@claudionazoa
El 6 de junio de 1944 comenzó, en la Europa invadida y en la propia Alemania, el principio del fin de los nazis.
De manera sorpresiva, centenares de miles de soldados de Estados Unidos, Reino Unido y Canadá tomaron por asalto las playas de la región norte de Normandía.
Los alemanes sabían que algo se preparaba pero, en su prepotencia diabólica, no tenían idea de dónde ocurriría y de cuál sería la magnitud de esta operación secreta.
En agosto de 1944, las fuerzas aliadas liberaron París. Desde ese momento, fueron ganando terreno hasta que, el 1-S de 1945, llegan al límite de Berlín. La estocada final fue el 2 de septiembre de ese mismo año. La pesadilla había durado seis años y un día (1 de septiembre de 1939 - 2 de septiembre de 1945).
Esta historia la cuento hoy, lunes 29 de agosto, porque, ¡vaya casualidad!, el 1° de septiembre, es decir, dentro de tres días, los venezolanos vamos a tener nuestro particular e importantísimo día “D”, con una megamarcha hacia Caracas que, por los vientos que soplan, va a ser algo nunca visto en Venezuela.
De todos los rincones del país ya está llegando a Caracas gente valiente que lucha y ama la democracia. Algunos incluso lo hacen a pie, sorteando amenazas, cierres de carreteras, despidos y atropellos.
El 1-S, estoy seguro, compartiremos la calle con millones de venezolanos que se hartaron de la invasión cubana y de estos nazis-comunistas, valga la redundancia, que nos han conducido a esta miserable vida que sobrellevamos.
Las únicas armas valederas en esta marcha o Toma de Caracas serán las ideas, la esperanza, y la enorme y nunca vista multitud que quiere democracia.
En esta Toma de Caracas no se vale la violencia bajo ninguna forma. Nada de guarimbas, piedras o cauchos incendiados. No. Eso es lo que quiere el gobierno para suspender aún más nuestros derechos. Hay que evitar la violencia a toda costa. Groserías sí se pueden decir. Recuerden que estos bichos malos son una ínfima pero peligrosa minoría armada, a quienes se les fundieron las ideas. Sólo les queda la maldad.
No olvidemos que en la Fuerza Armada existen hombres decentes que tienen familia y que, al igual que usted y yo, padecen los desquiciados desmanes de este peligroso régimen en retirada.
Faltan tres días para nuestro particular día “D”.
Falta poco, aunque vayamos poco a poco.
La espada de Bolívar y sus huesos profanados nos protegen porque los vamos a honrar y a rescatar.
¡Nos vemos en libertad a paso de vencedores!
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