MIGUEL SANMARTÍN | EL UNIVERSAL
sábado 29 de septiembre de 2012 12:00 AM
Dónde están los reales? La frase, célebre en su momento, la acuñó como candidato a la presidencia el fallecido Luis Herrera Campins (1979-1984). Su predecesor, Carlos Andrés Pérez, derrochó buena parte de la bonanza petrolera que manejó durante su gobierno, período durante el cual nacionalizó las industrias petrolera y del hierro, construyó obras esenciales de infraestructura y realizó una importante transformación social del país pero, en paralelo, creció la pobreza.
Hoy cobra vigencia aquella tajante pregunta formulada hace 34 años por el aspirante copeyano, porque tampoco ahora se observa, por ningún lado ni de manera proporcional a los ingresos obtenidos, el efecto "dignificador" de la supuesta inversión del 1.1 millón de millones de dólares que pasaron por manos y bolsillos, por portafolios de inversionistas y hasta por cuentas bancarias externas (probablemente de testaferros) de un ejército de mal pretendidos revolucionarios éticos, emancipadores fingidos, redentores hipócritas y falsos protectores del "soberano" que después de 14 años de ofrecimientos incumplidos, los tilda de farsantes, incompetentes y muy corruptos.
¿Será que este régimen sectario e indolente, agonizante, gastó ese realero cavando huecos (abundan en calles y autopistas), tumbando puentes, apilando basura en las aceras, incendiando refinerías, adiestrando iguanas, rabipelados, tuqueques y otros especímenes de la fauna nacional para que provoquen apagones, cancelando comisiones por la compra de barcos, financiando secuestradores para que incauten medicinas y alimentos, sufragando los entierros de los 150 mil compatriotas asesinados durante estos años de anarquía e impunidad, incinerando alimentos podridos en las bodegas de Pdval y pagando encuestas electorales complacientes con #Grancobero? De lo contrario no hay explicación para el destino del platero ingresado por la venta de petróleo.
Si obras son amores, la falta de ellas porque nunca se hicieron o están a medio construir, le otorgan al pueblo, sobre todo al más pobre, sobradas razones para desapegarse de quien un día los ilusionó para luego embaucarlos.
Insólito, patético e inconcebible mostrarse regocijado (en cadena nacional) frente a edificios inconclusos, muestra de la ineptitud y fracaso del régimen en esta asignatura, como pudo hacerlo ante las obras del BusCaracas o el Cabletrén de Petare que, también sin terminar, planea "inaugurar" la semana entrante. Lo mismo ocurrió hace seis años con los metros de Valencia y Maracaibo, cuya construcción no avanzó un centímetro en seis años.
Las mentiras nunca tienen patas tan largas como para caminar hasta un cuarto mandato consecutivo.
Hoy cobra vigencia aquella tajante pregunta formulada hace 34 años por el aspirante copeyano, porque tampoco ahora se observa, por ningún lado ni de manera proporcional a los ingresos obtenidos, el efecto "dignificador" de la supuesta inversión del 1.1 millón de millones de dólares que pasaron por manos y bolsillos, por portafolios de inversionistas y hasta por cuentas bancarias externas (probablemente de testaferros) de un ejército de mal pretendidos revolucionarios éticos, emancipadores fingidos, redentores hipócritas y falsos protectores del "soberano" que después de 14 años de ofrecimientos incumplidos, los tilda de farsantes, incompetentes y muy corruptos.
¿Será que este régimen sectario e indolente, agonizante, gastó ese realero cavando huecos (abundan en calles y autopistas), tumbando puentes, apilando basura en las aceras, incendiando refinerías, adiestrando iguanas, rabipelados, tuqueques y otros especímenes de la fauna nacional para que provoquen apagones, cancelando comisiones por la compra de barcos, financiando secuestradores para que incauten medicinas y alimentos, sufragando los entierros de los 150 mil compatriotas asesinados durante estos años de anarquía e impunidad, incinerando alimentos podridos en las bodegas de Pdval y pagando encuestas electorales complacientes con #Grancobero? De lo contrario no hay explicación para el destino del platero ingresado por la venta de petróleo.
Si obras son amores, la falta de ellas porque nunca se hicieron o están a medio construir, le otorgan al pueblo, sobre todo al más pobre, sobradas razones para desapegarse de quien un día los ilusionó para luego embaucarlos.
Insólito, patético e inconcebible mostrarse regocijado (en cadena nacional) frente a edificios inconclusos, muestra de la ineptitud y fracaso del régimen en esta asignatura, como pudo hacerlo ante las obras del BusCaracas o el Cabletrén de Petare que, también sin terminar, planea "inaugurar" la semana entrante. Lo mismo ocurrió hace seis años con los metros de Valencia y Maracaibo, cuya construcción no avanzó un centímetro en seis años.
Las mentiras nunca tienen patas tan largas como para caminar hasta un cuarto mandato consecutivo.
No comments:
Post a Comment