por Elides J Rojas
A estas alturas del partido; es decir, con casi 14 años de monarquía chavista, ya pasada la etapa de bronce y en plena etapa de plata, rumbo a la etapa de oro, el país debe tener claro cuál es el objetivo final de micomadantepresidente. El norte es Cuba, el camino es La Habana. Y los verdaderos dueños de este negocio, del país, de la Constitución, del petróleo son los hermanos Castro. Chávez se limita a ser el representante legal, el apoderado de los tiranos.
Cada vez que micomandante acusa a Capriles de ser el candidato de la derecha y del imperio, lo que hace realmente es taparear su propia condición de ser el candidato de los hermanos Castro, los amos. El golpista mayor, después de admitir que era comunista, marxista y castrista y que Fidel Castro es su padre y, por tanto, Raúl Castro es su tío, paso a los hechos en materia de entregarles la patria a los cubanos. No se dice vende patria en este caso, pues ni siquiera es eso. Si la hubiera vendido al menos el país habría recibido algo a cambio, pero la habilidad del régimen cubano para chulear, demostrada desde los tiempos en que la Unión Soviética les mandaba hasta el jabón para lavar los trapos íntimos de Fidel, logró cazar a la tropa de venaos con todo y sus uniformes de militares.
Lo que no pudo hacer Fidel Castro a punta de conspiración, golpismo, guerrilla, plomo e invasiones durante más de 20 años lo logró rapidito con una estrategia básica, histórica: jalándole mecate a unos militares prestos a dejarse. No creemos que con todo el camino andado y conociendo a los dos personajes principales, el vividor del Caribe y el venaíto de tierra firme, exista alguien capaz de pensar que este asalto es ideológico. Fidel y su hermano son millonarios. Han asaltado a su país, junto al clan de Sierra Maestra por más de 50 años.
Los Chávez y su clan van por la misma vía y el plan establece seguir hasta que el cuerpo aguante para consolidar las fortunas grupales y asegurar el futuro tanto de los grupos cercanos como de sus familiares. En eso andan. Es notorio. Algunas de las herederas, por ejemplo, no se bajan de un avión. Europa, celebridades, conciertos, abanicos de dólares. Eso es socialismo, claro, para los militares de la cúpula. Para los demás lo que sale es candela tipo Amuay. Y que no vengan a decir que el líder intergaláctico no lo sabe. Lo sabe y lo acepta.
Quedarse seis años más es quedarse hasta morir. No es por el cáncer, que efectivamente tiene, es porque en Venezuela desaparecería todo vestigio de oposición, libertades y de empresa privada y ya estaría listo el camino para que los Castro asuman de una vez. Y eso de asumir es un decir. Aquí no se hace nada que no sea ordenado o aprobado por los Castro. Ya mandan. Mandan desde hace tiempo. Y como estos cubanos son los verdaderos majunches, mediocres en grado de comandante en jefe, no hay mantenimiento ni proyectos nuevos. No hay progreso sino ruina y abandono. Como La Habana. Como Cuba. Por eso Venezuela se parece cada día más a Cuba. Por eso explotan las refinerías manejadas por cubanos, se caen los puentes, los aeropuertos no sirven, los puertos operados por cubanos son un desastre. Los registros y notarías en manos de los cubanos son un negoción. Por eso se importa hasta el arroz, pero lo hacen los cubanos como intermediarios. Por eso los cultivos socialistas de Aragua, los que denunció en su fracaso Globovisión, son un fraude. Como los cubanos comunistas: un fraude.
Y esa es la oferta de Chávez para estos próximos seis años: más Fidel, más Raúl. Más Cuba. Menos Venezuela
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