Orlando Viera-Blanco
13 Febrero, 2012
La MUD hace mutis en un asunto capital: la estabilización de la democracia por la vía de la inviolabilidad del voto. Los venezolanos queremos votar; queremos elegir. Pero queremos hacerlo transparente y verazmente. La MUD sabe al pelo, los sobrecargos del REP. Sin embargo, omite denunciarlo porque desea asirse de la ilusión electoralista. Y cuando el evento electoral se soporta en una unidad palaciega, que no ve ni dice nada del cerco que la amenaza, el consenso-país no es de fondo, sino meramente trivial. El principal valor de la política es la seriedad, la cual no-pasa por definir lineamientos grupales, sino lineamientos ciudadanos asistidos de la verdad, pro defensa de los intereses fundamentales de la nación.
Rómulo Betancourt en su discurso de regreso del exilio el 23-E de 1958, expresó: “Es que nos hemos convencido todos, de que no más el canibalismo político en este país, de que no más la lucha acerba entre de los venezolanos, lucha acerba contra los enemigos de la democracia, pero entendimiento, coordinación entre los hombres, los sectores políticos, económicos y sociales que quieren estabilizar definitivamente en este país, un régimen ordenado, un régimen de derecho, un régimen que sea garantía para la vida, garantía para la propiedad, garantía para la convivencia civilizada de todos los venezolanos”.
LA MUD no puede prestarse -siquiera por omisión- al canibalismo político que significa ir a unas elecciones inauditables. El gobierno no ha disimulado en su voluntad hegemónica, pero la MUD no disimula su vocación de convivencia solapada. Sabemos que la MUD enarbola los valores superiores del hombre: vida, propiedad y libertad. Pero nada será posible sin despejar los peligros de un evento comicial maniatado. La muerte de la unidad y la pérdida de todo vestigio de credibilidad, será el resultado de un 7-O, que no responda una vez más al país, ¡qué pasó, a sabiendas de lo que ocurría! Y en este escenario el país ya no será Chavista, el país será de Chávez.
Sres. de la MUD: ¡pónganse serios! No más disimulos. Lo que está de por medio, no es el poder, es la batalla por la dignidad que lanzó Rómulo Betancourt, esto es, el derecho de los venezolanos a elegir su propia felicidad.
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