MARÍA CORINA MACHADO| EL UNIVERSAL
sábado 24 de mayo de 2014 12:00 AM
Todos los venezolanos anhelamos desesperadamente vivir en paz y en convivencia. Las cifras de la violencia nos ahogan y terminan opacando la tragedia individual. Ya sea por el hampa, la desidia o la represión, 13 bebés muertos en Guanare por falta de insumos médicos indignan y duelen tanto como cada uno de los heridos y caídos por protestar.
Consciente del poder del pueblo pacífico y organizado en la calle, el régimen intenta apagar el ímpetu libertario de nuestros jóvenes y deslegitimar la protesta que cunde en toda Venezuela, transfiriendo la responsabilidad por los muertos y heridos al ejercicio de este derecho elemental. El chantaje consiste en propalar que la lucha por nuestros derechos y por la democracia traerá, inevitablemente, la guerra civil. Para el régimen, los venezolanos tendríamos sólo dos opciones: la dominación sin nuestro consentimiento, es decir, la guerra; o la dominación consentida, la sumisión. Por lo tanto, ya que la imposición del modelo totalitario que representa el Plan de la Patria pretendería ser inevitable, mejor aceptarlo sin chistar, mansamente, y evitar más violencia.
Los venezolanos nos rebelamos ante este chantaje. Venezuela despertó y en estos meses ha quedado claro que no aceptamos guerra ni sumisión. Hemos abierto la única salida digna y responsable: la ruta hacia la libertad. Ello exige llamar al régimen por su nombre: dictadura; y luchar por su remoción constitucional lo antes posible, y no esperar una improbable salida en 2019.
Cívico y pacífico
La fortaleza y efectividad de esta rebelión ciudadana consisten tanto en su carácter cívico y pacífico, como en su espíritu tenaz y apasionado. El movimiento social brotado en estos meses ha desenmascarado la naturaleza represiva y cruel del régimen, estimulando su repudio internacional; y ha inspirado a miles de líderes al asumir su responsabilidad histórica en la conquista de la democracia. El mayor logro de estos meses es la conformación de miles de grupos organizados en todo el país, que se consolidarán en una fuerza unitaria decidida a luchar por conquistar una Venezuela libre y digna. Paz sin libertad, es sumisión.
Consciente del poder del pueblo pacífico y organizado en la calle, el régimen intenta apagar el ímpetu libertario de nuestros jóvenes y deslegitimar la protesta que cunde en toda Venezuela, transfiriendo la responsabilidad por los muertos y heridos al ejercicio de este derecho elemental. El chantaje consiste en propalar que la lucha por nuestros derechos y por la democracia traerá, inevitablemente, la guerra civil. Para el régimen, los venezolanos tendríamos sólo dos opciones: la dominación sin nuestro consentimiento, es decir, la guerra; o la dominación consentida, la sumisión. Por lo tanto, ya que la imposición del modelo totalitario que representa el Plan de la Patria pretendería ser inevitable, mejor aceptarlo sin chistar, mansamente, y evitar más violencia.
Los venezolanos nos rebelamos ante este chantaje. Venezuela despertó y en estos meses ha quedado claro que no aceptamos guerra ni sumisión. Hemos abierto la única salida digna y responsable: la ruta hacia la libertad. Ello exige llamar al régimen por su nombre: dictadura; y luchar por su remoción constitucional lo antes posible, y no esperar una improbable salida en 2019.
Cívico y pacífico
La fortaleza y efectividad de esta rebelión ciudadana consisten tanto en su carácter cívico y pacífico, como en su espíritu tenaz y apasionado. El movimiento social brotado en estos meses ha desenmascarado la naturaleza represiva y cruel del régimen, estimulando su repudio internacional; y ha inspirado a miles de líderes al asumir su responsabilidad histórica en la conquista de la democracia. El mayor logro de estos meses es la conformación de miles de grupos organizados en todo el país, que se consolidarán en una fuerza unitaria decidida a luchar por conquistar una Venezuela libre y digna. Paz sin libertad, es sumisión.
No comments:
Post a Comment