MILKO GONZÁLEZ | EL UNIVERSAL
martes 11 de diciembre de 2012 12:00 AM
China está haciendo muchas cosas para inundar el mercado con numerosos productos en diversos sectores. Sin embargo, una de las cosas que dejaron de hacer los chinos para mejorar su economía fue la de organizar a la sociedad bajo el sistema de comunas. Ahora que se plantea el Estado Comunal en nuestro país, es oportuno, dado el alto costo social que podemos padecer, examinar una vez más, aunque brevemente, la experiencia a gran escala más importante de organización de un país bajo esta modalidad social.
El sistema de comunas fue instituido a finales de los años cincuenta para contraponerlo al modelo tradicional chino, aumentar la producción y potenciar la economía. Bajo un esquema de colectivización y economía centralizada, los planificadores chinos pensaban que focalizando los esfuerzos bajo un plan maestro podrían maximizar el uso de los recursos y aumentar la producción generando excedentes que apuntalarían la industrialización del país. Esta focalización no era posible si cada quien decidía qué y cuánto se iba a producir y cuánto se podría cobrar por el producto del esfuerzo. Esas variables tenían que ser alineadas dentro y fuera de las comunas por los planificadores centrales para el bien común. Este sistema era un componente importante del plan de Mao Zedong conocido como "El Gran Salto Adelante".
Las comunas fueron concebidas para cumplir varios propósitos. Ellas se encargarían de proporcionar la defensa nacional, alimentos, la salud y de controlar la educación. Las familias no contaban mucho para determinar la educación de los hijos. En las comunas, el pueblo, teóricamente a través del Estado, era el propietario de todos los bienes. En la práctica el pueblo tenía muy pocas cosas, y lo poco que había era compartido. Por ejemplo, como la cocina era comunal, no había necesidad de tener utensilios propios para cocinar. Esta colectivización, aunado a la baja productividad, obligaba a que la comida fuera la misma para todos y desesperadamente escasa, al igual que la ropa que constaba apenas de una muda por persona.
La igualdad a ultranza trajo problemas porque no importaba cuánto se trabajara siempre se recibía lo mismo que los demás comuneros, por lo que hubo problemas de motivación al trabajo que afectó la producción. En vista de esto se pusieron en práctica pagos extras para quien se esforzara más. Pero esos pagos extras no eran muy altos para no generar diferencias significativas entre los comuneros. Pero al no generar diferencias significativas no se generaba el esfuerzo extra.
Estos y otros problemas lejos de producir los resultados esperados generaron uno de las mayores tragedias de la humanidad produciendo entre 30 y 50 millones de muertes por hambrunas generalizadas. A principio de los años sesenta el mismo Mao Zedong reconoció que el sistema de comunas había fracasado y designó a Deng Xiaoping quien con un enfoque pragmático intentó reformar la economía. Pero la lucha por el poder desató la Revolución Cultural que abortó el primer intento de reforma chino. Tuvieron que pasar más de 20 años para que el sistema de comunas fuera desmantelado y China se enrumbara por el camino de progreso que continúa hoy en día.
El sistema de comunas fue instituido a finales de los años cincuenta para contraponerlo al modelo tradicional chino, aumentar la producción y potenciar la economía. Bajo un esquema de colectivización y economía centralizada, los planificadores chinos pensaban que focalizando los esfuerzos bajo un plan maestro podrían maximizar el uso de los recursos y aumentar la producción generando excedentes que apuntalarían la industrialización del país. Esta focalización no era posible si cada quien decidía qué y cuánto se iba a producir y cuánto se podría cobrar por el producto del esfuerzo. Esas variables tenían que ser alineadas dentro y fuera de las comunas por los planificadores centrales para el bien común. Este sistema era un componente importante del plan de Mao Zedong conocido como "El Gran Salto Adelante".
Las comunas fueron concebidas para cumplir varios propósitos. Ellas se encargarían de proporcionar la defensa nacional, alimentos, la salud y de controlar la educación. Las familias no contaban mucho para determinar la educación de los hijos. En las comunas, el pueblo, teóricamente a través del Estado, era el propietario de todos los bienes. En la práctica el pueblo tenía muy pocas cosas, y lo poco que había era compartido. Por ejemplo, como la cocina era comunal, no había necesidad de tener utensilios propios para cocinar. Esta colectivización, aunado a la baja productividad, obligaba a que la comida fuera la misma para todos y desesperadamente escasa, al igual que la ropa que constaba apenas de una muda por persona.
La igualdad a ultranza trajo problemas porque no importaba cuánto se trabajara siempre se recibía lo mismo que los demás comuneros, por lo que hubo problemas de motivación al trabajo que afectó la producción. En vista de esto se pusieron en práctica pagos extras para quien se esforzara más. Pero esos pagos extras no eran muy altos para no generar diferencias significativas entre los comuneros. Pero al no generar diferencias significativas no se generaba el esfuerzo extra.
Estos y otros problemas lejos de producir los resultados esperados generaron uno de las mayores tragedias de la humanidad produciendo entre 30 y 50 millones de muertes por hambrunas generalizadas. A principio de los años sesenta el mismo Mao Zedong reconoció que el sistema de comunas había fracasado y designó a Deng Xiaoping quien con un enfoque pragmático intentó reformar la economía. Pero la lucha por el poder desató la Revolución Cultural que abortó el primer intento de reforma chino. Tuvieron que pasar más de 20 años para que el sistema de comunas fuera desmantelado y China se enrumbara por el camino de progreso que continúa hoy en día.
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