Thursday, January 29, 2015

Advertenia: Los militares han tomado el poder en Venezuela

En: www.lasarmasdecoronel.blogspot.com


Gustavo Coronel
Nicolás Maduro está caído. Y Diosdado Cabello le sigue de cerca, debido a la investigación que se desarrolla actualmente en USA ligándolo con el narcotráfico, ahora junto con Hugo Carvajal, Henry Rangel Silva, Alcalá Cordones y Ramón Rodríguez Chacín, entre otros, mencionándose también a civiles como  El Aissami y Rafaél Ramírez.  El debilitamiento del sector político ha llevado a la fuerza armada a tomar el poder político en Venezuela, casi por “default”, por vacío de poder. Para todo efecto práctico Venezuela es hoy una dictadura militar con un títere en la presidencia, Nicolás Maduro, y un figurón tipo espanta pájaros, Diosdado Cabello que sirve de distracción.
El nuevo liderazgo político

En reciente conferencia dictada durante la graduación de oficiales y asimilados de la Fuerza Armada, ver: .@vladimirpadrinonoticias24.com/venezuela/noti…el Ministro de la Defensa y hombre fuerte de Venezuela, Vladimir Padrino López, ha dicho: “que se está enfrentando un conflicto que pretende arrebatar la independencia del país…”. Dijo estar emocionado al ver “a estos venezolanos y venezolanas que inicia el sendero glorioso de la profesión militar dispuesto al combate contra los intereses oscuros, muy poderosos que atacan a nuestra amada nación. Enfrentamos sin temor a equivocarme un conflicto de cuarta generación de carácter pluridimensional que basado en la guerra económica, psicológica, cibernética, entre otros campos, pretenden fragmentar la unidad de todo el pueblo y arrebatarnos el bien más preciado que hemos reconquistado después de 200 años, nuestra independencia nacional”. Y agregó:  “hemos visto como en los últimos tiempos, sectores, poderes que se mueven en la nación, en nuestro territorio (…), quieren dividir y destruir nuestra revolución bolivariana”.
Además, el ministro durante su discurso manifestó que “estos oficiales completarán los cuadros en diferentes unidades, con lo cual se incrementará indiscutiblemente nuestro apresto operacional, optimizando de este modo la efectividad en las… operaciones de combate para enfrentar cualquier amenaza interna o externa”.
Así hablaban Pérez Jiménez o Llovera Páez entre 1948 y 1958, antes de que el primero saliera corriendo despavorido con sus maletas llenas de dólares. Padrino López es la versión actual del perezjimenismo y habla de “nuestra revolución bolivariana”, sin siquiera disimular. Es un gorila.
La “revolución bolivariana” que maneja el  gorilismo venezolano del siglo XXI es el equivalente del “Nuevo Ideal Nacional” de los años1948-1958. Es la excusa para robar, mandar, reprimir, asesinar y torturar. Ahora con variantes más torvas: el narcotráfico y el contrabando de extracción en escala masiva, actividades que están terminando por desangrar al país.  
Esta es una “revolución” que comenzó a gestarse en la Academia Militar de Venezuela, la llamada Casa de los Sueños Azules (no me jodan), en la década de los 80, cuando ingresó allí Hugo Chávez Frías, controlado por Douglas Bravo a través de un tal “Harold” (Nelson Sánchez). Chávez estuvo conspirando por 20 años sin ser molestado, dentro y fuera de la AMV, pero no era el único. Esa Escuela Militar era un nido de intrigas, logias secretas y cursis, golpistas de izquierda y de derecha, supervisores cobardes o indiferentes, realmente una institución muy mediocre. Al menos, eso es lo que nos narra el General (r)  Carlos Peñaloza en su libro “El Delfín de Fidel”, por el cual pagué $25 + Shipping and Handling. La prolija narración de Peñaloza, la cual comentaré en detalle al terminar de leerla, nos confirma en la creencia de que el ejército venezolano ha sido una institución dañina para la nación, traidora en muchos casos, parasitaria siempre. Allí, al menos desde la década de los 80, se gestaban planes anti-democráticos por parte de cadetes y oficiales de derecha, a lo Carlos Santiago Ramírez o de izquierda, a lo Hugo Chávez, con la involuntaria complicidad de “bolivarianos” de salón o de oficiales brillantes pero indiferentes. Se dió el caso, dice Peñaloza, que un oficial, Ramón Santeliz Ruiz, era el estratega principal de ambos planes golpistas, algo propio de una película de Los Tres Chiflados. .  
Esta zarzuela trágica que era y es la fuerza armada le permitió a Chávez conspirar abiertamente por casi 20 años sin ser molestado, inclusive hasta protegido o tolerado por los paladines de la democracia, como Caldera y CAP.
 El tema preferido por los conspiradores izquierdistas y ñángaras siempre fue el “bolivarianismo”, el mismo que exhibe hoy el golpista Padrino López en su discurso. Con ese tema incorporaron progresivamente a decenas y centenares de cadetes y nuevos oficiales a las logias radicales de izquierda, coordinadas por lo que vino a llamarse el MBR200, Movimiento Bolivariano Revolucionario 200 (bicentenario del nacimiento de Simón Bolívar). En el tutelaje de Chávez compitieron Douglas Bravo y Fidel Castro, predominando Castro al final. Pero Chávez también tuvo mentores, protectores y cómplices de todo tipo para llevar a cabo sus actividades,aun entre los oficiales de mayor rango quienes no compartían sus tendencias traidoras. Lo dejaron hacer libremente, porque jugaba béisbol o cantaba corridos o recitaba a Florentino.  
El verdadero heredero de Chávez no era Maduro sino el ejército. Y ahora, ello sale a flote sin máscaras, debido al colapso de la presidencia de Maduro.

Es la Fuerza Armada la que mantiene la dictadura en Venezuela, con sus sus generales ahitos de riquezas y prebendas, ya decididos a mantenerse en el poder a como dé lugar, porque han roto todas las leyes de la nación y no tienen regreso. Venezuela ya debe saber a qué atenerse y lo que debe hacer para salir de este foso. Necesita hoy de un gran Frente Nacional, de venezolanos civiles y militares honestos y democráticos que le dé la pelea a los usurpadores y que cuente con el apoyo y la solidaridad de todas las fuerzas democráticas del hemisferio.    

Ojalá despierte la democracia hemisférica para dar esta gran batalla. 
 

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