Jesús Petit da Costa
Usted lo ha visto en las películas. Filas de judíos, con la estrella de David en la solapa, subiendo engañados al tren que los llevaba al campo de exterminio. Fueron seis millones los que murieron en el Holocausto. Su identificación las facilitaba el “jüdenrat”, su consejo local, que les aconsejaba someterse pacíficamente a las leyes nazis. Hacerlo así, se les decía, garantizaba la vida por ahora y algún día la libertad. Sin un gesto de rebeldía caminaron hacia la muerte por hambre, por enfermedad y finalmente bajo una ducha de gas o en un horno crematorio.
Traslade esa imagen a la Venezuela actual. Estamos bajo una tiranía comunista. En tiranía, nazis y comunistas son iguales. Nosotros, los opositores, somos los judíos de aquí. El “jüdenrat”, llamado MUD, nos prohíbe rebelarnos. Hay que someterse a las leyes comunistas. Es la estrategia del pacifismo bobo y el electoralismo a ultranza. Viendo que los judíos comenzaban a dudar de su liderazgo, le prometieron: si el 6D ustedes votan por nosotros, saldremos del tirano enseguida. Votaron masivamente, pero el jüdenrat no cumplió. Su excusa: se corre el riesgo de que haya muertos. Es mejor el revocatorio. Pero para solicitarlo la ley comunista exige que firmemos, reconociéndonos judíos. Y al firmar se nos marca con la estrella de David, entrando en la lista de los enemigos de la tiranía que deben ser exterminados. Dos millones ya tienen la estrella al lado de su nombre en todas las oficinas públicas. Pero el “jüdenrat” convoca a que tomemos a Caracas para rogarle a la tiranía que cuatro millones más de judíos (otra vez, 6 millones) recibamos la estrella de David, poniendo nuestra firma en la solicitud de revocatorio. Como no habrá revocatorio, la firma servirá de pase al tren que nos llevará al Holocausto. El mismo que vivieron los judíos bajo los nazis: el país convertido en campo de concentración, progresivamente transformado en campo de exterminio, donde iremos muriendo de hambruna, enfermedad, duchas de gas que son los secuestros o de los hornos crematorios a cargo de los criminales cada día más crueles.
Pongamos el ejemplo contrario. Francia fue ocupada por los nazis. Igual que Venezuela por Cuba. Sólo que el ejército francés peleó, el nuestro se pasó al enemigo vergonzosamente. ¿Qué hicieron los franceses? Organizarse en resistencia clandestina. En ciudades y campos de Francia se formaron los grupos de “partisanos”. Su objetivo: poner fin a la ocupación alemana y restablecer la democracia. Lo mismo que deberíamos hacer aquí: poner fin a la ocupación cubana, personificada en el títere Maduro, y restablecer la democracia. ¿Cómo hacerlo? Se nos presenta la oportunidad el 1S. El jüdenrat o MUD nos ha convocado para que 4 millones más pidamos la estrella de David que nos identifique como enemigos de Cuba y de su títere, con las consecuencias que ya sabemos. Aprovechemos, por el contrario, para hacer lo que hizo la resistencia francesa cuando tomó a París para echar a los alemanes. Tomemos a Caracas para echar a Maduro, títere de Cuba y a todos los traidores a la patria que lo acompañan. Que no nos hemos organizado como los franceses. No importa. Recordemos que, siguiendo su ejemplo, aquí se organizó la resistencia clandestina contra la anterior tiranía militar. Nunca se igualó en número ni en estructura a la francesa. No éramos más de dos mil cuando tomamos a Caracas del 21 al 23 de enero de 1958 y derrocamos al tirano. La clave de la estrategia estuvo: una sola chispa basta para incendiar la sabana cuando la paja está seca, si encendemos la chispa Caracas responderá y cuando los civiles se rebelan los militares se les suman. Y así fue. Esta vez la falta de un movimiento de resistencia clandestina puede suplirse con la multitud y complementarse con algo imposible entonces: que los sucesos de Caracas se repitan, simultánea o sucesivamente, en todos los pueblos y ciudades de provincia como ocurrió con el 19 de abril de 1810.
La Toma de Caracas el 1S es la oportunidad para echar a Maduro de inmediato, o por lo menos activar el proceso para lograrlo en horas o días.
@petitdacosta
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