MICHAEL ROWAN | EL UNIVERSAL
martes 18 de septiembre de 2012 12:00 AM
Si algo está claro con el 7 de octubre es que no hay nada claro. Nadie sabe lo que pasará. Primero, hay incertidumbre a si habrá elecciones o no. Si se realizan, el fraude electoral podría ser rampante. Al día siguiente pudieran producirse alteraciones del orden público por cualquier cantidad de motivos.
Segundo, la democracia venezolana se ha degradado a tal extremo de haberse convertido en un cadáver irreconocible. No existen instituciones que hagan contraloría del poder dictatorial. Pudiera no respetarse la voluntad del pueblo. Puede que no se acate la sucesión constitucional. Pudiera no producirse la transferencia de poder aunque se gane con franca mayoría.
Tercero, hay incertidumbre económica. En la recta final hacia el 7 de octubre, los fondos públicos inundan las calles en procura de votos. Pero al día siguiente, tal inundación se tornará en desierto y los venezolanos deberán enfrentar la realidad: inflación galopante, caída de las inversiones, catástrofe petrolera, escasez de alimentos y de servicio eléctrico, así como recortes en la ayuda gubernamental.
Cuarto, hay incertidumbre fiscal. La deuda pública es un hoyo negro. Y al igual que un hoyo negro en el universo, todos orbitan a su alrededor; así será su peso. Venezuela contrae préstamos a tasas semejantes a la de una nación en quiebra, lo que genera más deuda para las futuras generaciones. La deuda también es insostenible porque el país no produce suficiente petróleo, mucho menos electricidad, alimentos, vivienda y bienes de primera necesidad.
Quinto, hay incertidumbre en torno a la seguridad nacional y personal. Homicidios, drogas, secuestros, lavado de dinero, contrabando y latrocinio presagian tormenta en todo el país. Venezuela es uno de los lugares más peligrosos del planeta.
Sexto y último, hay mucha incertidumbre a la luz de las relaciones con el resto del mundo. Venezuela se ha convertido en un Estado forajido, que se pavonea de un lado a otro del camino y atropella a los enemigos, inducidos en gran medida por la paranoia. En medio de todas estas incertidumbres, los venezolanos se esfuerzan por encontrar su camino, hacer su tarea y vivir para ver el otro día. Porque tampoco se sabe si sobrevivirán el 7 de octubre.
Segundo, la democracia venezolana se ha degradado a tal extremo de haberse convertido en un cadáver irreconocible. No existen instituciones que hagan contraloría del poder dictatorial. Pudiera no respetarse la voluntad del pueblo. Puede que no se acate la sucesión constitucional. Pudiera no producirse la transferencia de poder aunque se gane con franca mayoría.
Tercero, hay incertidumbre económica. En la recta final hacia el 7 de octubre, los fondos públicos inundan las calles en procura de votos. Pero al día siguiente, tal inundación se tornará en desierto y los venezolanos deberán enfrentar la realidad: inflación galopante, caída de las inversiones, catástrofe petrolera, escasez de alimentos y de servicio eléctrico, así como recortes en la ayuda gubernamental.
Cuarto, hay incertidumbre fiscal. La deuda pública es un hoyo negro. Y al igual que un hoyo negro en el universo, todos orbitan a su alrededor; así será su peso. Venezuela contrae préstamos a tasas semejantes a la de una nación en quiebra, lo que genera más deuda para las futuras generaciones. La deuda también es insostenible porque el país no produce suficiente petróleo, mucho menos electricidad, alimentos, vivienda y bienes de primera necesidad.
Quinto, hay incertidumbre en torno a la seguridad nacional y personal. Homicidios, drogas, secuestros, lavado de dinero, contrabando y latrocinio presagian tormenta en todo el país. Venezuela es uno de los lugares más peligrosos del planeta.
Sexto y último, hay mucha incertidumbre a la luz de las relaciones con el resto del mundo. Venezuela se ha convertido en un Estado forajido, que se pavonea de un lado a otro del camino y atropella a los enemigos, inducidos en gran medida por la paranoia. En medio de todas estas incertidumbres, los venezolanos se esfuerzan por encontrar su camino, hacer su tarea y vivir para ver el otro día. Porque tampoco se sabe si sobrevivirán el 7 de octubre.
No comments:
Post a Comment