Si no hago por mí, quién lo hará.
Y si solo me dedico a mí, qué soy.
Y si no ahora, cuándo.
Hilel, rabino predilecto de Jesús de Nazareth
De nada valen disfraces de militar salvador con falsos ministerios para borrar delitos contra la humanidad que no prescriben: genocidio total o parcial, discriminación política, racial o religiosa, persecución, tortura, encarcelamiento injusto y crimen, creación de tropas con niños y jóvenes, traslado forzoso de la población y otros. Ahora se agregan juicios internacionales contra el narcodelito y el genocidio a cámara lenta con diversos métodos. Hay criminales en prisión larga o perpetua: cárcel de por vida para jerarcas y subalternos nazis, de la ex Yugoslavia y de Ruanda. El liberiano Charles Taylor, preso por 50 años, es el primer jefe de Estado juzgado por un tribunal internacional desde los Juicios de Nuremberg, entre varias causas por “el uso de menores como soldados”.
Latinoamérica, siglos XX y XXI: los hermanos Castro, creadores de paredones, cuevas represivas y séquito narcotraficante, fueron denunciados con pruebas por la DEA y la Casa Blanca, pero en la línea soviética para evitar investigaciones los comunistas cubanos culparon y fusilaron en 1989 al general Arnaldo Ochoa, héroe de la guerra en Angola. Esa mafia sigue intocable. Sí fueron condenados muy tarde sus equivalentes fascistas de la derecha negra: los expresidentes y jefes de alto rango castrense Alberto Fujimori, José Ríos Monti, Jorge Videla, Roberto Viola, Leopoldo Galtieri y Augusto Pinochet.
Los horrores totalitarios rojos de Fidel, Raúl, el Che y Hugo Chávez Frías con sus asesores ocultos, padrinos castristas y castrenses, ahijados de cerebro castrado, muestran a graves enfermos cuya maldad también va en grados, desde psicopatías genéticas, agresivas neurosis adquiridas por narcisismo, resentimiento y ambición de riqueza hasta incurables deficiencias mentales, todas unidas por el pretexto ideológico fascisto-totalitario: si piensas diferente y no me adoras ni me obedeces, estás contra mí, entonces, te liquido como sea.
Usted, víctima venezolana, ve a humildes chicos convertidos a la fuerza en milicianos, guardias y francotiradores asesinos de su pueblo, premiados como héroes de la patria desde puente Llaguno 2002 a las calles de febrero 2014; padece a los colectivos armados que, infiltrados, le impiden su ejercicio electoral y legítima protesta, a la vez que fomentan la violencia para justificar matanzas mientras espían y expulsan a los esclavizados empleados públicos que disienten; ya distingue a los funcionarios sumisos que le niegan esos constitucionales derechos; está hambriento, enfermo, humillado. El 1° de septiembre verá tanques, pelotones, ferias de pan por horas y contramarchas obligadas por el cobarde PSUV, todo lo que le impide movilizarse más el apagón general aplicado para aislarlo, generando el miedo que usan desde su chavista Plan Ávila siempre listo para matar.
Entonces, sea usted uno más de los ya sentados en el pavimento de Venezuela o quédese alerta en su refugio, ejerciendo la desobediencia cívica del no retorno a casa o en ella, todos a la huelga indefinida de brazos caídos. Paralice al todavía su casi país hasta que precisen las fechas exactas del 20% y del revocatorio. Con seguridad, las fechorías del oficialismo sí serán registradas al detalle en videos y fotos. Sea protagonista de su nueva historia civilizada. No es un golpe de Estado, como sí lo fue el 4-F que quiso asesinar a Carlos Andrés Pérez en Miraflores, sino el pleno ejercicio de sus derechos civiles. De juicios y castigos se ocuparán si acaso lentas leyes internacionales. Algunos verdugos de esta dirigencia quizá suelten las armas o serán recibidos en Castrocuba, Corea del Norte, Bielorrusia, la Crimea de Putin. El resto de los pranes, uniformados o no, serán parias y reos de alta peligrosidad.
Afuera y adentro, en el exilio interno y externo, por activa y por pasiva, en su rol particular cada quien, la oposición es absoluta mayoría y debe decidir su libre futuro. Nadie lo hará por nosotros.
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