Jesse Chacón es el último miembro de una cofradía “roja” de expertos de cómo suavizar las medidas más duras. Jesse, Nicolás y Rafael son los nuevos boticarios de la política. Matizan los sabores amargos de las “medicinas” que le hacen tragar al pueblo, publica La Verdad
Por Gustavo Ocando Álex / Maracaibo / gocando@laverdad.com
Jesse se puso la corbata púrpura y el traje oscuro. Se justificaba el atuendo: era un acto VIP. Tomó su “antenita” en el auditorio Corpoelec de San Bernardino para apuntar a los gráficos que le aguardaban frente a un soporte de madera. Le flanquearon funcionarios mientras explicó el plan de modernización de la central hidroeléctrica Simón Bolívar (Guri) y, entre el baile del micrófono y la “varita” de metal, soltó una bomba “sucia”.
“Vamos a tratar de que el 17 por ciento de la población que se encuentra fuera del consumo racional (del servicio eléctrico) vuelva a la banda normal o pague el costo completo del servicio. No los vamos a subsidiar, que paguen”. Apretó el botón de incendio y se marchó entre las llamas.
Todos en redacción y en casa a tratar de leer entre líneas: ¿reducción de subsidio o aumento de tarifas? ¿Desde cuándo esto estará vigente? ¿De cuánto será la penalidad? ¿Cuáles son las bandas del consumo “racional”? Faltó alguien que se parara y gritara: “¡Habla claro, Jesse!”.
El reclamo no tardó en darse un “tope” con la realidad. Horas luego, comenzaron a llegar los recibos del servicio eléctrico a las residencias. ¡Ajooo, pillo! Precio aumentado, cero detalles, nada de reglas publicadas Gaceta. Qué maravilla.
Jesse forma parte de una cofradía que hace vida en el Poder Ejecutivo: los Reyes de la Píldora Dorada. Él, sus compadres ministros y hasta el Presidente son maestros de cómo suavizar las medidas más duras. Se han doctorado en eufemismos: No es “aumento”, es “reducción del subsidio”; pecas al hablar de “devaluación”, pero se gana el cielo mencionando “un nuevo sistema cambiario de bandas”; el precio de la gasolina no lo aumenta el Gobierno, sino “el pueblo, la clase obrera, las mujeres, las comunas”.
Jesse, Nicolás, Rafael y otros tantos legionarios “rojos” son los nuevos boticarios de la política. Matizan los sabores amargos y desagradables de las “píldoras” que nos hacen tragar. Bañan sus anuncios con términos dulces para luego someterlos al fuego de un pueblo que ya regurgita por tanto amargo. Son amos y señores de un ejército de verdades indigentes.
Todo esto es magia y humo. Las palabras no esconden crudezas cuando el reloj marca la hora final. Los verbos no dan a luz billetes. Los discursos de traje y corbata no disfrazan el hambre ni la escasez. Tampoco pagan recibos.
Jesse se puso la corbata púrpura y el traje oscuro. Se justificaba el atuendo: era un acto VIP. Tomó su “antenita” en el auditorio Corpoelec de San Bernardino para apuntar a los gráficos que le aguardaban frente a un soporte de madera. Le flanquearon funcionarios mientras explicó el plan de modernización de la central hidroeléctrica Simón Bolívar (Guri) y, entre el baile del micrófono y la “varita” de metal, soltó una bomba “sucia”.
“Vamos a tratar de que el 17 por ciento de la población que se encuentra fuera del consumo racional (del servicio eléctrico) vuelva a la banda normal o pague el costo completo del servicio. No los vamos a subsidiar, que paguen”. Apretó el botón de incendio y se marchó entre las llamas.
Todos en redacción y en casa a tratar de leer entre líneas: ¿reducción de subsidio o aumento de tarifas? ¿Desde cuándo esto estará vigente? ¿De cuánto será la penalidad? ¿Cuáles son las bandas del consumo “racional”? Faltó alguien que se parara y gritara: “¡Habla claro, Jesse!”.
El reclamo no tardó en darse un “tope” con la realidad. Horas luego, comenzaron a llegar los recibos del servicio eléctrico a las residencias. ¡Ajooo, pillo! Precio aumentado, cero detalles, nada de reglas publicadas Gaceta. Qué maravilla.
Jesse forma parte de una cofradía que hace vida en el Poder Ejecutivo: los Reyes de la Píldora Dorada. Él, sus compadres ministros y hasta el Presidente son maestros de cómo suavizar las medidas más duras. Se han doctorado en eufemismos: No es “aumento”, es “reducción del subsidio”; pecas al hablar de “devaluación”, pero se gana el cielo mencionando “un nuevo sistema cambiario de bandas”; el precio de la gasolina no lo aumenta el Gobierno, sino “el pueblo, la clase obrera, las mujeres, las comunas”.
Jesse, Nicolás, Rafael y otros tantos legionarios “rojos” son los nuevos boticarios de la política. Matizan los sabores amargos y desagradables de las “píldoras” que nos hacen tragar. Bañan sus anuncios con términos dulces para luego someterlos al fuego de un pueblo que ya regurgita por tanto amargo. Son amos y señores de un ejército de verdades indigentes.
Todo esto es magia y humo. Las palabras no esconden crudezas cuando el reloj marca la hora final. Los verbos no dan a luz billetes. Los discursos de traje y corbata no disfrazan el hambre ni la escasez. Tampoco pagan recibos.
“No hay aumento de tarifa. Estamos reduciendo 80 por ciento del subsidio del Estado en algunos sectores que no hagan uso eficiente de la electricidad”
Jesse Chacón. Ministro de Energía Eléctrica
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