HERBERT HUDDE | EL UNIVERSAL
martes 13 de diciembre de 2011 12:00 AM
Chávez y sus lumbreras están llevando el país a la ruina total, aunque ésta sólo se ha sentido en el estómago de la gente en pequeña escala, porque Papadiós (el de verdad, no Chávez), nos ha premiado con el tesoro del petróleo, que nos tiene aún comiendo y consumiendo cosas importadas, con poco esfuerzo productivo de nuestra parte. Pero si esto sigue, esa golilla se va a acabar, o mejor dicho, poco a poco, pero inexorablemente, la parte de nuestro consumo que producimos aquí se mermará cada vez más, y lo que están haciendo estos genios lo vamos a pagar todos los venezolanos, y bien caro.
Veamos el drama que tenemos enfrente.
Como dijo Hamlet, ser o no ser, esa es la cuestión. Si somos capitalistas, pues así debemos funcionar; y si somos socialistas (comunistas), como socialistas tenemos que manejarnos. Lo que no debe ocurrir es que no seamos ni lo uno ni lo otro, pues con sus matices particulares en cada país, son los dos sistemas económicos existentes. Pero ¿qué pasa aquí? Bueno, ya Chávez lo dijo en la entrevista que le hiciera José V. Rangel el 07-08-2011: él y su combo lo que están haciendo es inventar. Textualmente dijo "... el socialismo nuestro no debe ser calco ni copia, sino creación heroica (?)... se trata de un invento, yo diría incluso de una obra de arte ... ahora, nosotros estamos aquí inventando ... el inventar un modelo nuevo lleva consigo, de manera inevitable, errar ...". Y con esa inventadera, sumada al talento del que han hecho gala, están poniendo una torta descomunal, que aunque aún no la hemos sufrido mucho hasta ahora, como dije al comienzo, ya se puede apreciar, y paulatinamente la vamos a ver cada vez más.
Fíjense ustedes, creo que está más que clara la destrucción que han hecho del aparato productivo privado. Las cifras son incuestionables: el número de industrias se ha reducido a la mitad con Chávez (13.000 a 6 o 7.000; basta visitar algunas zonas, ahora cementerios, industriales). Sobre el agro no tengo cifras, pero por lo que uno oye y lee, y por los indicadores que se ven, pues en muchos rubros que exportábamos o nos autoabastecíamos, ahora se están importando cantidades astronómicas, la cosa está cada vez peor. ¿Y con qué se están sustituyendo esas unidades productivas privadas que este genial régimen de lumbreras esta segando? Pues con importaciones, no con producción de entes o empresas estadales o colectivas como se hace en el comunismo. Y hete allí el drama: no vamos a ser ni chicha ni limonada, es decir, vamos camino a no producir absolutamente nada, pues no va a haber producción de empresas privadas, ni tampoco de unidades socialistas, y el país cada vez más vivirá, como ya ocurre, exclusivamente de las importaciones financiadas por la teta petrolera, y lo que ésta puede aportar no es infinito; es más, parece que ya está llegando a su llegadero.
Prueba de esto último es la caótica situación financiera de Pdvsa, que con el realero que le entra (que, aunque menor que el que le debería entrar, ustedes saben porqué, sigue siendo un realero), a cada rato saca una emisión de bonos, tiene deudas vergonzosas con todos sus proveedores nacionales y extranjeros, a sus socios les debe varios millardos de $ de dividendos, como leí en estos días en la prensa, no puede hacer los aportes que le corresponden en sus asociaciones, se financia con los bancos del Gobierno, y para que la gata se suba a la batea, ha tenido que recibir ayuda financiera del BCV por la pelusa de 23 millardos de $. Vaya panorama.
Pues así estamos. Nos vamos a quedar sin aparato productivo privado, es decir, capitalista, pero tampoco vamos a tener un aparato socialista, es decir, no se producirá nada aquí. ¿Y entonces? Bueno, ustedes lo saben: tarde o temprano (ojalá que no sea muy temprano), vamos a comer de aquella, y no va a alcanzar. Mientras tanto, nuestros vecinos siguen gozando una y parte de la otra a costillas de Venezuela, con los regalitos del que te conté, y cosas como la que vimos durante la cumbre del Celac, que en una reunión bilateral entre grupos brasileños y autoridades venezolanas, se firmó un lote de acuerdos, de los cuales todos, absolutamente todos, eran jugosos negocios (ventas) para los brasileños, y por supuesto, al final la señora Dilma se prodigó en loas para Venezuela y Esteban. Con una manguangua así, ¿quién no lo hace?
Veamos el drama que tenemos enfrente.
Como dijo Hamlet, ser o no ser, esa es la cuestión. Si somos capitalistas, pues así debemos funcionar; y si somos socialistas (comunistas), como socialistas tenemos que manejarnos. Lo que no debe ocurrir es que no seamos ni lo uno ni lo otro, pues con sus matices particulares en cada país, son los dos sistemas económicos existentes. Pero ¿qué pasa aquí? Bueno, ya Chávez lo dijo en la entrevista que le hiciera José V. Rangel el 07-08-2011: él y su combo lo que están haciendo es inventar. Textualmente dijo "... el socialismo nuestro no debe ser calco ni copia, sino creación heroica (?)... se trata de un invento, yo diría incluso de una obra de arte ... ahora, nosotros estamos aquí inventando ... el inventar un modelo nuevo lleva consigo, de manera inevitable, errar ...". Y con esa inventadera, sumada al talento del que han hecho gala, están poniendo una torta descomunal, que aunque aún no la hemos sufrido mucho hasta ahora, como dije al comienzo, ya se puede apreciar, y paulatinamente la vamos a ver cada vez más.
Fíjense ustedes, creo que está más que clara la destrucción que han hecho del aparato productivo privado. Las cifras son incuestionables: el número de industrias se ha reducido a la mitad con Chávez (13.000 a 6 o 7.000; basta visitar algunas zonas, ahora cementerios, industriales). Sobre el agro no tengo cifras, pero por lo que uno oye y lee, y por los indicadores que se ven, pues en muchos rubros que exportábamos o nos autoabastecíamos, ahora se están importando cantidades astronómicas, la cosa está cada vez peor. ¿Y con qué se están sustituyendo esas unidades productivas privadas que este genial régimen de lumbreras esta segando? Pues con importaciones, no con producción de entes o empresas estadales o colectivas como se hace en el comunismo. Y hete allí el drama: no vamos a ser ni chicha ni limonada, es decir, vamos camino a no producir absolutamente nada, pues no va a haber producción de empresas privadas, ni tampoco de unidades socialistas, y el país cada vez más vivirá, como ya ocurre, exclusivamente de las importaciones financiadas por la teta petrolera, y lo que ésta puede aportar no es infinito; es más, parece que ya está llegando a su llegadero.
Prueba de esto último es la caótica situación financiera de Pdvsa, que con el realero que le entra (que, aunque menor que el que le debería entrar, ustedes saben porqué, sigue siendo un realero), a cada rato saca una emisión de bonos, tiene deudas vergonzosas con todos sus proveedores nacionales y extranjeros, a sus socios les debe varios millardos de $ de dividendos, como leí en estos días en la prensa, no puede hacer los aportes que le corresponden en sus asociaciones, se financia con los bancos del Gobierno, y para que la gata se suba a la batea, ha tenido que recibir ayuda financiera del BCV por la pelusa de 23 millardos de $. Vaya panorama.
Pues así estamos. Nos vamos a quedar sin aparato productivo privado, es decir, capitalista, pero tampoco vamos a tener un aparato socialista, es decir, no se producirá nada aquí. ¿Y entonces? Bueno, ustedes lo saben: tarde o temprano (ojalá que no sea muy temprano), vamos a comer de aquella, y no va a alcanzar. Mientras tanto, nuestros vecinos siguen gozando una y parte de la otra a costillas de Venezuela, con los regalitos del que te conté, y cosas como la que vimos durante la cumbre del Celac, que en una reunión bilateral entre grupos brasileños y autoridades venezolanas, se firmó un lote de acuerdos, de los cuales todos, absolutamente todos, eran jugosos negocios (ventas) para los brasileños, y por supuesto, al final la señora Dilma se prodigó en loas para Venezuela y Esteban. Con una manguangua así, ¿quién no lo hace?
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