En: http://www.lapatilla.com/site/2012/10/04/vladimiro-mujica-el-legado/
Vladimiro Mujica
A pocos días de una jornada histórica en la vida republicana de Venezuela, es quizás un momento adecuado para examinar la herencia de estos años. En esto, como en cualquiera otra cosa, la discusión parece estar dominada por la polarización.
Interrogado sobre el asunto un chavista convencido no dudara en retratar estos 14 años como una epopeya revolucionaria que ha despertado las mejores fuerzas de la sociedad venezolana bajo el liderazgo de Chávez. Consultado en la misma dirección, un antichavista duro responderá de inmediato que se ha destruido y empobrecido a la nación en una hecatombe de demagogia, autoritarismo y corrupción.
A pesar de que es inevitable, la polarización de pensamiento nos puede salir tan costosa como la polarización de acción. Ello es así porque nos impide ver no solamente cómo nos metimos en un bache histórico inmenso, sino, y esto es mucho mas importante, porque nos puede dificultar el tomar como sociedad las decisiones indispensables para evitar que nos ocurra otra vez algo similar.
Segundas oportunidades son poco comunes en las vidas de las personas y a veces también en la vida de las naciones. Sociedades e imperios que existieron durante siglos, terminaron por sucumbir a tragedias y dislocaciones internas de las cuales no pudieron recuperarse. También es cierto que a veces, y esa puede ser la fortuna de Venezuela, un país puede recuperarse inclusive de una guerra civil si llega a encontrar las fuerzas y el liderazgo para corregir su rumbo.
Es muy pronto para caracterizar el legado de la era chavista sin la pasión que oscurece el juicio histórico. Pero quizás habría que insistir en que cualquier análisis debería identificar a Chávez y el chavismo como productos genuinos de nuestra historia. O más bien como la manifestación más acabada, el arquetipo más elaborado de la que hace de la sociedad venezolana un ente difícil de gobernar.
Chávez es la mejor expresión del lado oscuro de Venezuela, y quizás por eso desarrolló una maravillosa capacidad de comunicación con nuestra gente. Nos identificamos con lo que se nos parece, y en una sociedad ayuna de una figura paternal fuerte el hombre a caballo llanero se convirtió en una especie de semidios de mucha de nuestra gente más humilde. Este quizás sea uno de los puntos más difíciles de asimilar para quienes pretenden ver a Chávez como un accidente inexplicable de nuestra historia.
Hay otros dos aspectos del legado de estos años que será imposible ignorar. Vivimos en un país mucho más politizado y donde ha avanzado lo que se ha dado en llamar el empoderamiento de la gente. A ello se le une que existe una interiorización social mucho más amplia de la pobreza. Ambos elementos pueden jugar un papel muy positivo en lo que viene si el gobierno de HCR y la sociedad venezolana en su conjunto los utilizan adecuadamente. Ignorarlos sería suicida porque así como durante los 14 años de Chávez la mitad de los venezolanos apostaba a su fracaso, durante los años por venir muchos de nuestros compatriotas jugarán al fracaso del próximo gobierno.
Por supuesto que el chavismo deja un país más corrupto, más pobre espiritual y materialmente, más violento y más enfrentado del que cayó en sus manos hace 14 años. Pero eso, aunque terrible, es recuperable si se avanza hacia un proyecto de país compartido donde quepan con comodidad las ideas y las prácticas de la libertad y la igualdad de oportunidades. De hecho, el temor a lo que hemos vivido estos años puede ser un poderoso incentivo para que finalmente dejemos de ser un país adolescente y nos tomemos en serio nuestro destino. Que esto se logre dependerá por supuesto de manera esencial del liderazgo que se articule alrededor de HCR, pero eso de por sí será insuficiente porque la verdadera fortaleza que permitió que ese liderazgo se apuntalara fue la unidad construida en un camino de muchísimas dificultades. Hasta ahora HCR ha sido muy cuidadoso en no presentarse como un candidato de su partido sino de toda la Venezuela democrática, pero eso debe terminar por convertirse en la norma de su gobierno.
Me doy cuenta de que estoy escribiendo dando por un hecho la victoria de HCR. No me arrepiento de ello a pesar de que entiendo perfectamente que existe un margen para que esto no ocurra. Si eso llegare a ser el caso, habremos de cualquier manera avanzado un trecho inmenso en la defensa de la libertad y la democracia. Por ahora prefiero pensar que tendremos realmente una oportunidad de corregir un error histórico monumental. Que los pueblos se equivocan, y a veces muy profundamente, ya debería estar claro para los venezolanos. El que HCR gane la elección el próximo domingo será tan sólo un paso, gigantesco por cierto, en devolverle al país la capacidad de reinventarse.
Ojala que no nos equivoquemos nuevamente.
No comments:
Post a Comment