ALBERTO JOSÉ HURTADO B. | EL UNIVERSAL
domingo 7 de octubre de 2012 12:00 AM
Cuando la política cambiaria se utiliza para determinar la cantidad de moneda nacional que se debe entregar por una divisa a partir de una decisión autónoma del ente emisor de la economía, se recurre a un esquema cambiario fijo para el logro de: estabilidad de precios, anclando los precios domésticos a la evolución de los precios en el país donde se utiliza como moneda de curso legal la divisa que se intercambia; protección ante shocks internos de la economía; asegurar menores costos en la elaboración y formulación de proyectos de inversión de extranjeros; y para evitar la fuga de capitales.
La política económica así descrita conlleva, como en toda donde se fije un precio máximo de intercambio, a la distorsión de las relaciones entre oferentes y demandantes del bien que se transa, ocasionando exceso de demanda, que lleva al racionamiento del producto y a la aparición del mercado negro, de cuyo uso se generan alteraciones en los resultados que la política pretende obtener. En ese panorama, la utilización de dicho esquema cambiario sin ajuste alguno a lo largo del tiempo ocasiona, como ha ocurrido en el país desde 2003 hasta la actualidad, inefectividad de la política descrita por el grado de sobrevaluación de la moneda nacional.
Dicha sobrevaluación explica que con 4,30 bolívares se compra cada vez menos productos nacionales en comparación con lo que se puede comprar con un dólar en el extranjero. A referida conclusión se arriba estimando el tipo de cambio real como medida de competitividad de las economías del mundo: considerando la evolución de los precios domésticos y externos, así como el valor del tipo de cambio nominal, se divide el nivel de precios del resto del mundo ajustado a la tasa de cambio efectiva entre el nivel de precios domésticos, obteniéndose valores mayores, menores o iguales a la unidad. Es cuando el tipo de cambio real resulta menor a 1 que se identifica una moneda sobrevaluada.
El bolívar se encuentra sobrevaluado debido al valor fijo que tiene el tipo de cambio nominal y el continuo aumento de los precios domésticos (cualquier persona que desee comprobar esta hipótesis puede tomar el precio de algún smartphone en Estados Unidos o cualquier otra mercancía , convertirlo a bolívares utilizando el tipo de cambio de 4,30 bolívares por dólar, y dividir dicho resultado por el precio del mismo teléfono inteligente en Venezuela).
La evidente distorsión en el precio del mercado cambiario nacional explica una fortaleza artificial del bolívar, que ha ocasionado y seguramente seguirá generando hasta que no se corrija, un aumento insostenible del consumo, a través de las importaciones de productos relativamente más baratos; estragos al sector exportador, limitando las exportaciones de manufacturas locales; así como desempleo y crecimiento insostenible.
La política económica así descrita conlleva, como en toda donde se fije un precio máximo de intercambio, a la distorsión de las relaciones entre oferentes y demandantes del bien que se transa, ocasionando exceso de demanda, que lleva al racionamiento del producto y a la aparición del mercado negro, de cuyo uso se generan alteraciones en los resultados que la política pretende obtener. En ese panorama, la utilización de dicho esquema cambiario sin ajuste alguno a lo largo del tiempo ocasiona, como ha ocurrido en el país desde 2003 hasta la actualidad, inefectividad de la política descrita por el grado de sobrevaluación de la moneda nacional.
Dicha sobrevaluación explica que con 4,30 bolívares se compra cada vez menos productos nacionales en comparación con lo que se puede comprar con un dólar en el extranjero. A referida conclusión se arriba estimando el tipo de cambio real como medida de competitividad de las economías del mundo: considerando la evolución de los precios domésticos y externos, así como el valor del tipo de cambio nominal, se divide el nivel de precios del resto del mundo ajustado a la tasa de cambio efectiva entre el nivel de precios domésticos, obteniéndose valores mayores, menores o iguales a la unidad. Es cuando el tipo de cambio real resulta menor a 1 que se identifica una moneda sobrevaluada.
El bolívar se encuentra sobrevaluado debido al valor fijo que tiene el tipo de cambio nominal y el continuo aumento de los precios domésticos (cualquier persona que desee comprobar esta hipótesis puede tomar el precio de algún smartphone en Estados Unidos o cualquier otra mercancía , convertirlo a bolívares utilizando el tipo de cambio de 4,30 bolívares por dólar, y dividir dicho resultado por el precio del mismo teléfono inteligente en Venezuela).
La evidente distorsión en el precio del mercado cambiario nacional explica una fortaleza artificial del bolívar, que ha ocasionado y seguramente seguirá generando hasta que no se corrija, un aumento insostenible del consumo, a través de las importaciones de productos relativamente más baratos; estragos al sector exportador, limitando las exportaciones de manufacturas locales; así como desempleo y crecimiento insostenible.
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