JOSÉ MAYORA | EL UNIVERSAL
viernes 30 de diciembre de 2011 12:00 AM
Un clásico del cancionero popular navideño es la canción cuyo nombre titula hoy a este artículo. En el fondo, esta canción propone un recuento de las cosas buenas que deja el año próximo a terminar. En su texto, el inventario que se hace deja una cantidad de bienes que hacen presumir la gran utilidad que ellos tendrán para el "año nuevo".
En esta expresión de sabiduría popular se encierra una enseñanza importante, cuando nos conmina a no desdeñar el pasado y tratar de rescatar de él todo cuanto nos puede ayudar para el futuro. ¡No todo fue malo! Y es cierto, no todo puede ser malo. Tanto lo bueno como lo malo debe ser aleccionador, por supuesto, si queremos verlo pedagógicamente con el concurso de la razón. Caso contrario, lo ignoraremos si sólo lo observamos con la emoción.
Yo quisiera mantenerme dentro de esta tradición musical navideña y aceptar la invitación para realizar un recuento de todo lo bueno que a los venezolanos les dejó el 2011 y que, como consecuencia, hace del 2012 un año pletórico de oportunidades. Entre las tantas cosas dignas de mención, he hecho una lista que no pretende ser exhaustiva pero que encierra, a mi manera de ver las cosas, los grandes logros de este año:
-la gran cantidad de personas que calladamente están trabajando para cambiar de rumbo;
-la certeza de que es posible unirnos, fijar un objetivo común y comprometernos a mantenerlo;
-la motivación que nos produce saber la cantidad de cosas que están por hacerse con nuestro propio esfuerzo, sin necesidad de agentes externos;
-la esperanza, cada vez más cercana, de poder caminar por las calles y pasear por los parques con la seguridad que regresaremos a nuestros hogares;
-la ilusión de pensar que nuestros hijos se podrán educar en un ambiente de libertad de ideas, rigor científico y calidad docente;
-la necesidad de convertir a los órganos del poder público en servidores de todos los ciudadanos;
-el deseo de reunificar a todos los venezolanos en torno a una idea democrática de país;
-la búsqueda de independencia para doblegar la humillante tutela del gobierno;
-la convicción de que el amor a los pobres debe dejar de ser una cuña publicitaria;
-la evidencia que depender del gobierno es la mejor forma de frustrar nuestros sueños;
-el convencimiento de que la justicia y la equidad no son posibles dentro del socialismo del siglo XXI;
-la certidumbre de que si queremos un país distinto y montado sobre principios democráticos sólidos, la tarea debe ser colectiva.
Lo anterior será una realidad en la medida que mantengamos confianza en que lo podemos lograr; optimismo para no bajar la guardia y mantener la motivación; y perseverancia en nuestras acciones pues los grandes logros no se alcanzan el primer día del año.
¡Todo lo bueno esta por-ve
En esta expresión de sabiduría popular se encierra una enseñanza importante, cuando nos conmina a no desdeñar el pasado y tratar de rescatar de él todo cuanto nos puede ayudar para el futuro. ¡No todo fue malo! Y es cierto, no todo puede ser malo. Tanto lo bueno como lo malo debe ser aleccionador, por supuesto, si queremos verlo pedagógicamente con el concurso de la razón. Caso contrario, lo ignoraremos si sólo lo observamos con la emoción.
Yo quisiera mantenerme dentro de esta tradición musical navideña y aceptar la invitación para realizar un recuento de todo lo bueno que a los venezolanos les dejó el 2011 y que, como consecuencia, hace del 2012 un año pletórico de oportunidades. Entre las tantas cosas dignas de mención, he hecho una lista que no pretende ser exhaustiva pero que encierra, a mi manera de ver las cosas, los grandes logros de este año:
-la gran cantidad de personas que calladamente están trabajando para cambiar de rumbo;
-la certeza de que es posible unirnos, fijar un objetivo común y comprometernos a mantenerlo;
-la motivación que nos produce saber la cantidad de cosas que están por hacerse con nuestro propio esfuerzo, sin necesidad de agentes externos;
-la esperanza, cada vez más cercana, de poder caminar por las calles y pasear por los parques con la seguridad que regresaremos a nuestros hogares;
-la ilusión de pensar que nuestros hijos se podrán educar en un ambiente de libertad de ideas, rigor científico y calidad docente;
-la necesidad de convertir a los órganos del poder público en servidores de todos los ciudadanos;
-el deseo de reunificar a todos los venezolanos en torno a una idea democrática de país;
-la búsqueda de independencia para doblegar la humillante tutela del gobierno;
-la convicción de que el amor a los pobres debe dejar de ser una cuña publicitaria;
-la evidencia que depender del gobierno es la mejor forma de frustrar nuestros sueños;
-el convencimiento de que la justicia y la equidad no son posibles dentro del socialismo del siglo XXI;
-la certidumbre de que si queremos un país distinto y montado sobre principios democráticos sólidos, la tarea debe ser colectiva.
Lo anterior será una realidad en la medida que mantengamos confianza en que lo podemos lograr; optimismo para no bajar la guardia y mantener la motivación; y perseverancia en nuestras acciones pues los grandes logros no se alcanzan el primer día del año.
¡Todo lo bueno esta por-ve
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