Tuesday, August 9, 2016

El Pulitzer contra el "Padrino" Trump

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David Cay Johnston ganó el Premio Pulitzer por una investigación sobre vacíos legales en el sistema fiscal de EEUU.

Ahora armo en el  libro,  “The Making of Donald Trump” , una dura acusación: Donald Trump es quien es hoy por sus conexiones "con el crimen organizado"

07/08/2016

A Donald Trump le amenazaron con cortarle los testículos por perseguir a la mujer equivocada. Se encaprichó de la hija de un reputado mafioso de Nueva Jersey que poco después le hizo recapacitar, un hombre con conexiones con el clan de los Gambino de Nueva York. Ella, una mujer de unos 30 años, Edith Libutti, era la hija de Robert Libutti, un traficante de caballos, con el suficiente atractivo como para hacer perder la cabeza al magnate de la construcción y ahora candidato a la Presidencia por el Partido Republicano.

Cuando Libutti se enteró de que Trump, un tipo aún casado con su primera mujer, Ivana Trump, estaba tratando de llevarse a su hija a la cama, tiró de repertorio clásico para hacerle entender que el asunto no era de su agrado. "Donald, te arrancaré las putas bolas de tus piernas", le dijo Libutti. El arrogante empresario neoyorquino optó por dar marcha atrás, pese a que había invertido mucho en la causa. A su capricho de entonces -Trump tenía unos 40 años- le regaló un Mercedes Benz descapotable por su cumpleaños.

Pese a las desavenencias por ese asunto de faldas, Libutti y Trump mantuvieron su relación durante años. El gángster de Nueva Jersey era uno de los jugadores más poderosos en la escena de los casinos de Atlantic City, donde Trump ya había plantado sus tentáculos. Le gustaba gastar millones y el republicano se lo agradecía con regalos excesivos: Ferraris y Rolls Royce, además de viajes ocasionales en sus helicópteros.

A Trump nunca le importó moverse con la mafia. De hecho, hizo negocios con ex convictos, traficantes de drogas, ladrones, timadores y personajes que hoy están muertos o en la cárcel.La acusación viene de un libro, The Making of Donald Trump, un extenso relato que prueba esas conexiones del aspirante a la Casa Blanca con el crimen organizado durante años, además de estafas inmobiliarias  y cuantiosos delitos fiscales.
Quien lo cuenta no es cualquier aficionado. Detrás de las acusaciones hay un premio Pulitzer y ex redactor de The New York Times, David Cay Johnston. El premio se lo dieron por un trabajo de investigación en el año 2001 sobre vacíos legales en el sistema fiscal estadounidense, lo que derivó en reformas. Johnston puso de manifiesto cómo grandes compañías como Colgate, Compaq o UPS se habían aprovechado de esos agujeros para cometer fraude fiscal.
Tras la investigación del periodista nacido en San Francisco en 1948, se descubrió que Merrill Lynch había ayudado a Honeywell a ahorrarse 180 millones de dólares. Sobre ese tema, impuestos, escribió durante años para el Times. También ha sido colaborador de Reuters, Al Jazeera y The Daily Beast, donde escribe hoy.
Johnston lleva 28 años tras los pasos de Donald Trump. Por eso asegura que lo de Libutti es tan sólo la punta del iceberg de su larga relación con el mundo del hampa. De su libro se desprende que el constructor de rascacielos era uno de los nuestros, como quien dice, acostumbrado a moverse con quien más le conviniera para sacar adelante sus chanchullos inmobiliarios.
Cuenta Johnston en su libro que Trump compró grandes cantidades de cemento a un precio muy elevado a una compañía controlada por Anthony El Gordo Salerno, uno de los jefes de la familia Genovese (una de las cinco de la Cosa Nostra en Nueva York), y por Paul Castellano, peso pesado de los Gambino.
Ese cemento se usó para la famosa Torre Trump de la Quinta Avenida de Manhattan a cambio de concesiones de los sindicatos. Corrupción a gran escala. Son vínculos con la mafia neoyorquina que el empresario logró a través de otro personaje de dudosa reputación, Roy Cohn, el abogado que trabajó para Joe McCarthy durante la caza de brujas.

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