GUSTAVO LINARES BENZO| EL UNIVERSAL
sábado 9 de agosto de 2014 12:00 AM
Ha concluido el Congreso. De esta tercera asamblea del Partido Socialista Unido de Venezuela la humanidad esperaba la luz que la levantara de la postración de las tinieblas, los símbolos y la gramática del nuevo amanecer de los pobres de la tierra. La preparación ideológica, filosófica, llevaba años, inspirada en el más grande pensador del siglo XX, Itsvan Meszáros, tutor intelectual de la luminaria de América, del Engels del Caribe, Jorge Giordani. Luego del plan de la patria, la raza humana ansiaba la guía de Nicolás, Diosdado y Elías para seguirla en el afán urgente de salvar el planeta de la depredación capitalista.
Qué no decir del pueblo venezolano, ya salvado de los males que agobian a los suizos y alemanes, de las desgracias sin cuento que hacen suspirar a los coreanos (de Corea del Sur) por la suprema felicidad de que gozan sus hermanos coreanos (de Corea del Norte). Los venezolanos y venezolanas ya han disfrutado del socialismo del siglo XXI, y todos y todas, toditos y toditas, no pensaban en otra cosa que en las deliberaciones del Tercer Congreso. Ni el Mundial de Fútbol, frívolo aquelarre del consumismo planetario, pudo distraer al pueblo de su preparación para el magno evento. En las plazas y parques se leía, se estudiaba, se diseccionaba a Brito Figueroa y a Britto García, sin importar las atajadas de Ochoa o los goles de James (James, así mismo, nada de Yéims).
La receta
Pues cáete pa' tras, todo era un montaje para subir la gasolina. Más nada. (Bueno, sirvió también para adular un poquito a los rusos, para que nos vendieran más helicópteros de los que se caen a precio de los que vuelan). Nada de trasnochos comunistas ni de fantasías proletarias: detraer fondos duros y puros, ingresos reales y no inflacionarios de la población, para enjugar el déficit fiscal y reducir la inflación más grande del universo. Genial jugada de los reformistas chavistas, inventar un congreso comunista para aplicar las recetas del Fondo Monetario, ahora en su nueva sucursal de Pekín. De hecho, ahora que se están eliminando los subsidios a la gasolina en Egipto e Indonesia (phasing out, dice bonito la Lagarde), ya se están organizando en esos países sendos congresos de los sendos partidos comunistas para que concluyan en la necesidad dialéctica de empujarle sendo aumento a los respectivos pueblos.
Se ve claro que Xi habla suave y pisa duro. Estratégica visita a la nueva colonia de las Indias Occidentales (desde China deben decir las Blancas Orientales), poniendo orden y condicionando los nuevos préstamos a un ajuste estructural, que incluya eliminar los subsidios, no solo el de la gasolina (apaguen la luz, cuando haya) y privatizar empresas, empezando por Pdvsa, ahorita mismo Citgo. Paquetazo envuelto en papel de regalo maoísta, estamos en 1989 pero disfrazados. Cómo se equivocó el presidente Pérez, lo que tenía que hacer era mentir y mentir y aplicar el mismo plan. Se ve que nos encanta el engaño.
Buen discípulo de su maestro, el Gobierno no hace más que hablar a la izquierda y hacer lo que puede. No por convicción, hace tiempo que ese lujo ético desapareció del chavismo, sino por estricta necesidad: destruida la economía venezolana en quince años, hay que vender la casa y poner a trabajar a los hijos, tenidos hasta entonces entre algodones, becados. Lo más grave es que el sueldo no lo han bajado, sigue a cien dólares el barril, sencillamente la familia estaba viviendo mucho más allá de sus posibilidades y, además, los jefes de la casa se rumbearon buena parte de los ingresos.
Ajustes
El Gobierno está haciendo lo que tiene que hacer, pero muy tarde. Hace años que ha debido devaluar, y lo hace ahora tarde y lento. Hace años que tenía que aumentar la gasolina, y lo hace ahora, tarde y despiadadamente. Hace años que ha debido introducir más fuerzas de mercado en la fijación de precios, y ahora lo tendrá que hacer, pero mediante ajustes fortísimos, que dejarán sin aliento a los hogares. El shock del 2014 será recordado por siempre, el envión de los precios será brutal.
Políticamente, el Gobierno está alienándose de sus bases, para usar los términos marxistas del Tercer Congreso. Luego de acostumbrar a la población a prestaciones gratuitas, a recibir una educación que solo sirve para trabajar en el Gobierno, a apoyar a un régimen que no garantiza ni la vida, ahora se le dice que el socialismo es igual al capitalismo salvaje del FMI. La imagen es patética: Maduro anuncia un debate sobre el aumento de la gasolina, y sus ministros no saben si aplaudir o llorar. Solo después de verse las caras hay tímidas palmas, no sabemos si secundadas por los asistentes, nunca hubo una toma. Aplaudir un aumento de la gasolina, el nadir del chavismo, el abismo al que conduce la soberbia de creerse la salvación del planeta Tierra.
Qué no decir del pueblo venezolano, ya salvado de los males que agobian a los suizos y alemanes, de las desgracias sin cuento que hacen suspirar a los coreanos (de Corea del Sur) por la suprema felicidad de que gozan sus hermanos coreanos (de Corea del Norte). Los venezolanos y venezolanas ya han disfrutado del socialismo del siglo XXI, y todos y todas, toditos y toditas, no pensaban en otra cosa que en las deliberaciones del Tercer Congreso. Ni el Mundial de Fútbol, frívolo aquelarre del consumismo planetario, pudo distraer al pueblo de su preparación para el magno evento. En las plazas y parques se leía, se estudiaba, se diseccionaba a Brito Figueroa y a Britto García, sin importar las atajadas de Ochoa o los goles de James (James, así mismo, nada de Yéims).
La receta
Pues cáete pa' tras, todo era un montaje para subir la gasolina. Más nada. (Bueno, sirvió también para adular un poquito a los rusos, para que nos vendieran más helicópteros de los que se caen a precio de los que vuelan). Nada de trasnochos comunistas ni de fantasías proletarias: detraer fondos duros y puros, ingresos reales y no inflacionarios de la población, para enjugar el déficit fiscal y reducir la inflación más grande del universo. Genial jugada de los reformistas chavistas, inventar un congreso comunista para aplicar las recetas del Fondo Monetario, ahora en su nueva sucursal de Pekín. De hecho, ahora que se están eliminando los subsidios a la gasolina en Egipto e Indonesia (phasing out, dice bonito la Lagarde), ya se están organizando en esos países sendos congresos de los sendos partidos comunistas para que concluyan en la necesidad dialéctica de empujarle sendo aumento a los respectivos pueblos.
Se ve claro que Xi habla suave y pisa duro. Estratégica visita a la nueva colonia de las Indias Occidentales (desde China deben decir las Blancas Orientales), poniendo orden y condicionando los nuevos préstamos a un ajuste estructural, que incluya eliminar los subsidios, no solo el de la gasolina (apaguen la luz, cuando haya) y privatizar empresas, empezando por Pdvsa, ahorita mismo Citgo. Paquetazo envuelto en papel de regalo maoísta, estamos en 1989 pero disfrazados. Cómo se equivocó el presidente Pérez, lo que tenía que hacer era mentir y mentir y aplicar el mismo plan. Se ve que nos encanta el engaño.
Buen discípulo de su maestro, el Gobierno no hace más que hablar a la izquierda y hacer lo que puede. No por convicción, hace tiempo que ese lujo ético desapareció del chavismo, sino por estricta necesidad: destruida la economía venezolana en quince años, hay que vender la casa y poner a trabajar a los hijos, tenidos hasta entonces entre algodones, becados. Lo más grave es que el sueldo no lo han bajado, sigue a cien dólares el barril, sencillamente la familia estaba viviendo mucho más allá de sus posibilidades y, además, los jefes de la casa se rumbearon buena parte de los ingresos.
Ajustes
El Gobierno está haciendo lo que tiene que hacer, pero muy tarde. Hace años que ha debido devaluar, y lo hace ahora tarde y lento. Hace años que tenía que aumentar la gasolina, y lo hace ahora, tarde y despiadadamente. Hace años que ha debido introducir más fuerzas de mercado en la fijación de precios, y ahora lo tendrá que hacer, pero mediante ajustes fortísimos, que dejarán sin aliento a los hogares. El shock del 2014 será recordado por siempre, el envión de los precios será brutal.
Políticamente, el Gobierno está alienándose de sus bases, para usar los términos marxistas del Tercer Congreso. Luego de acostumbrar a la población a prestaciones gratuitas, a recibir una educación que solo sirve para trabajar en el Gobierno, a apoyar a un régimen que no garantiza ni la vida, ahora se le dice que el socialismo es igual al capitalismo salvaje del FMI. La imagen es patética: Maduro anuncia un debate sobre el aumento de la gasolina, y sus ministros no saben si aplaudir o llorar. Solo después de verse las caras hay tímidas palmas, no sabemos si secundadas por los asistentes, nunca hubo una toma. Aplaudir un aumento de la gasolina, el nadir del chavismo, el abismo al que conduce la soberbia de creerse la salvación del planeta Tierra.
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