Frente a este perverso diseño, Henrique Capriles Radonski ha opuesto una estrategia de condición rigurosamente épica: recorrer una y otra vez, incansablemente, las poblaciones y barriadas más depauperadas del país y establecer un contacto casa por casa, cara a cara, con esos compatriotas bajo control del régimen. Su mensaje para ellos es integrador e inclusivo, con la propuesta de que se eleven sobre su condición vulnerable para unirse en una sola ruta de progreso con sus compatriotas más adelantados en ese camino. Porque cada venezolano que sale del imaginario de pobreza, se piensa como un ciudadano independiente y escapa del miedo será un voto menos para sus captores. Además, el Comando Venezuela ha desarrollado un plan para cubrir los centros y mesas donde hacían la trampa descrita.
Cuánto será el éxito de Capriles Radonski en esa tarea, lo sabremos en dos semanas. Por lo pronto, estamos seguros de que su triunfo es la única garantía de reunir a todos los venezolanos –urbanos y rurales, ricos, clase media y pobres, mejor y peor educados- en un solo esfuerzo constructivo, en una nave unida con rumbo franco hacia el bienestar con equidad, rasgo esencial de toda sociedad que se valore.


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