Friday, December 23, 2011

Navidad sin presos políticos

En: http://www.lapatilla.com/site/2011/12/23/damian-prat-c-navidad-sin-presos-politicos/

Daminan Prat C.

Todo indica que nuevamente se quedará sólo en un deseo, pero igual lo digo. La única señal ha sido la libertad parcial y condicional del comisario Henry Vivas, una de las víctimas de la necesidad que tuvo el gobierno de justificar las muertes del 11A encontrando unos “culpables”. Un diagnóstico inequívoco de cáncer presionó al gobierno para la medida humanitaria, tal como ha debido ocurrir ayer con el diputado José Sánchez “Mazuco”, el más votado del estado Zulia, pero algo habrá ocurrido porque “el juez no fue al tribunal” y luego solicitó otro examen médico. Así ha debido estar libre también Iván Simonovis. Y muchos más.
El caso de la jueza Afiuni es, quizás, el más escandaloso de los presos de los caprichos personales del poder. No hay la más mínima justificación para que ella esté presa. Ni siquiera está en juicio. La Fiscalía admitió que en su caso “se comprobó que no hubo dinero de por medio” para la decisión que tomó. Y la decisión de liberar al detenido era totalmente ajustada a la legislación venezolana. Eligio Cedeño entonces, igual que ella hoy, estaba preso sin juicio más allá del tiempo que permite la Ley.
Es tan escandaloso el abuso, que ni siquiera los “amigos” internacionales de Chávez se quedan callados. Por segundo año consecutivo, el lingüista Noam Chomsky le pide a Chávez “un indulto”. En realidad el término es equivocado porque para un indulto debe haber un delito y una sentencia, pero ninguna de las dos cosas existe. Pero lo que importa es la intención. La ONU lo ha exigido en todos los tonos. Igual la Comisión Internacional de Juristas. No hay organismo internacional que no haya levantado informes del caso.
Ley de amnistía. Esa es la vía más justa y correcta. Lamentablemente, dentro el gobierno y el chavismo no sólo siguen existiendo muchos “talibanes”, sino mucha gente arrogante y soberbia que cree que el poder es eterno y se asumen como “seres moralmente superiores ungidos por la historia”.
Sé que tantos abusos y humillaciones causan heridas, pero es importante insistir, dentro del mundo opositor, en la importancia de que el triunfo democrático del 7 de octubre próximo debe significar tolerancia y reconciliación. Ni el más mínimo asomo de venganza y retaliación. Justicia sí, en los casos de delitos claros, pero con investigaciones hechas por órganos que brinden comprobadísima solvencia. No se trata de sustituir a la intolerancia del chavismo por otra de signo contrario. Ni el abuso de poder por otro.
El primer paso es entender que el chavismo, derrotado el 7 de octubre, será una fuerza política de pleno derecho que debe ser respetada. En ningún caso debe repetirse el comportamiento chavista que niega la existencia “del otro”. Debe haber inclusión. ¿Habrá chavistas que se nieguen a reconocer la voluntad popular? Es posible, pero eso será su problema. La mano tendida de este lado debe quedar clara. Porque seguramente también habrá gente del chavismo que por convicciones o por sentido pragmático, respetaran la nueva realidad política, aun manteniendo sus ideas políticas.
No es, por supuesto, un asunto de “come-florismo” como desde cierta simpleza se puede creer. El triunfo electoral de la Unidad Democrática debe ir acompañado de una poderosa participación popular y ciudadana. Y eso incluye activismo, movilización, organización y lucha. Mucha unidad. Allí es donde hace falta y es indispensable el compromiso ciudadano. Salir al terreno de juego con un guante y los spikes puestos, en lugar de ser “mánager de tribuna”. Y es clave como política el encuentro con el adversario que debe saber que no será excluido. ¿Qué habrá los que se “auto excluyan” y no acepten perder el poder, los privilegios y las prebendas? Es probable. Será su problema y su error.

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