EUGENIO G. MARTÍNEZ | EL UNIVERSAL
jueves 20 de septiembre de 2012 12:00 AM
Las principales encuestadoras del país proyectan varios escenarios para la elección presidencial del 7 de octubre. En un primer grupo se ubican Hinterlaces (Oscar Schemel), Consultores 30.11 (Germán Campos) y GISXXI (Jesse Chacón) entre las empresas que dan por descontado el triunfo del presidente Hugo Chávez.
Según la tendencia que marcan sus investigaciones la duda sobre el resultado de la elección presidencial no se orienta a quién ganará, sino el margen de victoria que tendrá Chávez.
En un segundo grupo se puede incluir a IVAD (Félix Seijas) y Datanálisis (Luis Vicente León). Aunque ambas encuestadoras dan como ganador al presidente Chávez, el elevado número de indecisos que es superior a la brecha entre Chávez y Henrique Capriles Radonski complica el análisis de sus encuestas. Aunque es evidente que la primera opción de triunfo (en estas dos encuestadoras) corresponde a Chávez, la duda razonable sobre el comportamiento de quienes no manifiestan intención de voto y la movilización del segmento E de la población abren la posibilidad a que se deba considerar como un escenario posible el triunfo de Capriles Radonski por un margen pequeño de votos.
Un tercer grupo de encuestadoras, entre las que se encuentran Datos- 6to Poder (Eugenio Escuela) y Delphos (Félix Seijas Jr.) exhiben una intención de voto lo suficientemente pareja como para suponer que Capriles Radonski y Chávez parten en igualdad de condiciones para el 7 de octubre.
El cuarto grupo de encuestadoras, entre las que destacan Consultores 21 (Luis Cristhiansen) y Varianzas (Rafael Delgado) dan por descontado la victoria de Capriles Radonski el 7 de octubre, especialmente por el crecimiento sostenido que registra su intención de voto desde marzo, el estancamiento de Chávez y un número pequeño (menos de 5 puntos) de indecisos.
Obviando la extraña e inusual estadísticamente hablando dispersión entre los resultados de intención de voto e independientes entre estas encuestadoras, sus números dibujan a la opinión pública, al menos, tres escenarios:
El primero implica la victoria abrumadora del presidente Chávez. Cuando se habla de victoria abrumadora nos referimos a una diferencia de 10 puntos porcentuales o más sobre Capriles Radonski.
Si acuden a votar 75% de los electores del Registro Electoral, Chávez podría estar acumulando 7,7 millones de votos (55% de los votos válidos). De concretarse este escenario o una diferencia superior la radicalización del proceso revolucionario será evidente, retomando incluso los elementos que aún no han sido aplicados de la reforma constitucional del año 2007, lo que se traduciría en el mediano plazo en convertir en simples figuras decorativas a través de la Ley de Transferencias a los alcaldes y gobernadores; la estatización de la banca y de la mayoría de las empresas privadas nacionales del país, la implementación definitiva del Estado Comunal, etc.
El segundo escenario que pareciera ser el más probable sugiere que Capriles Radonski o el propio Chávez podrían ganar por un margen estrecho, esto significa una ventaja máxima de cinco puntos porcentuales lo que se traduciría en 700 mil votos o incluso menos. En este escenario sería necesario que ambos bloques acuerden mecanismos similares a la Mesa de Negociación de principios de la década pasada para garantizar la gobernabilidad del país.
Una victoria por escaso margen de Capriles Radonski dificultaría la gobernabilidad del país (por la reacción del chavismo y por la posible modificación del entramado legal en los tres meses previos a la toma de posesión), mientras que en una victoria por escaso margen de Chávez se hace imprevisible el comportamiento de la oposición. Sin embargo, si el gobernador de Miranda no obtiene la banda presidencial en este escenario podría trabajar esta derrota como un triunfo político de cara a las elecciones regionales como punto de partida para ampliar las cuotas de poder de la oposición, al tiempo que se contribuye a la fragmentación e implosión del chavismo.
El tercer escenario sugiere una victoria holgada de Capriles Radonski. El análisis de los estudios de opinión indica que este es el escenario menos probable. No obstante, de concretarse implicaría una mayor legitimidad política. Aunque las encuestas no permitan proyectar una victoria abrumadora de Capriles Radonski, la progresión de los resultados electorales registrados en el país desde 2006 sí permiten hablar de este escenario en el cual se proyecta que Capriles Radonski podría obtener entre 7,2 y 7,9 millones de votos, mientras el presidente Chávez estaría oscilando entre 6,2 y 6,8 millones de votos.
En cualquiera de los tres escenarios el comportamiento de los indecisos, la movilización del segmento E de la población y la transparencia en las 39.011 mesas de votación serán determinantes para el resultado definitivo del 7 de octubre. Una elección en la cual todos los votos cuentan.
Según la tendencia que marcan sus investigaciones la duda sobre el resultado de la elección presidencial no se orienta a quién ganará, sino el margen de victoria que tendrá Chávez.
En un segundo grupo se puede incluir a IVAD (Félix Seijas) y Datanálisis (Luis Vicente León). Aunque ambas encuestadoras dan como ganador al presidente Chávez, el elevado número de indecisos que es superior a la brecha entre Chávez y Henrique Capriles Radonski complica el análisis de sus encuestas. Aunque es evidente que la primera opción de triunfo (en estas dos encuestadoras) corresponde a Chávez, la duda razonable sobre el comportamiento de quienes no manifiestan intención de voto y la movilización del segmento E de la población abren la posibilidad a que se deba considerar como un escenario posible el triunfo de Capriles Radonski por un margen pequeño de votos.
Un tercer grupo de encuestadoras, entre las que se encuentran Datos- 6to Poder (Eugenio Escuela) y Delphos (Félix Seijas Jr.) exhiben una intención de voto lo suficientemente pareja como para suponer que Capriles Radonski y Chávez parten en igualdad de condiciones para el 7 de octubre.
El cuarto grupo de encuestadoras, entre las que destacan Consultores 21 (Luis Cristhiansen) y Varianzas (Rafael Delgado) dan por descontado la victoria de Capriles Radonski el 7 de octubre, especialmente por el crecimiento sostenido que registra su intención de voto desde marzo, el estancamiento de Chávez y un número pequeño (menos de 5 puntos) de indecisos.
Obviando la extraña e inusual estadísticamente hablando dispersión entre los resultados de intención de voto e independientes entre estas encuestadoras, sus números dibujan a la opinión pública, al menos, tres escenarios:
El primero implica la victoria abrumadora del presidente Chávez. Cuando se habla de victoria abrumadora nos referimos a una diferencia de 10 puntos porcentuales o más sobre Capriles Radonski.
Si acuden a votar 75% de los electores del Registro Electoral, Chávez podría estar acumulando 7,7 millones de votos (55% de los votos válidos). De concretarse este escenario o una diferencia superior la radicalización del proceso revolucionario será evidente, retomando incluso los elementos que aún no han sido aplicados de la reforma constitucional del año 2007, lo que se traduciría en el mediano plazo en convertir en simples figuras decorativas a través de la Ley de Transferencias a los alcaldes y gobernadores; la estatización de la banca y de la mayoría de las empresas privadas nacionales del país, la implementación definitiva del Estado Comunal, etc.
El segundo escenario que pareciera ser el más probable sugiere que Capriles Radonski o el propio Chávez podrían ganar por un margen estrecho, esto significa una ventaja máxima de cinco puntos porcentuales lo que se traduciría en 700 mil votos o incluso menos. En este escenario sería necesario que ambos bloques acuerden mecanismos similares a la Mesa de Negociación de principios de la década pasada para garantizar la gobernabilidad del país.
Una victoria por escaso margen de Capriles Radonski dificultaría la gobernabilidad del país (por la reacción del chavismo y por la posible modificación del entramado legal en los tres meses previos a la toma de posesión), mientras que en una victoria por escaso margen de Chávez se hace imprevisible el comportamiento de la oposición. Sin embargo, si el gobernador de Miranda no obtiene la banda presidencial en este escenario podría trabajar esta derrota como un triunfo político de cara a las elecciones regionales como punto de partida para ampliar las cuotas de poder de la oposición, al tiempo que se contribuye a la fragmentación e implosión del chavismo.
El tercer escenario sugiere una victoria holgada de Capriles Radonski. El análisis de los estudios de opinión indica que este es el escenario menos probable. No obstante, de concretarse implicaría una mayor legitimidad política. Aunque las encuestas no permitan proyectar una victoria abrumadora de Capriles Radonski, la progresión de los resultados electorales registrados en el país desde 2006 sí permiten hablar de este escenario en el cual se proyecta que Capriles Radonski podría obtener entre 7,2 y 7,9 millones de votos, mientras el presidente Chávez estaría oscilando entre 6,2 y 6,8 millones de votos.
En cualquiera de los tres escenarios el comportamiento de los indecisos, la movilización del segmento E de la población y la transparencia en las 39.011 mesas de votación serán determinantes para el resultado definitivo del 7 de octubre. Una elección en la cual todos los votos cuentan.
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