Marianella Salazar
24 Octubre, 2012
La dirigencia política tiene sobradas razones para preocuparse por una posible falta de participación en los comicios regionales del próximo 16 de diciembre. No solo es el estado de abatimiento colectivo en los votantes opositores, a consecuencia de la derrota sufrida el pasado 7 de octubre, que paraliza y favorece la inacción, es la falta de confianza en el CNE y en el sistema electoral que ha sido refrendado ante el mundo por la MUD, tanto así, que el ente comicial en entredicho fue utilizado en las elecciones primarias de oposición, lo que significó una legitimación de sus futuras actuaciones.La intención de algunos votantes de elevar ante organismos internacionales denuncias sobre el ventajismo oficial y otros delitos electorales, para lograr la igualdad de derechos electorales, se estrella ante la posición asumida por la MUD, que garantizó los resultados y defendió el sistema automatizado, al igual que el ex candidato presidencial, Capriles Radonski, que al reconocer su derrota lo primero que hizo fue avalar el sistema, al afirmar que “aquí no hubo fraude”. Sin embargo, el gobernador de Miranda posteriormentese contradice, al señalar que en su estado hubo “triquiñuelas en varios centros de votación”, en mesas donde solo tuvo un voto a su favor, o donde no obtuvo ninguno.
¿Por qué no pudieron repetirse en el resto del país las mismas malas mañas, con el objeto de abultar el resultado a favor de Chávez? Ocurrieron y seguirán sucediendo, porque la oposición no es capaz de exigir mejores condiciones electorales. Nadie entiende por qué la MUD excluyó a organizaciones que prestan invalorables servicios electorales, como Súmate, Voto Joven y Esdata que son expertos con alta credibilidad. Hay un empeño para no hablar de fraude, porque eso significa alejar a los electores del venidero proceso electoral. Pero, lo que si está a la vista de todos es que hubo manipulaciones en el Registro Electoral, en la automatización, la transmisión de datos, las captahuellas, en la selección aleatoria para auditoría y pare de contar.
La totalización es la integración de todas esas “triquiñuelas”. Existen dudas sobre la presencia de la oposición durante los escrutinios en la sala de totalización del CNE, aunque el representante del Comando Venezuela ante el CNE, Enrique Márquez, había asegurado que dos técnicos de la oposición estarían en las dos salas de totalización.
Sin embargo, Antonio Ledezma, en declaraciones a El Universal (22/10/12), pide que se aclaren esas dudas y emplazó al rector Vicente Díaz a aclarárselo al país, porque estaba allí -en el CNE- “como cucaracha en baile de gallinas”.
Ledesma reconoce que se detectaron “inconsistencias en un número importante de mesas electorales y plantea que esos resultados deben ser auditados lo más pronto posible, para corregir las debilidades organizativas persistentes”. Por fin, un dirigente con peso específico, nada menos que el coordinador nacional de la MUD y el responsable de las elecciones regionales del próximo 16 de diciembre, rompe el silencio y empieza a reconocer las fallas en el sistema, lo califica de “fraude combinado” y señala que deben retirarse las máquinas ubicadas en el llamado punto de información.
Esa práctica aberrante de la “operación remate” que le permitió a Chávez obtener una ventaja de millón y medio de votantes, en solo dos horas, fue posible gracias a las captahuellas. Si la MUD permite que se utilicen de nuevo en las elecciones de gobernadores, es fácil predecir cual será el resultado, empezando por la gobernación de Miranda. Será una tragedia, que gobernaciones conquistadas por la oposición, regresen a manos del oficialismo.
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