MIGUEL ÁNGEL SANTOS | EL UNIVERSAL
viernes 14 de septiembre de 2012 12:00 AM
El gobierno intenta ahora revertir la tendencia electoral con la creación de una matriz de opinión según la cual, en resumen, un gobierno de oposición traería el caos. Resbalaron otras estratagemas, en particular la del marine capturado mientras viajaba en autobús por el Táchira, "con un cuaderno, en donde se trazaban unos planes". ¿Qué será de ese muchacho, si es que alguna vez existió? Ahora de lo que se trata es de sembrar el terror, el de dibujarle a un país que ya de por sí se las está viendo chiquitas, un escenario de caos que, según el guión, vendría a perturbar esta sana paz y prosperidad que nos embarga. Por citar una que no es de mi área de especialidad pero me llama poderosamente la atención, se amenaza con una guerra civil a un país que sufre 19.500 asesinatos al año y en donde hasta diciembre pasado contábamos 155.788 homicidios en 13 años.
En el área económica el Presidente amenaza con un paquetazo que podría llevar a un nuevo 29 de febrero. Alerta sobre la devaluación, la inflación, las subidas de impuestos, y la pérdida de poder adquisitivo. Vale la pena considerar qué ha sucedido en estos años y constatar el enorme parecido que existe entre eso y lo que el Presidente denuncia como consecuencias del eventual paquetazo neoliberal opositor. En trece años y medio nuestra producción por habitante ha crecido 10%, lo que equivale a crecer 0,6% por año. Es, de lejos, el récord más pobre de América Latina. La manufactura privada por habitante ha caído 18% y la producción petrolera otro 33%. Es decir, puestos a repartir barriles, a cada uno nos correspondería hoy un tercio menos que hace trece años, y más de 70% menos que en los años setenta. Y claro, producimos lo mismo y somos cuatro veces más que entonces. En términos de inflación el gobierno tampoco tiene nada de qué presumir, como no sea de registrar una variación de precios inferior a la del segundo gobierno de Caldera. La inflación promedio ha sido 22% anual, entre las mayores del mundo, en una época en que la inflación de dos dígitos ha desaparecido. Ante la ausencia de inversión de capital, la productividad del trabajo se ha venido abajo. Por esa razón, según el BCV el salario de un trabajador privado (80% del total) posee hoy en día 27% menos poder de compra que en 1998. La devaluación, componente diabólico del paquetazo neoliberal que hoy denuncia Chávez es también una de las constantes de su período: El Presidente recibió una tasa de cambio de 545 bolívares por dólar, y hoy subasta dólares a una tasa 1.000% mayor. Durante estos 13 años se han registrado grandes macro-devaluaciones, como la de 50% en febrero 2002, o sin ir más allá, la de 100% en febrero de 2009.
Lo que ha salvado a Chávez ha sido el boom de precios petroleros, que junto con el endeudamiento salvaje ayudó a financiar un crecimiento de las importaciones de 196%, 120% por habitante, que a su vez apuntaló un aumento del consumo de 43% por persona. Esa es la "conexión espiritual" de la que habla Schemel. Todas esas son las cosas que el gobierno denuncia en el paquetazo neoliberal, esas que ha venido haciendo de forma ininterrumpida desde 1998. Al igual que en todas las demás áreas, aquí también lo peor que nos puede suceder, a lo que hay que tenerle miedo, es a seguir como estamos.
En el área económica el Presidente amenaza con un paquetazo que podría llevar a un nuevo 29 de febrero. Alerta sobre la devaluación, la inflación, las subidas de impuestos, y la pérdida de poder adquisitivo. Vale la pena considerar qué ha sucedido en estos años y constatar el enorme parecido que existe entre eso y lo que el Presidente denuncia como consecuencias del eventual paquetazo neoliberal opositor. En trece años y medio nuestra producción por habitante ha crecido 10%, lo que equivale a crecer 0,6% por año. Es, de lejos, el récord más pobre de América Latina. La manufactura privada por habitante ha caído 18% y la producción petrolera otro 33%. Es decir, puestos a repartir barriles, a cada uno nos correspondería hoy un tercio menos que hace trece años, y más de 70% menos que en los años setenta. Y claro, producimos lo mismo y somos cuatro veces más que entonces. En términos de inflación el gobierno tampoco tiene nada de qué presumir, como no sea de registrar una variación de precios inferior a la del segundo gobierno de Caldera. La inflación promedio ha sido 22% anual, entre las mayores del mundo, en una época en que la inflación de dos dígitos ha desaparecido. Ante la ausencia de inversión de capital, la productividad del trabajo se ha venido abajo. Por esa razón, según el BCV el salario de un trabajador privado (80% del total) posee hoy en día 27% menos poder de compra que en 1998. La devaluación, componente diabólico del paquetazo neoliberal que hoy denuncia Chávez es también una de las constantes de su período: El Presidente recibió una tasa de cambio de 545 bolívares por dólar, y hoy subasta dólares a una tasa 1.000% mayor. Durante estos 13 años se han registrado grandes macro-devaluaciones, como la de 50% en febrero 2002, o sin ir más allá, la de 100% en febrero de 2009.
Lo que ha salvado a Chávez ha sido el boom de precios petroleros, que junto con el endeudamiento salvaje ayudó a financiar un crecimiento de las importaciones de 196%, 120% por habitante, que a su vez apuntaló un aumento del consumo de 43% por persona. Esa es la "conexión espiritual" de la que habla Schemel. Todas esas son las cosas que el gobierno denuncia en el paquetazo neoliberal, esas que ha venido haciendo de forma ininterrumpida desde 1998. Al igual que en todas las demás áreas, aquí también lo peor que nos puede suceder, a lo que hay que tenerle miedo, es a seguir como estamos.
No comments:
Post a Comment