MAURICIO DE VENGOECHEA | EL UNIVERSAL
viernes 12 de octubre de 2012 12:00 AM
La reciente elección presidencial de Venezuela deja varias lecciones sobre las que bien vale la pena reflexionar.
Si bien el presidente Chávez demostró una vez más que como candidato su desempeño es infinitamente mejor que como gobernante, la oposición realizó a su vez una campaña sin precedentes en la historia política de Venezuela.
Por primera vez logró elegir a un candidato de unidad, representante además de una nueva generación de jóvenes políticos capaces todos de tener el mismo desempeño, y dispuestos a entregar lo mejor de sí para recorrer un camino que los lleve a construir una mejor Venezuela, que aquella de polarización, inseguridad y escasez, por la cual los ha conducido Hugo Chávez durante los últimos 14 años.
Aumentó significativamente la participación electoral lo que además de beneficiar el proceso democrático venezolano, fortaleció más a la oposición que al chavismo, si se tiene en cuenta que mientras el crecimiento del voto a favor del candidato-presidente fue de poco más de10 por ciento, el de la oposición superó el 50 por ciento con respecto a la última elección.
Además, una fuerza unificada alrededor de un solo candidato, con un discurso de cambio que beneficiara a todos los venezolanos sin distinción y pusiera al chavismo como parte del pasado, permitió que la diferencia de 26 por ciento con que Chávez había ganado los comicios en 2006, se redujera a tan solo 11 por ciento en esta contienda; esto obliga al Gobierno a tener que escuchar y entender el mensaje que con un voto contrario, le enviaron cerca de seis millones quinientos mil ciudadanos que hoy, exigen que sus derechos sean respetados.
La oposición, y de ella hacen parte fundamental no solo sus líderes sino los propios ciudadanos que votaron por una opción distinta a la ganadora, debe salir rápidamente de la lógica de la depresión producida por la derrota, que ha conducido a unos pocos a promover en las redes sociales un fraude que ciertamente no existió o a señalar culpas y culpables innecesariamente. De lo contrario, terminarán divididos y atomizado su voto como en el pasado, algo que sería totalmente inconveniente, ahora que vienen las elecciones de gobernadores a final de este año y de alcaldes a comienzos del próximo.
La estrategia de la oposición hoy, debe estar enfocada a mantener la unidad, resguardar los bastiones políticos que le permitieron llegar a donde hoy está, para lo cual lo mejor que podría hacer Henrique Capriles es bajar con humildad la cabeza y jugársela personalmente por mantener el liderazgo de la oposición en el estado Miranda, al igual que los gobernadores de los estados Zulia, Lara, Carabobo y Táchira deben hacer lo propio.
Simultáneamente hay que comenzar a mirar espacios que ahora pueden ser ganados como los estados Mérida y Anzoátegui.
El 7-O fue solo una escala técnica importante en el largo camino que hay que recorrer, del que hay que aprender de los errores cometidos para poder avanzar, hasta llegar a la meta final que es la conquista del poder.
Managing Partner Newlink Political
Si bien el presidente Chávez demostró una vez más que como candidato su desempeño es infinitamente mejor que como gobernante, la oposición realizó a su vez una campaña sin precedentes en la historia política de Venezuela.
Por primera vez logró elegir a un candidato de unidad, representante además de una nueva generación de jóvenes políticos capaces todos de tener el mismo desempeño, y dispuestos a entregar lo mejor de sí para recorrer un camino que los lleve a construir una mejor Venezuela, que aquella de polarización, inseguridad y escasez, por la cual los ha conducido Hugo Chávez durante los últimos 14 años.
Aumentó significativamente la participación electoral lo que además de beneficiar el proceso democrático venezolano, fortaleció más a la oposición que al chavismo, si se tiene en cuenta que mientras el crecimiento del voto a favor del candidato-presidente fue de poco más de10 por ciento, el de la oposición superó el 50 por ciento con respecto a la última elección.
Además, una fuerza unificada alrededor de un solo candidato, con un discurso de cambio que beneficiara a todos los venezolanos sin distinción y pusiera al chavismo como parte del pasado, permitió que la diferencia de 26 por ciento con que Chávez había ganado los comicios en 2006, se redujera a tan solo 11 por ciento en esta contienda; esto obliga al Gobierno a tener que escuchar y entender el mensaje que con un voto contrario, le enviaron cerca de seis millones quinientos mil ciudadanos que hoy, exigen que sus derechos sean respetados.
La oposición, y de ella hacen parte fundamental no solo sus líderes sino los propios ciudadanos que votaron por una opción distinta a la ganadora, debe salir rápidamente de la lógica de la depresión producida por la derrota, que ha conducido a unos pocos a promover en las redes sociales un fraude que ciertamente no existió o a señalar culpas y culpables innecesariamente. De lo contrario, terminarán divididos y atomizado su voto como en el pasado, algo que sería totalmente inconveniente, ahora que vienen las elecciones de gobernadores a final de este año y de alcaldes a comienzos del próximo.
La estrategia de la oposición hoy, debe estar enfocada a mantener la unidad, resguardar los bastiones políticos que le permitieron llegar a donde hoy está, para lo cual lo mejor que podría hacer Henrique Capriles es bajar con humildad la cabeza y jugársela personalmente por mantener el liderazgo de la oposición en el estado Miranda, al igual que los gobernadores de los estados Zulia, Lara, Carabobo y Táchira deben hacer lo propio.
Simultáneamente hay que comenzar a mirar espacios que ahora pueden ser ganados como los estados Mérida y Anzoátegui.
El 7-O fue solo una escala técnica importante en el largo camino que hay que recorrer, del que hay que aprender de los errores cometidos para poder avanzar, hasta llegar a la meta final que es la conquista del poder.
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